Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


martes, 13 de diciembre de 2022

Adviento, tiempo para evangelizar.

La evangelización no tiene tiempo específico, sino que, es una actividad que la Iglesia realiza en todo momento. Pues la Iglesia existe para evangelizar y la evangelización es su identidad y razón de ser. Para ello, el tiempo de Adviento es para anunciar a Jesucristo. Es muy importante notar que, el Adviento es un tiempo de cuatro semanas que prepara a los fieles hacia la celebración del nacimiento espiritual de Jesucristo. Aunque el Adviento sea un tiempo que nos conduce a la celebración de la Navidad, es tiempo también para la evangelización por las siguientes razones:

Tiempo de espera al nacimiento del Salvador: El Adviento nos recuerda la espera histórica que el pueblo judío hizo al esperar la llegada del Mesías. Históricamente el Mesías nació en Belén. Ahora el pueblo cristiano espera el nacimiento de Jesucristo en los corazones, en las familias y en la realidad que le rodea. Por eso el Adviento es un tiempo para la evangelización, un tiempo para el anuncio de Jesucristo quien llega siempre a la puerta del corazon de cada creyente, de cada familia, de cada pueblo, de cada nación. Llega Cristo para reconciliar a los que nunca se han reconciliado, llega Cristo para unir a los divididos, llega Cristo para transformar a los pecadores en hijos de gracia de Dios, etc. Por eso, es el adviento es un tiempo propicio para la evangelización para que cada persona lo pueda recibir gozosamente en su vida personal y familiar.

Tiempo de conversión: El adviento es un tiempo propicio para la conversión. El cristiano siempre está invitado a la conversión, sobre todo, en este tiempo de adviento. De hecho, el Evangelio de segundo domingo de adviento lleva el mensaje de conversión: “Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos. (…) Éste es el que anunció el profeta Isaías, diciendo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos” (Mt 3, 1-12). La conversión es la transformación de la persona desde dentro, es decir, el cambio del ser, el cambio de actitudes y el cambio de mentalidades. La conversión tiene que ver con dejar el camino pecaminoso con el fin de que Jesucristo sea el centro de uno y obre en él. En este tiempo de adviento, la Palabra de Dios nos recuerda lo valioso de la conversión. Pues la conversión siempre nos hace creaturas nuevas e hijos predilectos del Señor.

Tiempo de salida misionera: El Adviento es el tiempo propicio para la salida misionera. La Iglesia existe para anunciar a Jesucristo. Así que la salida misionera es un elemento intrínseco del ser de la Iglesia. Jesucristo es el ejemplo de salida misionera, pues Él es el primer evangelizador (EN, no. 7). De Él siempre aprende la Iglesia a evangelizar y encarnar el evangelio a diferentes contextos de la humanidad. La salida misionera tiene como fin llegar a las personas, a los pueblos, a las familias para anunciarles la Buena nueva del Salvador del mundo. En este tiempo de adviento, la salida misionera tiene como fin recordar a los fieles la importancia de la natividad de Jesucristo en sus vidas. En una sociedad obsesionada por el consumismo, para algunos, la navidad significa solo salir a comprar, pasear, gastar. La celebración de la navidad cuyo centro es el  nacimiento de Jesucristo es algo incomprensible para muchas personas, inclusive entre algunos bautizados.  Para ello, este tiempo de Adviento es muy importante para salir a evangelizar.

Tiempo para promover la paz, el perdón y la reconciliación: El mundo está atravesado por dificultades en materia de paz, perdón y reconciliación. No hay paz en varios lugares del mundo, y varias personas viven con secuelas de guerras, violencias, odios y rencores. Esa realidad ha causado mucho derramamiento de sangre en varios lugares del mundo. El mundo necesita la paz. Varias personas necesitan reconciliarse con otros para vivir mejor. Incontables fieles necesitan ser ayudados a perdonar. El tiempo de adviento lleva siempre el mensaje de paz. Pues Jesucristo al que el mundo espera, es un Mensajero de paz. El adviento es un tiempo que invita a la gente a reconciliarse, a perdonarse y a vivir en paz. La paz, el perdón y la reconciliación son manifestaciones de la presencia de Dios. No habrá la mejor Navidad como la que se celebra en ambiente de paz.            

Tiempo para recordar a la gente que la Navidad es el nacimiento de Jesucristo en los corazones humanos, no tiempo para el reino del consumismo: Para algunas personas, al hablar de la navidad, se alude únicamente al consumismo, al paseo a los lugares turísticos, a la quema de castillos y pólvoras, entre otros. Varias personas no ponen mucha atención a la navidad como nacimiento espiritual de Cristo en la propia vida y familia. La Navidad se entiende más como una ocasión para gastar, consumir, alumbrar las casas, cuadras y ciudades. En este sentido, la navidad es un momento donde se desarrollan varias actividades sociales con fines lucrativos y entretenimiento. Sin embargo, la tarea evangelizadora de la Iglesia está para corregir esta mentalidad que muchas personas tienen. La navidad principalmente es una celebración que nos invita a dejar que nazca Cristo el Salvador en nuestra vida personal, familiar, comunitaria, empresarial, etc. Si bien son importantes los elementos exteriores que ponen de relieve el tiempo de navidad, no hay que perder de vista de que, el centro de navidad es Cristo quien nace siempre en la vida de las personas para transformarlas y para que en Él tengan vida en abundancia (Jn  10:10).

CONCLUSIÓN

La evangelización es la tarea que realiza siempre la Iglesia. En cada ciclo litúrgico de la Iglesia, el centro es Cristo. En cada ciclo litúrgico bien sea Adviento, Cuaresma, y tiempo Ordinario, la Iglesia anuncia a Cristo el Salvador, para que entre la gente sea conocido, amado y santificado.  

miércoles, 7 de septiembre de 2022

Practicas cotidianas que construyen la paz.

