Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


lunes, 30 de enero de 2023

La misión Adgentes en un mundo que cambia.

El mundo cambia pero la misión nunca cambia, pues el anuncio del Evangelio es la razón de ser de la Iglesia. Para ello, la misión Adgentes, “se trata de una actividad primaria de la Iglesia, esencial y nunca terminada” (Redemptoris Missio, no. 31). La misión Adgentes indica el primer anuncio del evangelio, la fundamentación o implantación de la Iglesia en los diversos pueblos, la puesta en práctica de la realidad de la Iglesia sacramento universal de salvación. La misión no es algo añadido a la comunidad eclesial, ni tampoco una de tantas acciones que debe realizar, sino toda su razón de ser, su misma naturaleza (AG 2). “La Iglesia existe para evangelizar” (EN 14). “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la buena noticia a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad” (EN 18). Sin embargo, no es nada fácil hoy llevar a cabo la obra evangelizadora, dado los cambios que el mundo experimenta en todos los aspectos de la vida.

Los retos actuales de la sociedad a la evangelización.

Es importante notar que la evangelización hoy no es nada fácil aunque no es imposible. Hay que tener en cuenta los desafíos a la hora de emprender la obra evangelizadora, pues cada momento de la historia plantea exigencias y retos a la evangelización. Para ello, a la hora de emprender la evangelización, es importante que el evangelizador tenga presente los desafíos que generalmente el mundo de hoy presenta. Así que, el hombre de hoy, sujeto de la evangelización, está influenciado por varios elementos que algunos de los cuales son desafíos a los evangelizadores:

La influencia del posmodernismo: El posmodernismo es un movimiento cultural, artístico y filosófico que establece como nuevas formas de comportamiento el consumismo y el individualismo. Para el hombre posmoderno, prima el individualismo sobre el bienestar general. Es decir, lo más importante es el bienestar personal que el bienestar de la comunidad. Asimismo, en el mundo posmoderno de hoy, se prevalece el consumismo, debido a la expansión del capitalismo y la creación de nuevas necesidades. Los valores del posmodernismo se contraponen con los valores del evangelio. El evangelio siempre enseña los valores de compartir con los demás, de mirar el bienestar del prójimo, de amor, de perdón y reconciliación, etc. El evangelio conduce al hombre a confiar plenamente en Dios, mientras el posmodernismo conduce al hombre a centrarse en sí mismo, es decir, de endiosarse. Para ello, resulta difícil la evangelización en la sociedad posmoderna, debido a sus valores que descarrían fuertemente el ser y quehacer del ser humano en la sociedad contemporánea.

La Secularización: La secularización es el proceso en el cual una persona, una institución o una sociedad aleja la doctrina religiosa a la cual pertenecía. En este sentido, se seculariza cuando uno se hace más civil y menos religioso o teológico. En términos históricos, la secularización atravesó la sociedad occidental entre los siglos XVI y XVII, consecuencia del colapso del orden religioso medieval y advenimiento de la modernidad. La diferencia entre una sociedad secular y una sociedad religiosa es que en la primera la religión y la Iglesia no juegan un papel central en la conducción de sus asuntos internos.

La secularización ha afectado enormemente la obra evangelizadora de la Iglesia. Sus efectos culturales han creado una distancia espiritual en las nuevas generaciones en relación con la Iglesia, con  la mentalidad cristiana y con el evangelio de Jesucristo; todo ello, hace muy difícil la educación religiosa de los jóvenes. Los jóvenes no ven la importancia de lo que se les dice, no son capaces de valorarlo, les parece aburrido, inútil, molesto. No les interesa, no les atrae, no les dice nada. No entra en su mundo de valores, de intereses, de proyectos. Están en otro mundo cultural, antropológico, moral. Los padres, incluso los que son practicantes y devotos, no saben cómo hablarles de Dios, los sacerdotes y los catequistas tampoco. Se hace muy difícil la verdadera comunicación, resulta casi imposible despertar en ellos el interés por el anuncio de la Buena Nueva que es la presencia y la cercanía del amor de Dios Padre y Salvador.

