Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


lunes, 2 de octubre de 2023

Octubre, mes dedicado a la tarea misionera .

 

En todos los días, meses y años, la Iglesia lleva a cabo su tarea evangelizadora, pero octubre tiene una trascendencia especial por ser el mes de las misiones. Por eso, este mes es dedicado para promover la tarea misionera porque la misión es la razón de ser de la Iglesia. Es decir, ella existe para evangelizar. Todas las actividades de la iglesia tienen como fin anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Así que, el mes de octubre es para fortalecer la actividad misionera de la Iglesia y despertar la conciencia misionera en los fieles.

¿Por qué es importante la misión?

Porque la misión es el mandato del Señor: La misión siempre obedece al mandato misionero de Jesucristo: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo los que les he mandado” (Mt 28, 19-20). El mandato misionero de Jesús es la razón por la cual la misión es una tarea permanente  en la Iglesia. Ese mandato es la razón primordial de la misión ad extra y ad intra, es decir, la razón por la cual la Iglesia envía los misioneros a los países y continentes diferentes a los suyos, y al mismo tiempo, al interior de los territorios propios donde hay necesidades de evangelizar. El mandato misionero del Señor es la razón de la animación misionera que se realiza en todo el orbe con el fin de concientizar a los fieles acerca de las necesidades espirituales y materiales en los lugares de misión. Por lo tanto, el mandato misionero de Jesucristo hace que la misión evangelizadora sea importante y permanente en la Iglesia en cada época y generación.

Porque la misión es la razón de ser de la Iglesia: La Iglesia existe para evangelizar. Es decir, su tarea primordial y razón de ser es anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Por eso, la Iglesia y la misión son estrechamente unidas. No existe la iglesia sin la misión y tampoco puede existir la misión sin la Iglesia. La Iglesia es Sacramento universal de salvación, pues es signo e instrumento de Jesucristo, y signo de su presencia y de su acción salvadora. Él vive en ella y es la Iglesia que muestra la presencia y la obra de Jesucristo, el Salvador.

Las tareas que comprende la misión evangelizadora de la Iglesia son: el anuncio de Jesucristo y su evangelio, la formación y maduración de las comunidades eclesiales,  la promoción humana y la encarnación de los valores evangélicos en la sociedad.

Porque la misión es la tarea de cada bautizado: El bautismo nos configura siempre con Jesucristo Sacerdote, Rey y Profeta. Es por eso que cada bautizado es misionero. El mandato misionero de Jesucristo no excluye a nadie sino les incumbe a todos los miembros de la Iglesia: obispos, sacerdotes y los fieles. Cada uno evangeliza de acuerdo a su capacidad y dones que Dios le ha concedido. Cada bautizado está comisionado por Cristo a evangelizar. La respuesta afirmativa a ese mandato del Señor es el compromiso evangelizador de cada bautizado.

Como bautizados, tenemos la tarea misionera porque dentro de la Iglesia tenemos el derecho y deber de evangelizar a todas las gentes, somos signos de la presencia y de la acción de Jesucristo, somos instrumentos y  misioneros de Jesucristo para comunicar su verdad, amor y vida nueva, somos evangelizadores y animadores misioneros llamados a dar un especial impulso a la misión Adgentes y a la nueva evangelización.

Por eso octubre misionero es tiempo para:

Auto-evangelización: El mes de las misiones es una oportunidad para la auto-evangelización. La auto-evangelización es un proceso continuo para todos los discípulos de Jesucristo con el fin de dejarse iluminar incesantemente por el Evangelio. Por eso, octubre misionero le da a cada discípulo de Jesucristo la oportunidad de discernir su proceso de fe, crecer progresivamente al encuentro con el Señor, bien sea a nivel personal como familiar.

La auto-evangelización es la tarea de los discípulos de Jesucristo y debe aplicarse siempre a los agentes principales de la misión de la Iglesia: obispos, sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos, entre otros. Como bautizados, aunque estemos conscientes de nuestros compromisos bautismales, las consecuencias del pecado a veces nos alejan del camino del Señor. La auto-evangelización es muy importante en el mes de las misiones, pues es momento propio para crecer en la fe y renovar nuestra adhesión al Señor. Sin la presencia verdadera de Jesucristo en la propia vida, es difícil ser verdadero misionero, pues el misionero anuncia a Jesucristo, habla en nombre de Él y es enviado en nombre de Él a través de la Iglesia. 

Salida misionera: La salida misionera es un dinamismo que caracteriza a la Iglesia y a todos los evangelizadores. Por eso, octubre misionero es para promover la salida misionera. Hay que salir a manera de Jesús. La misión evangelizadora de la Iglesia está tipificada por la salida de un lugar al otro con el fin de anunciar la Buena Noticia, Jesucristo, Salvador del mundo.

Sin embargo, la salida del misionero o del evangelizador debe empezar con él mismo o ella misma. Para poder salir hacia los demás y las periferias, debe haber una salida de nuestras zonas de confort, una salida de nuestro orgullo, una salida de nuestras mentalidades mezquinas, una salida de encerramientos, miedos, etc. La salida de uno  mismo le permite salir hacia las periferias, hacia más allá de las fronteras, hacia las personas para compartirles la Buena Nueva, Jesucristo, único Salvador del mundo.

En el mes de las misiones, la salida misionera es la característica propia del discípulo misionero de Jesucristo. La salida misionera es la invitación que el Papa Francisco hace a los fieles: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG no. 20).

Callejear la fe: El mes de octubre es tiempo para callejear la fe, pues “la fe crece dándola” (RM no. 2). La razón para callejear la fe viene siempre del mandato misionero de Jesucristo: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que Yo les he mandado” (Mt 28, 18-20).

Callejear la fe no es una salida a pasear por los barrios o descubrir los lugares desconocidos, sino que significa salir en nombre de Jesús para evangelizar, significa contagiarle la fe de Jesucristo a los demás, significa hablar en nombre del Señor a las personas que se han alejado de Él o a las personas por algunas circunstancias su fe se ha enfriado. Callejear la fe es anunciar que Jesucristo es fuente de alegría y vida nueva para la humanidad de cada época y generación. Por lo tanto, callejear la fe es la manifestación del compromiso misionero de cada bautizado a manera de Jesucristo quien salía de ciudad a ciudad, pueblo a pueblo para proclamar el Reino de Dios.

Animación misionera: El mes de las misiones es tiempo para la animación misionera. La animación misionera tiene como objetivo despertar el espíritu misionero en todos los fieles. Aunque la animación misionera no se realiza sólo en octubre, en el mes de las misiones la intensifican más con el fin de avivar la consciencia misionera en los bautizados y recordarles su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia.

A través de la animación misionera se informa a los fieles acerca del estado de las misiones en el mundo entero, de sus necesidades y la urgencia de participar activamente en ella. La animación misionera estimula el fervor misionero de los fieles, promueve las vocaciones misioneras y la cooperación misionera espiritual por medio de oración y el ofrecimiento de sacrificios por las misiones y los misioneros en toda la iglesia. Asimismo, la animación misionera promueve la cooperación misionera material a través de la cual se solicita la ayuda económica a favor de las misiones.

Conclusión

El mes de octubre es misionero por excelencia. La misión de la Iglesia y de todos los discípulos misioneros de Jesucristo siempre se fundamenta en la comunión y participación de la verdad, el amor y la vida de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Vale la pena impulsar la misión en el mes de octubre porque ella es la que renueva nuestra identidad cristiana, nos devuelve nuestro entusiasmo, nos ayuda a superar las dificultades en nuestra comunidad y nos hace participar en la salvación de Jesucristo.

 

 

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