Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


sábado, 2 de marzo de 2024

La voz del Beato José Allamano sobre la Cuaresma.

La Cuaresma es un tiempo litúrgico de 40 días que empieza desde el miércoles de ceniza y termina el jueves santo antes de la celebración de la Víspera del Señor. La Cuaresma se centra en tres pilares espirituales: la oración, el ayuno y la caridad. Varios teólogos, pastoralistas, santos y beatos han realizado incontables reflexiones acerca de la importancia de Cuaresma en el seguimiento de Jesucristo. El beato José Allamano es uno de los que han reflexión profundamente sobre el tiempo litúrgico de cuaresma. Para él, la cuaresma tiene que ver con lo siguiente:

Un momento favorable: El beato José Allamano llama la cuaresma un tiempo favorable. Es importante notar que, algo es favorable porque beneficia, impulsa y favorece a algo o alguien. Pues la cuaresma es un tiempo favorable, porque “en él el Señor acepta encantado todo lo que hacemos, escucha nuestras suplicas más que en otros momentos. Por lo tanto debemos despertarnos, no dejarlo en vano” (Así los quiero, 109). Es decir, debemos valorar este tiempo cuaresmal para estar más unidos a Dios y pensar en Jesús. Asimismo, debemos utilizar esta oportunidad cuaresmal para “estar animados y no formar parte del grupo de los caminan a tientas” (Así los quiero, 109). Así que, la Cuaresma es un tiempo favorable para volver al Señor y dejarnos guiar por Él.

Un tiempo especial de penitencia y oración: La penitencia significa la conversión del pecador y designa el conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido. Por eso, el beato José Allamano nos recuerda que la cuaresma es un tiempo importante para la penitencia: “Nosotros no somos como aquellos santos que se alimentaban sólo de pan y agua. De todos modos, el espíritu de penitencia es necesario para acostumbrarse a las exigencias de la vida. El Señor ama los pequeños sacrificios, perennes, puntuales. El que no lo hace de una forma, debe hacerlo de otra forma. Además del ayuno de alimentos existe el de ojos, el de la imaginación y el del espíritu” (Así los  quiero, 110). Así que, la cuaresma es momento oportuno para frenar con la ayuda del Espíritu Santo las pasiones desordenadas en nuestra vida.

 Asimismo, la cuaresma es tiempo para crecer en oración. La oración es hablar con Dios, con Jesús, pero Él mismo nos enseñó que no se trata de hablar por hablar, sino que tiene que ver con entablar una relación de amigos que se conocen a fondo y se quieren. El beato José Allamano recalca mucho la importancia de oración: “Rezar  es necesario para vivir bien. Hay que vivir de la vida interior. Que cada una de nuestras acciones, espiritual o material, empiece en Dios y termine también en Él. Este es el espíritu que debe acompañarnos cada día y todos los días; solo así nuestra vida será toda del Señor” (Así los quiero, 241).  En relación con la cuaresma, José Allamano recomienda el rezo y la meditación del salmo 50 (miserere): “Esto es muy oportuno por ser un salmo penitencial, compuesto por David después de su pecado. Él nos enseña el temor, la esperanza, y los buenos propósitos. Examinémoslo y apliquémoslo a nosotros” (Así los quiero, 110).

Tiempo de crecimiento espiritual: La cuaresma es un tiempo para el crecimiento espiritual. No podemos hablar de crecimiento espiritual si no tenemos vida espiritual. El beato José Allamano explica este aspecto en relación con la cuaresma: “Cada uno, para su propio provecho espiritual, realice las aplicaciones que Dios le inspira” (Así los quiero, 111). El crecimiento espiritual es el proceso de volverse más y más como Jesucristo. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, el Espíritu Santo comienza el proceso de hacernos más como Jesús, conformándonos a su imagen. El crecimiento espiritual quizá está mejor descrito en 2 Pedro 1:3-8, donde se nos dice que mediante el poder de Dios todas las cosas nos han sido dadas para vivir una vida de piedad, la cual es el objetivo del crecimiento espiritual.