Se puede decir que la paz es el estado de tranquilidad y armonía en el cual, uno está sereno consigo mismo y con los demás. Se puede dar cuenta cuando la paz está presente en un lugar, y también cuando está ausente. La paz es la mayor causa de la felicidad de las personas de cada generación. Ella contribuye bastante al desarrollo, de tal manera que, donde no hay paz, es difícil que haya el desarrollo integral de las personas y la sociedad en general. Es importante notar que la paz se construye por todos. La paz se construye por personas, familias, profesionales, niños y adultos, a través de las prácticas cotidianas de la convivencia humana. Algunas de esas prácticas cotidianas que construyen la paz, las describo a continuación:

Aceptar a Jesucristo como Salvador: Aceptar a Jesús significa ponerle en el centro de nuestra vida, significa que Él es el camino, la verdad y la vida de uno, significa ser cristiano y aprender siempre de Él: “si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Rm 10:9). Aceptar a Jesús como Salvador implica decir sí a todo lo que Él dice. Implica la negación del camino pecaminoso de uno, implica la negación de los intereses personales e implica sacrificarse para encontrar la vida eterna que Cristo regala a los que creen en Él. Quien vive auténticamente la vida cristiana es siempre una persona de paz y contribuye enormemente al bienestar de los demás.

Cultivar la vida espiritual: La vida espiritual es la vida según el Espíritu, la existencia humana conducida por el Espíritu Santo dado a los creyentes. La vida espiritual es la vida cristiana en el sentido profundo de la vida en Cristo, es decir, en comunión con Cristo y según su palabra. La vida espiritual es la convicción de que los cristianos como hijos de Dios son guiados por el Espíritu Santo y viven según el Espíritu (Rom 8,14; Gál 5,25). La vida espiritual es vivir siempre en el camino de Dios y abandonarse completamente a Él. La vida espiritual conduce a uno a la conversión, ayuda a la persona a dejar el hombre viejo (Ef 4:22) y le conduce a vivir una vida nueva en el Espíritu. La vida espiritual ayuda a la persona a interpretar la realidad vivida con ojos de la fe. Ese camino espiritual contribuye enormemente a la construcción de paz, perdón y reconciliación.

Ser consciente de que cada uno es constructor de la paz: La paz se construye por personas, y le incumbe a cada persona el compromiso de construir la paz y la convivencia pacífica. Todos somos beneficiarios de la paz. Todos gozamos la paz cuando la hay, y todos sufrimos las consecuencias de guerras y violencias que dañan la tranquilidad en nuestros territorios. Por eso, cada uno es responsable de que en su territorio haya la paz, y ese compromiso contribuye a la construcción de una sociedad libre de violencias y guerras.

Reconocimiento de propios errores y pedir perdón: La equivocación hace parte de la vida humana. Por eso al equivocarse es importante pedir perdón. Es muy fundamental reconocer los propios errores ante la persona que le haya ofendido. Reconocer los propios errores y disculpase de ellos contribuye bastante a la paz ante los ofendidos, pues pedir perdón es una muestra de humildad. Pedir perdón y reconocer los propios errores aumenta la credibilidad y la confianza en la persona. Reconocer los propios errores y pedir perdón, significa tener la disposición de entablar nuevas relaciones, significa vivir pacíficamente con los demás y vivir una vida libre de rencores y resentimientos.

Solucionar los conflictos amigablemente: Es imposible que no haya conflictos en la vida de cada persona. Es imposible que no haya desacuerdos con las personas con las cuales uno vive, trabaja o se relaciona. A veces los conflictos son provocados por nuestra manera de ser, malentendidos, nuestra manera de ver el mundo y las formas de interpretar las cosas. Cualquier situación que provoca los conflictos, hay que solucionarla amigablemente. Solucionar los conflictos amigablemente es la manera evangélica de arreglar los problemas.

Evitar los chismes  y el lenguaje provocativo contra las personas: Muchos conflictos al interior de las familias, barrios, trabajos, y grupos de amigos, en gran parte, están causados por los chismes de los unos contra los otros. Los chismes provocan desconfianza, odios y resentimientos de unos contra otros. El Papa Francisco en incontables ocasiones ha dado la catequesis acerca del peligro de los chismes. Dice al respecto: “el diablo es el mayor chismoso. Siempre está diciendo cosas malas de los demás. Es el mentiroso que intenta dividir a la Iglesia. (…) por favor hermanos y hermanas, tratemos de no chismosear. (…) el chisme es una peste más fea que el Covid. Peor. Hagamos un esfuerzo. Nada de habladurías. Nada” (Papa Francisco, 06 de septiembre de 2020). Así que, evitar los chismes significa evitar las tensiones y provocaciones que puedan dañar la paz y la convivencia pacífica con los demás.

Evitar las venganzas: La venganza es la mayor causa de violencia y asesinatos en el mundo entero. Es importante notar que la venganza es una reprimenda que se ejerce sobre una persona o grupo de personas por una acción que es percibida como mala o dañina. La persona que se siente afectada decide vengarse, pensando que de esa manera repara el daño que le haya causado. La venganza en muchas veces produce cadena de violencia y odios interminables. Evitar las venganzas abre el camino de paz, perdón y reconciliación.

Reconocer y respetar la diversidad: La diversidad bien reconocida y respetada siempre contribuye a la paz y la convivencia pacífica. El ser humano es muy diverso, igual que la sociedad en que vivimos. Somos diversos en estratos sociales, diversos somos en creencias, somos diversos desde el punto de vista étnico, somos diversos en capacidades, somos diversos en genero, entre otros. Así que, la diversidad es una riqueza y algo positivo, pues el respeto de ella implica reconocer y promover activamente el valor igualitario de todas las personas  sin condescendencia. Por eso, el respeto a la diversidad como valor y riqueza contribuye enormemente a la construcción de la paz en cualquier sociedad.

El respeto de los derechos humanos: Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en la sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos. Donde los derechos de las personas son respetados siempre gozan de paz. Donde los derechos humanos son violados siempre hay tensiones, y se suele tener guerras y violencias.

Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad: La comprensión, tolerancia y solidaridad son elementos fundamentales que promueven la paz y la convivencia pacífica en cualquier sociedad. Ser comprensivo significa entender la realidad del otro, aceptar al otro como es, es decir con sus defectos y virtudes; ser tolerante es la capacidad de la persona de aceptar las opiniones, ideas, actitudes, formas de ser de otros, aunque no coincidan con las propias. Las personas tolerantes contribuyen bastante a la construcción de la paz. La solidaridad siempre es fruto de la madurez humana porque es el apoyo incondicional de uno a causas e intereses ajenos especialmente en situaciones difíciles. La persona solidaria alivia las tensiones de otros, causa alegría de otros y sus familias, y afianza la amistad sincera entre personas y comunidades. Así que, es importante cultivar como virtud propia la comprensión, la tolerancia y la solidaridad en el diario vivir de cada persona, pues son elementos imprescindibles para vivir en paz en la sociedad.