El espíritu de la secularización ataca directamente a la fe, no tanto en sus contenidos sino en la firmeza de la adhesión.  La fuerza de la cultura de la increencia a veces impresiona a los creyentes, les hace dudar de la verdad de su fe, y por eso mismo de la fuerza humanizadora y salvadora de la fe. Una fe insegura ya no es capaz de justificar renuncias, ofrecimientos y dedicaciones. Con una fe debilitada por la seducción de los bienes de este mundo no habrá nunca vocaciones para la vida consagrada ni cristianos seglares disponibles para el apostolado. Por eso, la fuerza de la secularización presenta hoy un enorme reto para la obra evangelizadora de la Iglesia.

El Avance tecnológico: Hoy en día, la tecnología ha avanzado enormemente. El avance tecnológico ha hecho que el mundo sea como una aldea. Por la tecnología la información corre rápido, la obra manual ha sido sustituido, en gran parte, por las maquinas, etc. El internet y las redes sociales como facebook, Whatsapp, Instagram, Twitter, páginas web, han hecho que la información corra rápida y se circule de forma inmediata a todo el mundo. Varias personas tienen acceso al computador y al celular y eso les permite estar conectado con el resto del mundo.

Aunque la tecnología ha ayudado, en gran medida, a la propagación de la fe, ha causado tambien unos desafíos a la evangelización. A los pobres que no tienen acceso a computadores, teléfonos inteligentes e internet, les resulta difícil tener acceso a los procesos evangelizadores por medio de la tecnología. Para algunas personas, la tecnología les ha cambiado el pensamiento en relación con la participación presencial en la eucaristía y la formación sacramental, dada la mentalidad en algunos fieles de que, todo se puede participar virtualmente a través de televisores y celulares inteligentes. A los de la de edad avanzada, no todos son capaces de manejar la tecnología. Inclusive algunos evangelizadores que no saben utilizar bien la tecnología, les resulta difícil llegar a las personas a través de las redes sociales. Por la tecnología, han cambiado las relaciones interpersonales, y también  la relación del hombre con la naturaleza y la sociedad. El hombre de la tecnología mide todo en términos de eficacia. Los valores de solidaridad y dialogo interpersonal pasa al segundo plano. Por el avance tecnológico, muchas personas especialmente a los ricos no les interesan conocer a Dios ni confiar en Él, pues por la mentalidad de que el hombre es capaz de todo.  

La carencia de la fe en las familias: Se suele decir que la familia es la Iglesia domestica y núcleo de la sociedad. La familia es la Iglesia domestica en la medida que profesa auténticamente la fe en Jesucristo. Es Iglesia domestica si sus miembros viven la vida sacramental y pone a Jesucristo como centro de su vida cotidiana. Los catequistas fundamentales de la familia siempre son los padres. Sin embargo, hoy en día, son pocas las familias donde es fuerte la fe católica. Son muchas las familias cuyos miembros no se identifican plenamente con las enseñanzas de la Iglesia. Son muchas las familias cuyos miembros simplemente se reconocen católicos bautizados pero no practicantes. La ausencia de la fuerza de la fe en las familias ha contribuido a la escasez de las vocaciones sacerdotales y a la vida consagrada. La ausencia de la fe en las familias ha causado la crisis de valores en la sociedad. Asimismo, la ausencia de la fe en las familias ha complicado la evangelización, pues no es lo mismo anunciar el evangelio en los lugares donde hay abundantes familias de fe que los lugares donde no hay, o donde ya abandonaron la fe.

Ausencia de religión y fe católica en instituciones educativas públicas: Hoy en día, casi en la mayoría de las instituciones educativas públicas está prohibida la enseñanza de la religión cristiana como asignatura. La razón es que vivimos en estados laicos donde la secularización es la norma que nos rige. La ausencia de religión como asignatura ha permitido que no haya espacio de evangelización y catequización en colegios y universidades, sobre todo, los públicos. La consecuencia de eso ha sido la proliferación de profesionales con mentalidades ateas y secularizadas. Cuando la religión hacia parte del currículo de instituciones educativas, la iglesia se encargaba de asignarles capellanes para el cuidado pastoral. La evangelización iba muy bien y los estudiantes podían tener el conocimiento de Dios a través de los Sacramentos de iniciación cristiana. La ausencia de religión y trabajo pastoral en instituciones educativas públicas y privadas, ha contribuido a que muchos estudiantes no tengan conocimiento de Jesucristo y que haya muchos profesionales en la sociedad con vacio de Dios en su vida.

