Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


jueves, 7 de abril de 2022

La Semana Santa, oportunidad para construir la paz.

 

Una mirada a la realidad del mundo.

Es un hecho de que el mundo de hoy está flagelado por conflictos, guerras, represalias, migraciones y divisiones. El anhelo por la paz está evidente casi en todos los rincones del orbe. Cada vez hay aumento de conflictos en varias partes del mundo que han generado la perdida de la vida de millones de personas, han causado desplazamientos incontrolables, y han generado mucho sufrimiento especialmente de los pobres y las personas vulnerables de la sociedad. En muchos países, se evidencia la presencia de conflictos internos, desapariciones de personas, violación de derechos humanos, entre otros, fenómenos que contribuyen más a la desestabilización y pérdida de paz en esos lugares. Nos urge la pregunta: ¿Qué significado tendría la celebración de la Semana Santa en realidades así? A mi juicio, la Semana Santa es una oportunidad para construir la paz, pues Ella como tal, es la celebración del misterio de la salvación, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, fuente inagotable de paz y reconciliación del mundo. Por eso, la Semana Santa es una oportunidad para construir la paz debido a las siguientes razones:

Jesucristo es el Príncipe de la paz: La celebración de la Semana Santa se gira alrededor del Misterio de la Salvación traída por Jesucristo. Es la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, misterio que es la fuente de la paz del mundo. En la profecía mesiánica del profeta Isaías, el Mesías es el príncipe de la paz (Is 9,6) y san Pablo tambien lo afirma diciendo que “Él mismo es nuestra paz (Ef 2,14). En muchas apariciones de Jesús después de la Resurrección, saludó a sus discípulos con el saludo de paz: “Al atardecer de aquel primer día de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presento Jesús en medio de ellos y les dijo " la paz esté con ustedes" (Lc 24, 35-48). Es importante notar que, la paz que Jesucristo da es diferente a la que da el mundo: “Mi paz les dejo, mi paz les doy. No la doy como la da el mundo” (Jn 14, 27). Para ello, Jesucristo es nuestra paz que vino al mundo para anunciar el Evangelio de la paz (Hch 10, 36) con el fin de iluminar los pasos de la humanidad por el camino de la paz (Lc 1, 79), y vivir en plenitud del Reino de Dios que es un reino de paz, justicia y gozo (Rm 14, 27).

La paz es un bien: Se define el bien como todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente una necesidad humana o las necesidades humanas. El bien más requerido que otros es la paz. La paz es un bien muy importante sin la cual es difícil conseguir otros bienes y sostenerlos. Por eso, es un bien que todos deseamos. Sin la paz no se puede tener la felicidad, sin la paz no puede haber desarrollo requerido, sin la paz no se puede construir una sociedad igualitaria; en fin, la paz es el fundamento del buen vivir de cada sociedad. Debemos tener la paz de conciencia, es decir, la paz con uno mismo y con Dios, y como consecuencia de eso es la paz religiosa, familiar, laboral, social, política, etc. Por lo tanto, es muy importante que en la Semana Santa se acentúe en la importancia de la paz como un bien y un regalo que Dios da gratuitamente al mundo.

El mensaje de paz en el Triduo Pascual: El Triduo Pascual es el tiempo más importante de la Semana Santa. La atención del Jueves Santo, se centra en la celebración de la Última Cena del Señor en el cual el mismo Señor instituye el sacerdocio y hace mucho énfasis en el mandamiento de amor al prójimo a través del Lavatorio de los pies de sus discípulos. En el Viernes Santo, la atención se gira alrededor de la Pasión y muerte del Señor, misterio a través del cual el Señor derrama su sangre por la salvación de la humanidad. En la tarde del Sábado Santo y el Domingo de Resurrección, celebramos el triunfo de Jesucristo sobre la muerte y la vida nueva traída por el mismo Señor a través de su gloriosa Resurrección. Toda la liturgia pascual está llena del mensaje alusivo a la paz que nos ayuda siempre a consolidarla en nosotros mismos y a construirla con los demás.  

El testimonio de paz de los fieles: Después de la celebración de la Eucaristía, el sacerdote siempre despide a los fieles con el mensaje de paz: “la misa ha terminado, pueden ir en paz”. Es un envío a ser testigos de Dios y a transmitir la paz que se recibe de Él. En un mundo caracterizado por discordias y conflictos, los cristianos están llamados a ser artífices de la paz a ejemplo de Jesucristo. El testimonio de los cristianos en pro de la paz es fruto de la fidelidad al Señor. No hay quien pueda inspirar mejor que Jesucristo en cuanto la construcción de la paz, el perdón y la reconciliación. El mensaje de Jesucristo es muy claro en cuanto a eso: “La paz les dejo, mi paz les doy; yo no se la doy como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo” (Jn 14, 26-27);… “Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes” (Lc 6, 29-31). Varios santos y santas han dado el testimonio de la paz de Jesucristo en medio de los acontecimientos difíciles. Tenemos el ejemplo de san Martín de Porres, san Maximiliano María Kolbe, los mártires de Uganda, san Lorenzo ,santa Teresa de Calcuta, san Juan Pablo II, san Oscar Arnulfo Romero, entre otros. El testimonio de su vida es la manifestación de que el seguimiento de Jesucristo y la adhesión total a Él, es la fuente segura para la construcción de paz, perdón y reconciliación.

Conclusión

La Semana Santa es el mejor momento para la construcción de la paz en todo el mundo. Pues es la celebración del misterio de nuestra salvación: Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, único Salvador del mundo. El misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo es la fuente interminable de paz, perdón y reconciliación. Jesucristo es el Príncipe de la paz para todas las edades, décadas y generaciones. Es el inspirador por excelencia de los que luchan por la paz y la reconciliación de la gente  y los pueblos. Que el Señor Jesús siempre nos inspire a ser artífices de paz para el bien del presente y el futuro de la sociedad humana.