Conclusión

La paz es muy fundamental en la sociedad. Sin ella no podemos ser felices ni desarrollarnos integralmente como personas y como sociedad. Sin embargo, la tarea de construirla le corresponde a cada persona a través de las prácticas cotidianas de nuestro diario vivir.

miércoles, 24 de agosto de 2022

Elementos fundamentales para la salida misionera.

Antes de la Ascensión, Jesús dijo a sus discípulos: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda la criatura" (Mc 16, 15). El Señor Jesús envió a los discípulos de todo tiempo a evangelizar. Les envió a salir de sus fronteras hacia otras con el fin de anunciar la Buena Nueva que es Él mismo. La salida misionera es un mandato explicito de Jesucristo. Es un elemento concomitante a la tarea evangelizadora de la Iglesia y de todos los bautizados. Para realizar exitosamente la misión en salida, hay puntos esenciales que cada evangelizador tiene que tener en cuenta tal como los describo a continuación:

Amor a Jesús: El amor a Jesús es la primera condición para la salida misionera. El evangelizador sale únicamente para anunciar que Jesucristo es el Salvador del mundo. Sale para anunciar a Jesucristo especialmente a los que todavía no lo conocen (misión ad gentes) o a los que se han alejado de Él (Nueva Evangelización). Así que la salida misionera no tiene otro fin que anunciar que Jesucristo es siempre la fuente de alegría y luz para el hombre y la mujer de cada generación. Por eso, cada evangelizador debe ser un enamorado de Jesucristo, porque es enviado por la Iglesia para anunciarlo a la gente en cualquier lugar donde se encuentre. Sin embargo, es imposible anunciar a Jesucristo sin tener el amor profundo a Él. Pues nadie da lo que no tiene. El amor a Jesucristo es el elemento fundamental para la salida misionera con el fin de que, Cristo sea conocido y amado por aquellos que, tal vez, no lo conocen o por los que se ha alejado de la fe y de la Iglesia.

Aprender de Jesús: Jesucristo es el prototipo de la misión en salida. Él es el Enviado por excelencia de Dios Padre. Salía con frecuencia a las periferias y orillas para anunciar el mensaje de salvación. Iba con frecuencia a las sinagogas para encontrarse con la gente con el fin de anunciarle el mensaje de salvación. Visitaba a las familias para evangelizarlas, por ejemplo la casa de Marta y María (Lc 10: 38-42), la casa de Simón (Lc 7: 36-46), la casa de Leví (Lc 5:29-32), la casa de Pedro (Lc 4:38-39), la casa de Jairo (Lc 8:41-56), la casa Zaqueo (Lc 19:1-10), entre otras. La salida misionera caracterizaba el ministerio público de Jesucristo quien salía frecuentemente de una orilla a la otra, de un pueblo a otro y desde allí curó a los enfermos, sació el hambre de muchas personas, exorcizó a los endemoniados y perdonó los pecados de varias personas. Así que, el Maestro de la salida misionera es Jesucristo. Por eso, quien sale a misionar debe a aprender de Jesús. De Él se aprende la mejor pedagogía de la salida misionera, de Él se aprende como acercarse a los alejados de Dios, de Él se aprende a cercarse a los pobres, de Él se aprende a ser caritativo, de Él se aprende a consolar a los tristes, etc. Por lo tanto, cada evangelizador debe aprender de Jesús porque Él es el Maestro por excelencia de la misión en salida.

Aprender de los grandes evangelizadores de la Iglesia: El arte de evangelizar se puede aprender de los grandes evangelizadores que la iglesia ha tenido a lo largo de la historia. Ellos bebieron de la escuela de Jesús, modelo por excelencia de la salida misionera. De verdad son incontables los grandes evangelizadores que la Iglesia ha tenido, sin embargo, se puede destacar el ejemplo de algunos. Los apóstoles son los primeros ejemplos de la misión en salida. Ellos fueron los testigos oculares de las salidas misioneras de Jesucristo a diferentes sitios. Lo acompañaban en varias salidas misioneras que realizaba en varios lugares y dé Él aprendieron la pedagogía de la misión en salida. Después de la Ascensión del Señor, los apóstoles fueron dispersados en diferentes lugares donde evangelizaron y formaron las Iglesias locales: Pedro en Roma, Santiago el menor en Jerusalén, Andrés fue el fundador de la iglesia Bizancio, Pablo el gran misionero de los gentiles y fundador de las comunidades cristianas en Corinto, Tesalónica, Roma, Gálatas, Éfeso, entre otros. Todas esas iglesias se fundaron como fruto de la misión en salida.  A lo largo de la historia, la iglesia ha tenido muchos evangelizadores como santos Cirilo y Metodio, apóstoles de los eslavos, Mateo Ricci, san Francisco Javier, san Daniel Comboni, Cardenal Charles Martial Lavigerie, santa Madre Laura Montoya, san Juan Bosco, san Pedro Claver, beato José Allamano, entre otros. Además, se puede aprender de muchas comunidades religiosas misioneras tales como los misioneros de la Consolata, los misioneros combonianos, los misioneros de Africa, los Jesuitas, los Salesianos, los Agustinianos, los Javerianos de Palma, etc. Esos evangelizadores y las comunidades religiosas misioneras mencionadas, son ejemplos de la misión en salida y varias iglesias locales se establecieron como fruto de su obra evangelizadora.

Ser consciente de que la Iglesia es misionera: El Concilio Vaticano II a  través del Decreto Ad Gentes sobre la actividad misionera de la Iglesia, afirma que “La Iglesia peregrinante es misionera por su naturaleza, puesto que toma su origen de la misión del Hijo y del Espíritu Santo, según el designio de Dios Padre. La Iglesia es misionera porque su Fundador es el misionero del Padre (Jn 3: 17). La Iglesia y la misión son inseparables. Ella es la razón de ser de la Iglesia. Ella existe para evangelizar para que Cristo sea conocido en todos los pueblos y culturas del mundo. Esa conciencia de la misionariedad de la Iglesia hace que los misioneros ensanchen su horizonte hacia otras fronteras para anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Esa conciencia es la razón de la misión Ad Gentes que la Iglesia realiza en pro de los lugares donde Cristo todavía no está conocido y por la nueva evangelización para re-anunciar a Cristo entre aquellos que se han alejado de Él y de la Iglesia.

