Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


viernes, 20 de octubre de 2023

Celebración de Jornada Mundial de las Misiones.

El penúltimo domingo del mes de octubre, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Misiones comúnmente llamada Domund. De hecho, la Jornada mundial de las misiones de 2023 se celebra el domingo 22 de octubre. Es importante notar que, el Domund fue instituido por el Papa Pío XI en 1926 y desde ese entonces, la Iglesia invita cada año en virtud del espíritu de unidad y universalidad, a una renovada conciencia de la responsabilidad de todos los bautizados en la difusión del evangelio. Para ello, la celebración de la Jornada Mundial de las misiones es sumamente importante por varias razones que describo a continuación:

 La Iglesia es misionera por naturaleza: La misión siempre es la identidad de la Iglesia. La evangelización es la razón de ser de la Iglesia y constituye un deber y un derecho de cada uno de sus miembros. Como discípulos y misioneros, el Señor nos llama a salir de nosotros mismos y a compartir con otros el tesoro de nuestra fe, un don que hemos de compartir con los que no lo han recibido aún, o con aquellos que lo han enfriado o perdido. De esto se beneficiará también la fe misma, pues se fortalece dándola (Enc. Redemptoris Missio, no. 2).

El domingo de las misiones es un momento para promover la misionariedad de la Iglesia. Es una oportunidad para dar a conocer el estado de las misiones de la Iglesia en todo el mundo. Pues  la misión universal de la Iglesia nos apremia cada vez más. Por lo tanto “no nos puede dejar indiferentes al saber que millones de hombres redimidos, como nosotros, por la sangre de Cristo, viven todavía sin conocer adecuadamente el amor de Dios. Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la Iglesia puede eludir el deber supremo de anunciar a Cristo a todos los pueblos. Dos terceras partes de la humanidad no conocen todavía a Cristo, y tienen necesidad de Él y de su mensaje de salvación” (Mensaje de Papa Juan Pablo II para Domund de1992).

Recordatorio de la vocación misionera de cada bautizado: Así como la Iglesia es misionera por la naturaleza, también sus miembros son discípulos misioneros de Jesucristo por naturaleza. Cada bautizado es misionero por excelencia. Por eso, la el Domingo mundial de las misiones es una oportunidad para incentivar a los fieles católicos a tomar la conciencia de la labor misionera de la Iglesia, de los miles y miles de misioneros que repartidos por los cinco continentes dan la vida por seguir el mandado de Cristo a sus discípulos: “Vayan por el mundo y proclamen el Evangelio a toda la creación” (cfr. Mc 16, 15). Ese mandato misionero de Jesucristo es tarea de todos y de cada bautizado. Por eso, la Jornada mundial de las misiones, y en realidad todo octubre misionero, es una llamada de atención para que todos nos movamos a amar y a apoyar la causa misionera de la Iglesia, no sólo con nuestra oración, sino también con la colaboración material y económica.

Colecta económica para las misiones: En el domingo mundial de las misiones se suele realizar unas colectas en todo el mundo a favor de la obra evangelizadora de la Iglesia. Es importante notar que, existen alrededor de 1.115 territorios de misión en el mundo, un 45% de toda la humanidad vive en estos territorios, un 37% de la Iglesia universal, es decir, la tercera parte de la Iglesia Católica; uno de cada tres bautismos, se celebra en zonas de misión y en ellos se desarrolla el 44% del todo el trabajo social y educativo. La Iglesia sostiene casi 27.000 instituciones sociales, que representan el 24% del total, y más de 119.000 instituciones educativas, que representan el 54%. Todos estos proyectos son financiados con los donativos recogidos en el Domund, por eso se pide la aportación de los fieles para las misiones.

Unas pinceladas del mensaje de Papa Francisco para Domund 2023.

En la misión, la Palabra de Dios ilumina y trasforma el corazón:El conocimiento de la Escritura es importante para la vida del cristiano, y todavía más para el anuncio de Cristo y de su Evangelio. De lo contrario, ¿qué trasmitiríamos a los demás sino nuestras propias ideas y proyectos? Y un corazón frío, ¿sería capaz de encender el corazón de los demás? Dejémonos entonces acompañar siempre por el Señor resucitado que nos explica el sentido de las Escrituras. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos trasforme, de modo que podamos anunciar al mundo su misterio de salvación con la fuerza y la sabiduría que vienen de su Espíritu” (Papa Francisco, mensaje de Domund 2023).