Pluralismo como resultado de la inmigración: La sociedad en que vivimos hoy es sumamente diversa. Está compuesta de múltiples rostros. El fenómeno de inmigración ha cambiado el rostro de muchos continentes, países y ciudades. La gente se inmigra con su religión, cultura y cosmovisión. La inmigración está causada por varias razones como pobreza, violencia y guerras. El fenómeno de la inmigración ha causado malentendidos, fastidios,  odios, discriminaciones, etc., entre los nativos e inmigrantes. Es muy desafiante llevar a cabo la evangelización entre los inmigrantes; eso implica a prender su cultura, cosmovision y lengua para poder entrar en su mundo. Sin embargo, la multiculturalidad ofrece a la Iglesia la oportunidad de evangelizar desde la interculturalidad con el fin de reconocer la cultura del otro diferente e integrarla en el plan de evangelización.

La misión Adgentes, identidad propia de los misioneros de la Consolata.

“El Instituto es una familia de consagrados para la misión ad gentes por toda la vida, en la comunión fraterna, en la profesión de los consejos evangélicos, y teniendo a María como modelo y guía. Es deber nuestro profundizar los valores misioneros de la consagración religiosa y acoger el dinamismo que la misión imprime a la vida religiosa” (Const. no. 4). “El fin que nos caracteriza en la Iglesia es la evangelización de los pueblos; lo realizamos para la gloria de Dios y en la santidad de vida, según lo entendía el Fundador, cuando repetía: Primero santos y, después misioneros. Este fin debe impregnar nuestra espiritualidad, guiar las opciones, cualificar la formación y las actividades apostólicas, orientar totalmente la existencia” (Const. no. 5).

La Misión Adgentes es el Carisma por excelencia de los misioneros de la Consolata. Por el Carisma que le caracteriza al Instituto, los misioneros de la Consolata, siempre, son considerados expertos en la Misión Adgentes y maestros en la evangelización de los pueblos. El Instituto desde su inicio, ha estado evangelizando a pueblos y culturas menos favorecidos en lugares donde pocos han querido estar. Por la misión Adgentes, varios misioneros han entregado su vida en la defensa de la vida de los grupos étnicos, la defensa del medio ambiente, la promoción de la mujer, etc., con el fin de que todos tengan vida en Cristo y la tengan en abundancia (Jn 10:10).

Aunque ha habido cambios en todas las épocas, los misioneros de la Consolata desde el día de su fundación en 1901 hasta hoy, han consolado a incontables personas y pueblos. Gracias a la labor evangelizadora del Instituto y la entrega generosa de los misioneros, nacieron las Iglesia particulares en varios lugares del mundo, especialmente en Kenia, Tanzania, Mozambique, Congo, Etiopia, Colombia, Brasil, entre otros.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el mundo sigue cambiado drásticamente y el ser humano que es el sujeto de la evangelización también sigue experimentando muchos cambios. La manera como se anunciaba a Jesucristo hace 50 años, tal vez hoy exige un método diferente. Para ello, nos urge revisar constantemente los métodos que empleamos para la evangelización de los pueblos que nos han confiado, a fin de que Jesucristo sea anunciado de acuerdo al contexto de la gente.

Conclusión

 Dijo el Papa san Juan Pablo II que: “La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse” (RM, no. 1). Eso significa que la tarea evangelizadora de la Iglesia es permanente. Cada época tiene sus retos y exigencias que cada evangelizador debe tener en cuenta. A pesar de los desafíos, la misión Adgentes responde siempre al mandato misionero de Jesucristo de ir más allá de las fronteras para anunciar a Él que es Camino, Verdad y Vida de pueblos y culturas. El mandato misionero de Jesucristo siempre es la razón de ser de la Iglesia y de los misioneros de todos los institutos misioneros de la Iglesia.