Ser consciente de que cada bautizado es misionero: El bautismo nos hace misioneros de Jesucristo. La tarea misionera es inherente al ser de todos los bautizados. Cada bautizado es misionero porque el mandato misionero de Jesucristo está dirigido a todos (Mt 28, 19-20). El mandato misionero no está restringido a un grupo de personas particulares, tampoco está referido únicamente a la jerarquía de la Iglesia, sino a todos los discípulos de Jesucristo. Cada bautizado es misionero, es decir, es enviado por el mismo Jesucristo para que anuncie que Él es el Salvador del mundo, y así sea conocido, amado y santificado. Cada hombre o mujer, joven o niño, puede anunciar perfectamente a Jesucristo con sus dones y carismas que Dios le ha concedido.

Ser consciente de que la fe crece dándola: La Enciclica Redemptoris Missio no. 2 aclara que “la fe se fortalece dándola”. Según la Carta a los Hebreros, “la fe es la garantía de las cosas que se esperan, la prueba de aquellas que no se ven” (Heb 11,1). ¿Y qué es lo que se espera? La salvación: “Esperamos la salvación por la fe mediante la acción del Espíritu” (Gal 5,5). La fe es entrega personal, el sometimiento total a Dios del entendimiento para creer, de la voluntad para practicar y del corazón para amar. Se trata, no solo de creer en algo sino de creer en Alguien, de creer a Dios y de creer en Dios. Hay que compartir la fe para crecer de una persona a la otra, de una frontera a la otra. Por eso los misioneros son mensajeros de la fe en el Señor.

Amor a la periferia: La periferia es el termino que se suele utilizar para referirse a los lugares apartados, lugares fuera del centro bien sea ciudades o lugares cómodos. En las periferias viven personas pobres, personas discriminadas, personas estigmatizadas, personas rechazadas por algunos en la sociedad, etc. Las condiciones en las periferias a veces son infrahumanas, etc. Las condiciones de vida a veces son precarias y las personas que viven ahí carecen de todo: oportunidades, vida digna, etc. Pocas personas quieren identificarse con las periferias. A veces algunos evangelizadores se identifican con las periferias. Para ello, el amor a las periferias es muy fundamental para la salida misionera. Para cualquier misionero, la periferia debe convertirse en un lugar privilegiado para el anuncio de Jesucristo quien dignifica a hombres y mujeres de  cada época, lugar y generación.

Opción preferencial por los pobres: La salida misionera está muy relacionada con la opción preferencial por los pobres. “Para la Iglesia, la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga su primera misericordia. Esta preferencia divina tiene consecuencia en la vida de fe de todos los cristianos, llamados a tener los mismos sentimientos de Jesucristo (Flp 2,59)” (EG, no. 198). Los pobres en muchas veces son olvidados y excluidos. Viven en lugares donde pocos quieren ir por la falta de comodidades en sus espacios. Son personas con las cuales algunos no quieren identificarse. Inclusive, algunos evangelizadores les cuesta ir a los lugares de los pobres. Sin embargo, todos los evangelizadores están llamados a tener una opción preferencial por los pobres, pues ellos son la primacía del Reino de Dios. Ellos son los preferidos de Jesucristo y son la razón de ser de la misión evangelizadora de la Iglesia.

Salir de esquemas estigmatizantes y miedos: La salida misionera exige renuncias, nos pide siempre dejar lo que se conoce y emprender un largo camino como Abraham a la tierra de Canaán (cfr. Gn 12, 1-6). Asimismo, exige salir de miedos y esquemas de estigmatización que a veces poseemos especialmente hacia los pobres y ciertas poblaciones. A veces son esquemas que hemos heredado de la sociedad donde vivimos o nacimos. El misionero que anuncia a Jesucristo a las poblaciones estigmatizadas, seguramente tiene que despojarse de esquemas estigmatizantes para poder anunciarles a Aquel que es autor de vida y salvación del mundo.

Ser consciente de que el anuncio de Cristo es apremiante hoy en todo el mundo: El misionero siempre es enviado por la Iglesia para anunciar a Jesucristo, vida y luz del mundo. Sin embargo, es importante que el misionero tenga en cuenta la realidad de la lejanía de Dios y la perdida de fe en muchos lugares del mundo. Vale notar que la mayor parte del mundo no conoce a Cristo: “El número de los que aún no conocen a Cristo ni forman parte de la iglesia aumenta constantemente; más aún, desde el final del Concilio, casi se ha duplicado” (RM, no. 3). En el mundo se aumenta cada día el número de los que se alejan de Dios, la secularización se ha apoderado de las venas de los bautizados, las familias católicas se han alejado de los valores cristianos, muchos templos han sido vendidos por la falta de feligreses, o han sido convertidos en supermercados. Esa realidad que el mundo vive requiere la evangelización y la nueva evangelización. Para los que no conocen a Cristo requieren la misión Ad gentes, y los que se han alejado de la fe y de la Iglesia, necesitan la Nueva Evangelización. Toda esa realidad requiere misioneros para que Cristo sea anunciado y conocido como fuente de vida y verdad para el mundo.

Conclusión

La salida misionera es la tarea de cada evangelizador. Ella es indudablemente inseparable del anuncio del Evangelio. Difícilmente puede crecer la fe sin la misión en salida. Para que la salida misionera sea exitosa, hay que aprender de Jesucristo, pues es el ejemplo por excelencia de la salida misionera. Hay que aprender tambien de los grandes evangelizadores que la iglesia ha tenido a lo largo del tiempo.

 

 

viernes, 22 de julio de 2022

Beato José Allamano y la espiritualidad de los misioneros de la Consolata.

 

Los misioneros y las misioneras de la Consolata tienen siempre su inspiración en el beato José Allamano. Se puede decir que, sin él es imposible hablar de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Él es la fuente del carisma que los identifica  en la Iglesia y es el fundador de dos institutos misioneros de la Consolata que han contribuido enormemente a la propagación de la fe en varios lugares del mundo. La espiritualidad que caracteriza a los misioneros y las misioneras de la Consolata tiene su fuente en el beato José Allamano. Su identidad en la Iglesia es la evangelización de los pueblos cuya espiritualidad se basa en las siguientes características descritas a continuación:

La misión Ad Gentes: La Misión ad gentes es la característica fundamental de cada misionero de la Consolata. La misión ad gentes es el carisma de los misioneros de la Consolata. De hecho, está bien claro en las Constituciones: “el Instituto es una familia de consagrados para la misión ad gentes por toda la vida” (Constituciones, No. 4). Las Constituciones del Instituto subrayan que “el fin que nos caracteriza en la Iglesia es la evangelización de los pueblos…este fin debe impregnar nuestra espiritualidad, guiar las opciones, cualificar la formación y las actividades apostólicas, orientar totalmente la existencia” (Constituciones, No. 5). La misión ad gentes es la identidad de los misioneros de la Consolata. Por la misión ad gentes, los misioneros de la Consolata están evangelizando en Africa, América, Asia y Europa, y siempre en los lugares donde pocos quieren estar. Asimismo, trabajan con grupos étnicos, emigrantes, y las situaciones existenciales con las cuales pocos quieren identificarse. La salida misionera es una característica de los misioneros de la Consolata muy unida a la misión ad gentes.  Por eso son enviados fuera de su país, continente e Iglesia de origen con el fin de anunciar a Cristo más allá de su propia frontera de origen.  