Jesús en la Eucaristía es el culmen y la fuente de la misión:Para dar fruto debemos permanecer unidos a Él (cf. Jn 15,4-9). Y esta unión se realiza a través de la oración diaria, en particular en la adoración, estando en silencio ante la presencia del Señor, que se queda con nosotros en la Eucaristía. El discípulo misionero, cultivando con amor esta comunión con Cristo, puede convertirse en un místico en acción. Que nuestro corazón anhele siempre la compañía de Jesús, suspirando la vehemente petición de los dos de Emaus, sobre todo cuando cae la noche: “¡Quédate con nosotros, Señor!” (cf. Lc 24, 29). (Papa Francisco, mensaje de Domund 2023).

 La eterna juventud de una Iglesia siempre en salida:Pongámonos de nuevo en camino también nosotros, iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros a Jesús Eucaristía, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad” (Papa Francisco, mensaje de Domund 2023).

 

Conclusión

En octubre misionero y en la celebración de la Jornada mundial de las misiones, la Iglesia nos exhorta como discípulos misioneros de Jesucristo a caer en la cuenta de que no podemos dejar que nuestra vida de fe, nuestra capacidad de gratitud y nuestra generosidad se apaguen por nuestro aislamiento personal, nuestro individualismo y nuestro egocentrismo. La celebración de Domund nos recuerda el compromiso de poner en práctica ese mandato de Jesús que desde nuestro bautismo nos hace ser misioneros en el mundo y nos llama a convertirnos en instrumentos de compasión, de misericordia y de amor.

 

jueves, 5 de octubre de 2023

07 de octubre: Memoria de beatificación del beato José Allamano.

Octubre es tradicionalmente conocido como el mes de rosario y el de las misiones. Sin embargo, para los misioneros y las misioneras de la Consolata, este mes tiene otra importancia, pues el 07 de octubre es la conmemoración de la beatificación del beato José Allamano. Es importante notar que el domingo 07 de octubre de 1990, el beato José Allamano fue beatificado en Roma por el Papa Juan Pablo II  junto con el entonces beato Aníbal María di Francia. Ya han transcurrido 33 años desde que el Padre y Fundador de los misioneros y las misioneras de la Consolata fue declarado y reconocido por la Iglesia como beato.

Vale la pena saber que uno es declarado beato gracias a las virtudes heroicas que vivió en vida y el proceso de beatificación tiene como finalidad la declaración de que la persona vivió las virtudes cristianas en grado heroico. Ese proceso es autorizado por el Santo Padre a las personas que piden poder venerar públicamente a un cristiano que consideran ejemplar, con la cual se les concede permiso para hacerlo.

Algunas palabras de la homilía del Papa Juan Pablo II en la ocasión de la beatificación de beato José Allamano.

En el día de la beatificación de José Allamano, el Papa Juan Pablo II a través de su homilía dijo algunas palabras respecto a él:

-          “En cada periodo de la historia, Dios suscita en la Iglesia ciertas personas, para que sean modelos del pueblo de Dios, a este grupo pertenecen los sacerdotes hoy proclamados beatos: José Allamano y Aníbal María de Francia” (párrafo no. 3)

-          “El beato José Allamano, sucediendo a su tío San José Cafasso, en la dirección del Convictorio eclesiástico de la Consolata, emuló su amor por los sacerdotes y su preocupación por su formación espiritual, intelectual y pastoral, actualizándola según las necesidades de los tiempos. No escatimó nada para que innumerables huestes de sacerdotes fueran plenamente conscientes del don de su vocación y estuvieran a la altura de su tarea. El mismo dio ejemplo, combinando el compromiso de santidad con la atención a las necesidades espirituales y sociales de su tiempo. En él estaba arraigada la profunda convicción de que “el sacerdote es ante todo un hombre de caridad”, “destinado a hacer el mayor bien posible”, a santificar a los demás “con el ejemplo y la palabra” con la santidad y la ciencia. La caridad pastoral-afirmó-exige que el presbítero “arda en celo por la salvación de sus hermanos, sin poner reservas ni vacilaciones en la dedicación propia” (párrafo no. 4)

