Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


miércoles, 7 de septiembre de 2022

Practicas cotidianas que construyen la paz.

Se puede decir que la paz es el estado de tranquilidad y armonía en el cual, uno está sereno consigo mismo y con los demás. Se puede dar cuenta cuando la paz está presente en un lugar, y también cuando está ausente. La paz es la mayor causa de la felicidad de las personas de cada generación. Ella contribuye bastante al desarrollo, de tal manera que, donde no hay paz, es difícil que haya el desarrollo integral de las personas y la sociedad en general. Es importante notar que la paz se construye por todos. La paz se construye por personas, familias, profesionales, niños y adultos, a través de las prácticas cotidianas de la convivencia humana. Algunas de esas prácticas cotidianas que construyen la paz, las describo a continuación:

Aceptar a Jesucristo como Salvador: Aceptar a Jesús significa ponerle en el centro de nuestra vida, significa que Él es el camino, la verdad y la vida de uno, significa ser cristiano y aprender siempre de Él: “si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Rm 10:9). Aceptar a Jesús como Salvador implica decir sí a todo lo que Él dice. Implica la negación del camino pecaminoso de uno, implica la negación de los intereses personales e implica sacrificarse para encontrar la vida eterna que Cristo regala a los que creen en Él. Quien vive auténticamente la vida cristiana es siempre una persona de paz y contribuye enormemente al bienestar de los demás.

Cultivar la vida espiritual: La vida espiritual es la vida según el Espíritu, la existencia humana conducida por el Espíritu Santo dado a los creyentes. La vida espiritual es la vida cristiana en el sentido profundo de la vida en Cristo, es decir, en comunión con Cristo y según su palabra. La vida espiritual es la convicción de que los cristianos como hijos de Dios son guiados por el Espíritu Santo y viven según el Espíritu (Rom 8,14; Gál 5,25). La vida espiritual es vivir siempre en el camino de Dios y abandonarse completamente a Él. La vida espiritual conduce a uno a la conversión, ayuda a la persona a dejar el hombre viejo (Ef 4:22) y le conduce a vivir una vida nueva en el Espíritu. La vida espiritual ayuda a la persona a interpretar la realidad vivida con ojos de la fe. Ese camino espiritual contribuye enormemente a la construcción de paz, perdón y reconciliación.

Ser consciente de que cada uno es constructor de la paz: La paz se construye por personas, y le incumbe a cada persona el compromiso de construir la paz y la convivencia pacífica. Todos somos beneficiarios de la paz. Todos gozamos la paz cuando la hay, y todos sufrimos las consecuencias de guerras y violencias que dañan la tranquilidad en nuestros territorios. Por eso, cada uno es responsable de que en su territorio haya la paz, y ese compromiso contribuye a la construcción de una sociedad libre de violencias y guerras.

Reconocimiento de propios errores y pedir perdón: La equivocación hace parte de la vida humana. Por eso al equivocarse es importante pedir perdón. Es muy fundamental reconocer los propios errores ante la persona que le haya ofendido. Reconocer los propios errores y disculpase de ellos contribuye bastante a la paz ante los ofendidos, pues pedir perdón es una muestra de humildad. Pedir perdón y reconocer los propios errores aumenta la credibilidad y la confianza en la persona. Reconocer los propios errores y pedir perdón, significa tener la disposición de entablar nuevas relaciones, significa vivir pacíficamente con los demás y vivir una vida libre de rencores y resentimientos.

Solucionar los conflictos amigablemente: Es imposible que no haya conflictos en la vida de cada persona. Es imposible que no haya desacuerdos con las personas con las cuales uno vive, trabaja o se relaciona. A veces los conflictos son provocados por nuestra manera de ser, malentendidos, nuestra manera de ver el mundo y las formas de interpretar las cosas. Cualquier situación que provoca los conflictos, hay que solucionarla amigablemente. Solucionar los conflictos amigablemente es la manera evangélica de arreglar los problemas.

Evitar los chismes  y el lenguaje provocativo contra las personas: Muchos conflictos al interior de las familias, barrios, trabajos, y grupos de amigos, en gran parte, están causados por los chismes de los unos contra los otros. Los chismes provocan desconfianza, odios y resentimientos de unos contra otros. El Papa Francisco en incontables ocasiones ha dado la catequesis acerca del peligro de los chismes. Dice al respecto: “el diablo es el mayor chismoso. Siempre está diciendo cosas malas de los demás. Es el mentiroso que intenta dividir a la Iglesia. (…) por favor hermanos y hermanas, tratemos de no chismosear. (…) el chisme es una peste más fea que el Covid. Peor. Hagamos un esfuerzo. Nada de habladurías. Nada” (Papa Francisco, 06 de septiembre de 2020). Así que, evitar los chismes significa evitar las tensiones y provocaciones que puedan dañar la paz y la convivencia pacífica con los demás.

Evitar las venganzas: La venganza es la mayor causa de violencia y asesinatos en el mundo entero. Es importante notar que la venganza es una reprimenda que se ejerce sobre una persona o grupo de personas por una acción que es percibida como mala o dañina. La persona que se siente afectada decide vengarse, pensando que de esa manera repara el daño que le haya causado. La venganza en muchas veces produce cadena de violencia y odios interminables. Evitar las venganzas abre el camino de paz, perdón y reconciliación.

Reconocer y respetar la diversidad: La diversidad bien reconocida y respetada siempre contribuye a la paz y la convivencia pacífica. El ser humano es muy diverso, igual que la sociedad en que vivimos. Somos diversos en estratos sociales, diversos somos en creencias, somos diversos desde el punto de vista étnico, somos diversos en capacidades, somos diversos en genero, entre otros. Así que, la diversidad es una riqueza y algo positivo, pues el respeto de ella implica reconocer y promover activamente el valor igualitario de todas las personas  sin condescendencia. Por eso, el respeto a la diversidad como valor y riqueza contribuye enormemente a la construcción de la paz en cualquier sociedad.

El respeto de los derechos humanos: Los derechos humanos son normas que reconocen y protegen la dignidad de todos los seres humanos. Estos derechos rigen la manera en que los individuos viven en la sociedad y se relacionan entre sí, al igual que sus relaciones con el Estado y las obligaciones del Estado hacia ellos. Donde los derechos de las personas son respetados siempre gozan de paz. Donde los derechos humanos son violados siempre hay tensiones, y se suele tener guerras y violencias.

Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad: La comprensión, tolerancia y solidaridad son elementos fundamentales que promueven la paz y la convivencia pacífica en cualquier sociedad. Ser comprensivo significa entender la realidad del otro, aceptar al otro como es, es decir con sus defectos y virtudes; ser tolerante es la capacidad de la persona de aceptar las opiniones, ideas, actitudes, formas de ser de otros, aunque no coincidan con las propias. Las personas tolerantes contribuyen bastante a la construcción de la paz. La solidaridad siempre es fruto de la madurez humana porque es el apoyo incondicional de uno a causas e intereses ajenos especialmente en situaciones difíciles. La persona solidaria alivia las tensiones de otros, causa alegría de otros y sus familias, y afianza la amistad sincera entre personas y comunidades. Así que, es importante cultivar como virtud propia la comprensión, la tolerancia y la solidaridad en el diario vivir de cada persona, pues son elementos imprescindibles para vivir en paz en la sociedad.

Conclusión

La paz es muy fundamental en la sociedad. Sin ella no podemos ser felices ni desarrollarnos integralmente como personas y como sociedad. Sin embargo, la tarea de construirla le corresponde a cada persona a través de las prácticas cotidianas de nuestro diario vivir.