La espiritualidad eucarística: Según Lumen Gentium 11, la Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana".  Es importante notar que, "los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (Presbyterorum Ordinis no. 5). Los misioneros de la Consolata son eucarísticos por excelencia. La espiritualidad eucarística de los misioneros de la Consolata está heredada del beato José Allamano. En sus exhortaciones, el Fundador recomienda a los misioneros de la Consolata a celebrar con frecuencia la Eucaristía, y estar frecuentemente en la presencia del Santísimo Sacramento del Altar. La vida del misionero de la Consolata es “una vida eucarística” (Constituciones, No. 12). Solía decirles a los misioneros que “la misa es el tiempo más bello de nuestra vida; una sola bastaría para hacer feliz a quien llegue a celebrarla. Aunque tuviéramos que prepararnos durante quince o veinte años para celebrar una misa, ¡qué felices seriamos!” (Así los quiero, p. 210). Así que, la eucaristía es la fuente y vértice de la evangelización, es el centro al cual tiende toda la vida espiritual del misionero y de las comunidades y como consecuencia la razón profunda para vivir continuamente en acción de gracias.

La vida comunitaria-familiar: La vida comunitaria es una característica de los misioneros y misioneras de la Consolata. De hecho, el beato José Allamano lo decía claramente que el Instituto es una familia, es decir, los misioneros de la Consolata es una familia: “recuerden que el Instituto no es un colegio, tampoco un seminario, sino una familia. Son todos hermanos; deben vivir juntos, preparase juntos, para luego trabajar juntos durante toda la vida” (Así los quiero, p. 192). Las Constituciones del Instituto estipulan que “en el Instituto, familia reunida en el nombre del Señor, todos se sienten y se acogen como hermanos, se interesan los unos por los otros, viven la misión en unidad de intentos, hacen propias las alegrías, sufrimientos y esperanzas del Instituto, en cualquier parte donde éste esté y trabaje” (Constituciones, no. 15). Por el espíritu de familia del Instituto de la Consolata, los misioneros viven en comunidad, oran juntos, trabajan juntos y planean juntos las actividades pastorales para la evangelización de las comunidades. La vida comunitaria-familiar es la fuente de comunión fraterna y una característica que idéntica a los misioneros de la Consolata. Es tambien el aspecto central de la vida consagrada. La vida comunitaria es un valor primario para los misioneros de la Consolata, pues ella conlleva que los misioneros compartan los bienes espirituales, morales y temporales, igual participar en compromisos y observar las mismas normas de la vida.

La espiritualidad mariana: Los misioneros de la Consolata son marianos por excelencia. Ante todo, el Instituto lleva el nombre de la Virgen Consolata Madre de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Ella es la Patrona del Instituto, y por eso, “tenemos que estar felices de tenerla como Protectora y estar santamente orgullosos de que nuestro Instituto se llame La Consolata” (Así los quiero, pg 223). Para los misioneros de la Consolata la Virgen María es modelo de consagración a Dios, de escucha y oración. Para ello, los misioneros expresan su devoción en la celebración fervorosa de las fiestas marianas, en el rezo del rosario y en las demás formas de piedad mariana. Siempre a la Virgen Maria bajo la advocación de La Consolata los misioneros confían su apostolado.

Conclusión

El beato José Allamano es el padre de los misioneros y las misioneras de la Consolata. De él viene el carisma que los identifica en la Iglesia, es decir, la evangelización de los pueblos. La espiritualidad que identifica el ser y quehacer de los misioneros la definió el beato José Allamano. Así que, es importante conocer al beato José Allamano para entender el ser de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Así que, el beato José Allamano es el tronco de los misioneros y las misioneras de la Consolata.

 

 

 

viernes, 1 de julio de 2022

Elementos claves para la evangelización diaria.

La evangelización es una labor diaria. Pues la misión evangelizadora es la razón de ser de la Iglesia. También es el compromiso de la Iglesia y de cada bautizado. Eso significa que la Iglesia existe para evangelizar y cada bautizado es un evangelizador, pues le compete la tarea de anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Sin embargo, esta tarea evangelizadora, se realiza teniendo en cuenta algunos elementos como se muestra a continuación:

1.    PASIÓN Y ENTUSIASMO POR JESÚS: “El que permanece en mí y Yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada” (Jn 15, 1-8). La pasión por Jesús significa amarlo profundamente. Es un compromiso diario amarlo y considerarlo el punto de referencia de la vida de parte de quien lo anuncia. El evangelizador debe tener amor a Jesús, pasión y entusiasmo por Él. El amor, la pasión y el entusiasmo siempre son contagiosos. Ninguno puede atraer a la gente a Jesús si no está entusiasmado por Él. El entusiasmo crea interés y la pasión engendra pasión. Nadie puede dar lo que no tiene. Así que el entusiasmo por la evangelización empieza con la entusiasmo por Jesús. La pasión por Jesús engendra la pasión por querer anunciarlo a los demás, crea la pasión por salir más allá de las fronteras, crea las ganas de entregarse por la causa de ensanchar el reino de Dios a los demás.