-           “El canónigo Allamano sintió las palabras de Cristo dirigidas directamente a él: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15). Y para ayudar a dar tal impulso a la comunidad cristiana, permaneciendo siempre activo como sacerdote diocesano, fundó primero el Instituto de los Misioneros y luego el de los Misioneros de la Consolata, para que la Iglesia pudiera llegar a ser cada vez más "madre fecunda de hijos"., “viña” que da frutos de salvación” (párrafo 5).

-          “En el momento en que es contado entre los bienaventurados, José Allamano nos recuerda que para permanecer fieles a nuestra vocación cristiana debemos saber compartir los dones recibidos de Dios con nuestros hermanos de cada raza y de cada cultura; debemos anunciar a Cristo con valentía y coherencia a cada persona que encontramos, especialmente a quienes aún no lo conocen” (párrafo 5).

-          “¡Que los nuevos beatos brillen como modelos de santidad sacerdotal! La Iglesia los señala así, mientras se desarrolla la VIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos, llamada a examinar la importante cuestión de la formación de los sacerdotes en nuestro tiempo” (párrafo no. 8).

-          “¿Cómo no subrayar esta circunstancia providencial? De hecho, mientras los padres sinodales buscan las soluciones más adecuadas para un problema tan vital, nuestros beatos indican claramente la dirección a seguir. Su existencia, sus ejemplares experiencias apostólicas ofrecen luz a la investigación sinodal. Reiteran que el mundo, hoy como entonces, necesita sacerdotes santos, capaces de hablar al corazón del hombre moderno, para que se abra al misterio del Dios vivo. Necesita apóstoles generosos, dispuestos a trabajar con alegría en la viña del Señor” (párrafo no. 8).

-          “¡Para que vayáis y deis fruto”! La referencia a los trabajadores de la viña divina vuelve a la liturgia, es decir, a aquellos que fueron enviados por el Hijo Redentor, como los apóstoles. A quienes Cristo sigue llamando y enviando en todo tiempo y en todo lugar, como llamó y envió a estos dos sacerdotes que hoy la Iglesia ha elevado al honor de los altares: el beato José Allamano, el beato Aníbal María Di Francia. Su misión fue extraordinaria. Una misión que, sin embargo, exigía una profunda madurez de espíritu” ((párrafo no. 9)

-          “A los santos y beatos no les falta esta madurez, gracias precisamente al Espíritu de verdad dejado por Cristo a su Iglesia. Gracias al Espíritu de verdad, se hace consciente la certeza de que el mundo pertenece a Dios; gracias a él entendemos que la tierra es una viña de la que el hombre no puede apropiarse; la tierra le fue confiada con la tarea de cultivarla y perfeccionarla. Del Espíritu de verdad proviene esta conciencia y esta certeza: conciencia y certeza llenas de amor hacia el Creador y la creación, hacia Dios y hacia el hombre” (párrafo no. 9).

-          “Damos gracias por todos aquellos a quienes Cristo, Hijo-Redentor, sigue escogiendo para que vayan y den fruto. ¡Y que este fruto "renueve la faz de la tierra" (Sal 104, 30)! ¡Amén!” (párrafo no. 9).

Momento de agradecimiento al Señor

El 07 de octubre, memoria de la beatificación de José Allamano, es momento para agradecer al Señor por haber escogido al beato José Allamano como modelo de santidad en la Iglesia. Su vida de santidad ha iluminado a muchos en la iglesia y ha inspirado la evangelización de varios lugares en el mundo.

La conmemoración de la beatificación del beato José Allamano es momento para agradecer al Señor por el carisma Ad gentes heredado de él. La misión Ad gentes es la identidad propia de los misioneros de la Consolata y es la razón de ser de su presencia en la Iglesia.