 

2.    PASIÓN POR LA GENTE: Un elemento importantísimo para la evangelización es la pasión por la gente. La gente es el objetivo de la evangelización, pues ésta es dirigida a la gente para que conozca a Jesús y sea el centro de su vida. El anuncio de Jesucristo está dirigido a personas concretas con características peculiares de un lugar determinado. El prototipo de amor preferencial por la gente es Jesucristo. Por amor a la humanidad, se hizo hombre para mostrarnos el rostro misericordioso de Dios. Por amor a la gente Jesús alimentó a varios hambrientos, sanó a incontables enfermos, y los milagros que hizo estaban a favor de la gente. El mensaje del reino que predicó Jesús se dirigía a la gente invitándola a la conversión como condición para el reino de Dios. Así que, la pasión por la gente es conditio sine qua non para la evangelización diaria en la sociedad de hoy. Por amor a que la gente conozca a Jesús, los evangelizadores callejean la fe, por amor a la gente siempre la Iglesia construye escuelas, clínicas, comedores, etc., con el fin de proporcionar la educación, salud y alimentos a las personas necesitadas. La pasión por la gente es preocuparse de las dificultades que se enfrentan día a día y buscar la manera de solucionarlas. En fin, el amor a la gente es una condición imprescindible para la evangelización en cualquier lugar.

 

3.    PASIÓN POR LA VIDA: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn 10:10). Jesucristo es el paradigma de la pasión por la vida porque la salvación del ser humano era el objetivo de su misión. En su ministerio público, predicó el reino de Dios que es el reino de la vida para quien se adhiere a él. En innumerables ocasiones alimentó a miles de personas, curó las enfermedades de muchas personas, sacó los demonios para aliviar el sufrimiento de muchos poseídos, le devolvió la vida a los difuntos, salvó a la mujer, entres otros. Son manifestaciones de cómo el Señor Jesús optó preferencialmente por la vida de las personas. Por eso, en la evangelización debe haber la pasión por la vida. El evangelizador debe ser una persona que se apasiona por la vida de la gente, la promueve y la defiende de todo aquello que se presenta en contra de ella. La pasión por la vida significa ser la voz de los que no tienen voz, se trata de defender los derechos de los pobres y vulnerables de la sociedad, es trabajar por la justicia y reivindicar los derechos en pro de la vida, es abogar por la preservación del medio ambiente. Asimismo, la pasión por la vida es trabajar por la educación y el bienestar de los menos favorecidos de la sociedad. Es decir, la pasión por la vida es trabajar por un mundo mejor libre de hambre, analfabetismo, injusticia, violencia, etc. Así que, la opción por la vida de las personas es una opción evangelizadora que los evangelizadores debería realizar con frecuencia.

 

CONCLUSIÓN

La evangelización es un compromiso diario y permanente. Todo el tiempo la Iglesia evangeliza. Todo el tiempo los evangelizadores a través de sus dones y carismas anuncian a Jesucristo. A través de los planes pastorales de toda índole, la Iglesia a través de sus pastorales evangeliza para que Jesucristo sea conocido, amado y considerado el punto de referencia para las personas, familias y la sociedad en general.

 

martes, 21 de junio de 2022

Celebración de la Fiesta de la Consolata en Buenaventura

Para los misioneros y las misioneras de la Consolata, la fiesta de la Consolata es una celebración de valor inestimable. Al respecto dijo el beato José Allamano: “para nosotros, hijos e hijas de la Consolata, ¿es importante esta fiesta? ¡Es todo¡ (…) Si celebramos con intensidad de amor todas las fiestas de la Virgen, con cuánta más razón ésta que es nuestra fiesta, es decir nos pertenece de modo particular” (Así los quiero, p. 224).

Es por eso que el 20 de junio es un día especial, pues es la celebración de la fiesta de la virgen Consolata, Patrona de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Se celebra con intensidad esta fiesta porque Ella, según el beato José Allamano, es la verdadera Fundadora y Madre de los misioneros y las misioneras de la Consolata. En las palabras del beato José Allamano, La Consolata “es especialmente nuestra y tenemos que estar felices de tenerla como protectora, estar santamente orgullosos de que nuestro Instituto se llame La Consolata” (Así los quiero, p. 223). Esa es la razón de celebrar con entusiasmo y gozo la fiesta de la Consolata.

Como el resto de los misioneros de la Consolata en el mundo, los misioneros en Buenaventura celebraron con gozo la fiesta de la Consolata. Junto con la comunidad parroquial de san Martín de Porres se celebró la fiesta de manera inculturada. La eucaristía fue celebrada por el padre Lawrence Ssimbwa IMC y concelebrada por el padre Yeison Mosquera Mosquera, sacerdote de la Diócesis de Istmina-Tadó quien se prepara para una experiencia misionera en Costa de Marfil, África. La  celebración de la fiesta de la Consolata fue precedida por la novena que realizaron las pequeñas comunidades y ministerios de la parroquia de san Martín de Porres. Es importante notar que la misma comunidad parroquial se encargó de organizar perfectamente la fiesta patronal de los misioneros de la Consolata.

ELEMENTOS PARTICULARES DE LA FIESTA DE LA CONSOLATA EN 2022

Una fiesta celebrada después de la Conferencia de Murang’a 2

De 13 al 16 de junio, los misioneros y las misioneras de la Consolata se reunieron virtualmente para realizar la Conferencia misionera Murang’a 2. Después de 118 años desde que se realizó la Primera Conferencia de Murang’a en 1904 por los misioneros pioneros, los misioneros, las misioneras y los laicos misioneros de la Consolata se reunieron de manera virtual para reflexionar sobre el camino evangelizador en el mundo contemporáneo. Ese espacio virtual se llamó la Conferencia Murang’a 2. A diferencia de la primera Conferencia de Murang’a que sólo participaron 8 misioneros, está vez participaron alrededor de 630 misioneros y misioneras provenientes de 4 continentes. Con la iluminación del carisma Ad gentes, en la Conferencia Murang’a 2, se reflexionó sobre la misión consoladora de los misioneros y las misioneras de la Consolata en el mundo contemporáneo.

Por eso es una gracia celebrar la fiesta de la Consolata después de haber vivido la experiencia de la Conferencia Murang’a 2. Pues a la luz de esa Conferencia, varios misioneros y misioneras pudieron compartir en fraternidad y comunión su experiencia y reflexión acerca del ser y quehacer de los misioneros y las misioneras de la Consolata en el mundo actual.

Una fiesta celebrada en tiempo de menor riesgo de Covid-19.

No es secreto de que el 2020 y el 2021 fueron años muy duros en la historia de la humanidad por la pandemia de Covid-19. Fueron tiempos muy complicados para el quehacer pastoral de varios misioneros de la Consolata. Durante los mencionados años, en muchas comunidades, los misioneros celebraron la fiesta de la Consolata de forma privada, pues no podían celebrarla abiertamente con los fieles y amigos por el miedo de contagiarse y por las restricciones que los gobiernos civiles habían puesto. Ahora que este año el contagio de Covid-19 se ha bajado en varios lugares del mundo, los misioneros de la Consolata han podido celebrar la fiesta de su Patrona con el acompañamiento de los fieles y los grupos pastorales con que trabajan. En caso de Buenaventura, se celebró la fiesta de la Consolata con los fieles de la parroquia de san Martín de Porres, las pequeñas comunidades y los grupos apostólicos.