Asimismo, la conmemoración de la beatificación del Fundador de los misioneros y las misioneras de la Consolata es momento para agradecer al Señor por el regalo de los Institutos misioneros tanto masculino como femenino. Los institutos misioneros fundados por el beato José Allamano han contribuido enormemente a la evangelización de varios pueblos en el mundo, han hecho surgir varias iglesias locales, han defendido la vida de innumerables pueblos y culturas, han promovido la defensa del medio ambiente, han construido escuelas y clínicas para promover la educación y salud de los pobres, entre otros. Todo ello es fruto de la espiritualidad misionera del beato José Allamano que ha inspirado siempre a los misioneros y misioneras de la Consolata en la evangelización y promoción humana.

 


lunes, 2 de octubre de 2023

Octubre, mes dedicado a la tarea misionera .

 

En todos los días, meses y años, la Iglesia lleva a cabo su tarea evangelizadora, pero octubre tiene una trascendencia especial por ser el mes de las misiones. Por eso, este mes es dedicado para promover la tarea misionera porque la misión es la razón de ser de la Iglesia. Es decir, ella existe para evangelizar. Todas las actividades de la iglesia tienen como fin anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Así que, el mes de octubre es para fortalecer la actividad misionera de la Iglesia y despertar la conciencia misionera en los fieles.

¿Por qué es importante la misión?

Porque la misión es el mandato del Señor: La misión siempre obedece al mandato misionero de Jesucristo: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo los que les he mandado” (Mt 28, 19-20). El mandato misionero de Jesús es la razón por la cual la misión es una tarea permanente  en la Iglesia. Ese mandato es la razón primordial de la misión ad extra y ad intra, es decir, la razón por la cual la Iglesia envía los misioneros a los países y continentes diferentes a los suyos, y al mismo tiempo, al interior de los territorios propios donde hay necesidades de evangelizar. El mandato misionero del Señor es la razón de la animación misionera que se realiza en todo el orbe con el fin de concientizar a los fieles acerca de las necesidades espirituales y materiales en los lugares de misión. Por lo tanto, el mandato misionero de Jesucristo hace que la misión evangelizadora sea importante y permanente en la Iglesia en cada época y generación.

Porque la misión es la razón de ser de la Iglesia: La Iglesia existe para evangelizar. Es decir, su tarea primordial y razón de ser es anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Por eso, la Iglesia y la misión son estrechamente unidas. No existe la iglesia sin la misión y tampoco puede existir la misión sin la Iglesia. La Iglesia es Sacramento universal de salvación, pues es signo e instrumento de Jesucristo, y signo de su presencia y de su acción salvadora. Él vive en ella y es la Iglesia que muestra la presencia y la obra de Jesucristo, el Salvador.

Las tareas que comprende la misión evangelizadora de la Iglesia son: el anuncio de Jesucristo y su evangelio, la formación y maduración de las comunidades eclesiales,  la promoción humana y la encarnación de los valores evangélicos en la sociedad.

Porque la misión es la tarea de cada bautizado: El bautismo nos configura siempre con Jesucristo Sacerdote, Rey y Profeta. Es por eso que cada bautizado es misionero. El mandato misionero de Jesucristo no excluye a nadie sino les incumbe a todos los miembros de la Iglesia: obispos, sacerdotes y los fieles. Cada uno evangeliza de acuerdo a su capacidad y dones que Dios le ha concedido. Cada bautizado está comisionado por Cristo a evangelizar. La respuesta afirmativa a ese mandato del Señor es el compromiso evangelizador de cada bautizado.

Como bautizados, tenemos la tarea misionera porque dentro de la Iglesia tenemos el derecho y deber de evangelizar a todas las gentes, somos signos de la presencia y de la acción de Jesucristo, somos instrumentos y  misioneros de Jesucristo para comunicar su verdad, amor y vida nueva, somos evangelizadores y animadores misioneros llamados a dar un especial impulso a la misión Adgentes y a la nueva evangelización.

Por eso octubre misionero es tiempo para:

Auto-evangelización: El mes de las misiones es una oportunidad para la auto-evangelización. La auto-evangelización es un proceso continuo para todos los discípulos de Jesucristo con el fin de dejarse iluminar incesantemente por el Evangelio. Por eso, octubre misionero le da a cada discípulo de Jesucristo la oportunidad de discernir su proceso de fe, crecer progresivamente al encuentro con el Señor, bien sea a nivel personal como familiar.

La auto-evangelización es la tarea de los discípulos de Jesucristo y debe aplicarse siempre a los agentes principales de la misión de la Iglesia: obispos, sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos, entre otros. Como bautizados, aunque estemos conscientes de nuestros compromisos bautismales, las consecuencias del pecado a veces nos alejan del camino del Señor. La auto-evangelización es muy importante en el mes de las misiones, pues es momento propio para crecer en la fe y renovar nuestra adhesión al Señor. Sin la presencia verdadera de Jesucristo en la propia vida, es difícil ser verdadero misionero, pues el misionero anuncia a Jesucristo, habla en nombre de Él y es enviado en nombre de Él a través de la Iglesia. 

Salida misionera: La salida misionera es un dinamismo que caracteriza a la Iglesia y a todos los evangelizadores. Por eso, octubre misionero es para promover la salida misionera. Hay que salir a manera de Jesús. La misión evangelizadora de la Iglesia está tipificada por la salida de un lugar al otro con el fin de anunciar la Buena Noticia, Jesucristo, Salvador del mundo.

Sin embargo, la salida del misionero o del evangelizador debe empezar con él mismo o ella misma. Para poder salir hacia los demás y las periferias, debe haber una salida de nuestras zonas de confort, una salida de nuestro orgullo, una salida de nuestras mentalidades mezquinas, una salida de encerramientos, miedos, etc. La salida de uno  mismo le permite salir hacia las periferias, hacia más allá de las fronteras, hacia las personas para compartirles la Buena Nueva, Jesucristo, único Salvador del mundo.

En el mes de las misiones, la salida misionera es la característica propia del discípulo misionero de Jesucristo. La salida misionera es la invitación que el Papa Francisco hace a los fieles: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG no. 20).

Callejear la fe: El mes de octubre es tiempo para callejear la fe, pues “la fe crece dándola” (RM no. 2). La razón para callejear la fe viene siempre del mandato misionero de Jesucristo: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que Yo les he mandado” (Mt 28, 18-20).

Callejear la fe no es una salida a pasear por los barrios o descubrir los lugares desconocidos, sino que significa salir en nombre de Jesús para evangelizar, significa contagiarle la fe de Jesucristo a los demás, significa hablar en nombre del Señor a las personas que se han alejado de Él o a las personas por algunas circunstancias su fe se ha enfriado. Callejear la fe es anunciar que Jesucristo es fuente de alegría y vida nueva para la humanidad de cada época y generación. Por lo tanto, callejear la fe es la manifestación del compromiso misionero de cada bautizado a manera de Jesucristo quien salía de ciudad a ciudad, pueblo a pueblo para proclamar el Reino de Dios.

Animación misionera: El mes de las misiones es tiempo para la animación misionera. La animación misionera tiene como objetivo despertar el espíritu misionero en todos los fieles. Aunque la animación misionera no se realiza sólo en octubre, en el mes de las misiones la intensifican más con el fin de avivar la consciencia misionera en los bautizados y recordarles su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia.

A través de la animación misionera se informa a los fieles acerca del estado de las misiones en el mundo entero, de sus necesidades y la urgencia de participar activamente en ella. La animación misionera estimula el fervor misionero de los fieles, promueve las vocaciones misioneras y la cooperación misionera espiritual por medio de oración y el ofrecimiento de sacrificios por las misiones y los misioneros en toda la iglesia. Asimismo, la animación misionera promueve la cooperación misionera material a través de la cual se solicita la ayuda económica a favor de las misiones.

Conclusión

El mes de octubre es misionero por excelencia. La misión de la Iglesia y de todos los discípulos misioneros de Jesucristo siempre se fundamenta en la comunión y participación de la verdad, el amor y la vida de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Vale la pena impulsar la misión en el mes de octubre porque ella es la que renueva nuestra identidad cristiana, nos devuelve nuestro entusiasmo, nos ayuda a superar las dificultades en nuestra comunidad y nos hace participar en la salvación de Jesucristo.