Una fiesta celebrada después de las elecciones presidenciales de Colombia.

Vale la pena mencionar que el 19 de junio, los colombianos por primera vez en la historia de la nación, eligieron a un presidente de izquierda en la persona de Gustavo Petro Urrego y Francia Márquez su formula vicepresidencial. El presidente electo de Colombia fue alumno del padre Salvador Medina, misionero de la Consolata y actual director de animación misionera juvenil vocacional de la Región Colombia. La vice presidenta electa, Francia Márquez en su lucha por las causas del pueblo afro, ha tenido un acercamiento con la pastoral afrocolombiana de Cali dirigida por el padre Venanzio Mwangi IMC. Así que, en Colombia se celebró la fiesta de la Consolata después de las elecciones presidenciales que fueron ganadas por uno que fue estudiante de un misionero de la Consolata en Zipaquira y la vicepresidente electa que ha tenido un acercamiento a la pastoral afrocolombiana de la Arquidiócesis de Cali dirigida por los misioneros de la Consolata.

Conclusión:

La Virgen Maria es la primera misionera de Jesucristo y Estrella de la evangelización. Pidamos a Ella que interceda por los misioneros y las misioneras de la Consolata quienes evangelizan en Colombia y en varios lugares del mundo.

 

viernes, 20 de mayo de 2022

El significado del Día de la Afrocolombianidad.

 

El 21 de mayo es la celebración del Día de la Afrocolombianidad. Es una fecha en la cual se conmemora anualmente la abolición de la esclavitud en Colombia que aconteció el 21 de mayo de 1851. Fue el presidente José Hilario López que decretó la abolición de la esclavitud en Colombia. Ya son 171 años desde que constitucionalmente declararon libres a todos los esclavizados que existían en el territorio colombiano. Es importante notar que, el Día Nacional de la Afrocolombianidad fue establecido en la ley 725 de 2001 y desde ese entonces, año tras año, se ha venido celebrando el Día de la Afrocolombianidad. Ahora bien, vale la pena hacernos la pregunta: ¿Qué significado tiene el Día de la Afrocolombianidad? La celebración de este día tiene mucha importancia, tanto a nivel nacional como al interno del pueblo afrocolombiano tal como se explica a continuación:

Una fecha liberadora: El 21 de mayo es una fecha en la cual se conmemora la liberación de la esclavitud del pueblo afro en Colombia. Es una fecha que no se puede olvidar. Podemos decir que, es la pascua del pueblo afrocolombiano. Así como el pueblo judío celebra siempre la fiesta de la Pascua para conmemorar su liberación de la esclavitud del Faraón en Egipto, así también el pueblo afrocolombiano celebra el día de la Afrocolombianidad para conmemorar la liberación de la esclavitud a la que fueron sometidos sus ancestros. Asimismo, es una pascua en el sentido de que, marcó el fin de la servidumbre de los africanos esclavizados y fue el umbral de un nuevo camino de la libertad del pueblo afro en Colombia. Para ello, es una fecha liberadora porque con aquél 21 de mayo de 1851, se inició la ruta para otras luchas por la consecución de la libertad, los derechos humanos y la justicia en pro del pueblo afrocolombiano.

Un recuerdo de la historia del pueblo afrocolombiano: El filósofo romano Cicerón dijo alguna vez que, la historia es la maestra de la vida. Ella nos hace ver de dónde venimos, donde estamos y hacia dónde vamos. Para ello, la celebración del día de la afrocolombianidad nos recuerda la historia del pueblo afrocolombiano. Nos ayuda a entender que la historia del pueblo afrocolombiano fue marcada por la servidumbre, explotación, injusticia y despojo de la dignidad humana de los africanos esclavizados. La esclavitud a la que fueron sometidos duró alrededor de 400 años. Por eso, la celebración de la afrocolombianidad es recordar esa historia no con dolor, sino como un acontecimiento inolvidable que hace parte de la memoria histórica del pueblo afrocolombiano. Esa historia inolvidable siempre inspira las luchas del mismo en materia de justicia, derechos humanos y libertad para las generaciones presentes y futuras.

Un aprecio a la valentía de los ancestros: El día de la Afrocolombianidad nos hace apreciar la valentía de los ancestros que lucharon y entregaron su vida por la liberación del pueblo afro que había sido esclavizado por varios años. La abolición de la esclavitud fue fruto de serie de luchas y rebeliones que duraron varios años. Fue fruto de entrega y derramamiento de sangre de incontables hombres y mujeres por la libertad del pueblo esclavizado. El ejemplo de ellos son los cimarrones y palenqueros que  lucharon contra los esclavistas con el fin de lograr la liberación de ellos mismos y de su pueblo. Uno de los logros de sus luchas fue la abolición de la esclavitud el 21 de mayo de 1851. Así que, la celebración del día de la Afrocolombianidad es una ocasión para apreciar a tantos hombres y mujeres quienes, a lo largo de la historia, han luchado siempre por la libertad y los derechos del pueblo afrocolombiano. Sus luchas, entrega y sacrificio configuraron el presente y el futuro del pueblo afrocolombiano.

El Día de la Herencia africana en Colombia: El 21 de mayo se conmemora la presencia de la herencia africana en Colombia. El pueblo afro es la herencia de los africanos que fueron esclavizados en Colombia. Su cultura y cosmovisión fueron heredadas por sus descendientes dispersos en diferentes lugares de Colombia. Así que, la celebración del Día de la Afrocolombianidad es reconocer lo que fue heredado de África que ha contribuido enormemente a la construcción de la colombianidad y la afrocolombianidad. La herencia africana en Colombia es un aporte a la construcción de una sociedad intercultural basada en el diálogo entre culturas diversas que habitan en la sociedad colombiana.

La defensa de la identidad del pueblo afrocolombiano: La celebración de la afrocolombianidad es un compromiso para  defender la identidad afrocolombiana. En este aspecto, es importante hacernos la pregunta: ¿qué lo que identifica al pueblo afrocolombiano?  Varios son los elementos que fundamentan la identidad del pueblo afro. El pueblo afrocolombiano está identificado con una historia común que se enraíza en los ancestros africanos que fueron esclavizados en Colombia. Ellos son la raíz del pueblo afrocolombiano. Sus luchas por la libertad y sueños de un pueblo consolidado hacen parte del proyecto actual y futuro del pueblo afrocolombiano. La cultura identifica también al pueblo afro. Por ejemplo la cultura afro del Pacifico colombiano se tipifica por la gastronomía, la música, los rito mortuorios, la alegría, la familia extensa, el uso de agua de socorro para los niños recién nacidos, entre otros. El arraigo al territorio hace parte de la identidad afrocolombiana. Es por eso que en algunos lugares del Pacifico colombiano, a los recién nacidos les ombligan para identificarlos con el territorio donde nacieron. Por lo tanto, la celebración del Día de la Afrocolombianidad tiene que ver con la defensa de la identidad afrocolombiana. La identidad afro es siempre una inspiración para neutralizar los desafíos que aquejan siempre al pueblo afrocolombiano.


Conclusión

La celebración de Afrocolombianidad significa la recuperación de la memoria histórica del pueblo afro, significa la defensa de la identidad del mismo y el aprecio de los ancestros que lucharon para que el pueblo afrocolombiano pudiera tener la libertad. Asi que la afrocolombianidad es una inspiración en la lucha por los derechos humanos, la justicia y la libertad del pueblo afrocolombiano.

sábado, 7 de mayo de 2022

El día de la madre, ocasión para reconocer el papel de la madre en la sociedad.

El día de la madre es uno de los días más celebrado en el mundo. Aunque varia de la costumbre de cada país, este día une a la sociedad en torno a una persona fundamental en la sociedad que es la madre. Es un día muy celebrado a nivel familiar, nacional e internacional. Es un día que une bastante a las familias, incentiva alegría y crea muchos lazos de amistad y familiaridad. Es un día que empuja el negocio por las compras que se realizan a favor de la madre.  Sin embargo, el día de la madre, a mi juicio,  debe significar mucho más que eso tal como argumento a continuación:

Ocasión de agradecer a la madre: Si bien no es el único momento en que se le puede agradecer, el día de la madre es una ocasión para agradecer a la madre por ser madre. Ella es dadora de vida, la primera maestra y formadora del ser humano. Toda persona humana debe la vida y la formación humana y espiritual a una madre. La madre siempre es muy fundamental en la crianza de los hijos, sobre todo, en cuanto la transmisión de los valores básicos a ellos. En la sociedad hay varias madres cabezas de hogar. Muchas de ellas fueron abandonadas por sus maridos y unas se enviudaron a la edad temprana, pero con la valentía asumieron el papel de madre y padre para sus hijos. Ellas siempre trabajan el doble para el sustento de sus hogares. De la madre se aprende amar, se aprende a perdonar, se aprende la solidaridad, se aprende a trabajar, entre otros valores. Para ello, el día de la madre nos da la oportunidad para agradecer a todas las madres del mundo por su valentía en la formación integral del ser humano.

Ocasión de reconocer el papel de la madre en las familias y la sociedad: Dijo el Papa Francisco que “una sociedad sin madres seria una sociedad deshumana”. El papel de la madre en la sociedad y en la familia es muy fundamental. La educación primigenia de cada persona la recibe de la madre. Los valores básicos que fundamentan la existencia de cada persona se recibe de la madre. Las madres inclusive en peores momentos saben testimoniar el amor, la ternura, la misericordia, la dedicación, la fuerza moral, entre otros. Ellas transmiten la práctica religiosa tanto en las familias como en la sociedad. Las prácticas religiosas como fe, oraciones, devociones,  obras de misericordia, se trasmiten por las madres de una generación a la otra. Así que, el día de la madre es una oportunidad para reconocer el papel de la madre en la sociedad y en las familias porque sin ellas, tanto  las familias como la sociedad serian lugares totalmente deshumanos.

Ocasión de reconocer la importancia de la madre en la Iglesia: Sin lugar a dudas, el papel de la madre en la Iglesia es de valor inestimable. La familia es el núcleo de la sociedad. La madre juega en la familia el papel de la transmisión de los valores cristianos a los hijos y a todo entorno familiar. Junto con su esposo, son los primeros catequistas que enseñan la fe en la familia. La madre irradia a la familia con los valores humanos y cristianos. Varias madres enseñan la fe en la Iglesia como catequistas, como miembros de las comunidades de base y grupos apostólicos, dan el testimonio de servicio al Señor a través de los ministerios a los que hacen parte. Tal como ella, la Iglesia tambien es madre y maestra. La Iglesia es madre porque alimenta a sus fieles con la Palabra de Dios y los sacramentos. Asimismo, la Iglesia tiene la responsabilidad de hacer el bien, de vencer el mal con la sobreabundancia del amor a Cristo.

Ocasión para fomentar la política pública en pro de la madre especialmente la pobre: Aunque haya algunas políticas públicas a favor de la mujer, en muchos países son pocas las políticas públicas directamente dirigidas a la madre, especialmente la pobre. Hoy en día hay muchas madres pobres cabezas de hogar que tienen la responsabilidad de madre y jefa de hogar. En muchos lugares son varias las madres pobres abandonadas por sus maridos y no tienen con que mantenerse económicamente. Para sobrevivir, quedan a la merced de los familiares, amigos y personas de buena voluntad.  Así que, al celebrar el día de la madre, es importante que el estado pueda pensar en políticas públicas a favor de las madres pobres con el fin de empoderarlas en todos los aspectos de la vida.

Ocasión para fomentar la pastoral a favor de la madre: La pastoral es la acción de la Iglesia para conducir a hombres y mujeres al conocimiento pleno de Jesucristo. Cada pastoral de la Iglesia tiene el objetivo de que en Cristo la persona sea dignificada y en Él tenga vida en abundancia (Jn 10:10). La pastoral en pro de la madre tendría el objetivo de promover la dignidad de la madre pobre, la madre anciana, la madre desamparada, etc.

Conclusión:

La celebración del día de la madre no puede reducirse solamente en celebraciones.  El día de la madre es una oportunidad para agradecer a la madre, reconocer el papel que juega en la formación integral del ser humano, reconocer su papel en la Iglesia y la enseñanza de la fe, fomentar las políticas públicas a favor de la madre y promover las pastorales en pro de la madre, sobre todo, la madre pobre.