Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


martes, 31 de diciembre de 2019

RECOMENDACIONES DEL BEATO JOSÉ ALLAMANO SOBRE EL FIN DE AÑO Y AÑO NUEVO



En muchas culturas del mundo, se realizan momentos celebrativos tanto para la despedida del año viejo como para la recepción del nuevo. En el mundo cristiano católico, normalmente se realiza la misa del fin del año y también para el inicio del año nuevo. Son momentos para darle gracias a Dios quien permite terminar el año viejo y quien da la licencia para iniciar el nuevo. Varios santos y santas han reflexionado sobre esos dos momentos del año. Uno de ellos es el beato José Allamano, quien en varias ocasiones recomendó a sus misioneros y misioneras de la Consolata la manera de celebrar el fin del año y la forma de recibir el año nuevo. Sus recomendaciones siguen vigentes hoy para los misioneros y las misioneras de la Consolata.

ACERCA DEL FIN DEL AÑO
El beato José Allamano hace entender que el fin del año es el momento propicio para hacer el balance final y elaborar presupuestos para el futuro. El balance final es un término que se utiliza comúnmente en la administración, pero también en la vida misionera-pastoral es importante hacer el balance final para saber dónde ha habido crecimiento y dónde ha habido retrocesos y debilidades. En la administración se hace el balance final para saber dónde ha habido ganancias y pérdidas. El beato José Allamano hace entender que para los misioneros y las misioneras de la Consolata, las ganancias son “las gracias recibidas en el orden tanto natural como sobrenatural” (Así los quiero, 103). Entre las ganancias recibidas en el orden natural hay que tener en cuenta el don de la vida, la salud física, entre otros. En el orden sobrenatural hay que tener en cuenta el regalo de la vocación misionera y perseverancia, la profesión religiosa, los órdenes sagrados, los sacramentos, la voluntad para responder a la vocación, la corrección de los defectos, la mortificación interna y externa, entre otros. Para todo eso hay que agradecerle al Señor “porque sin Él no podemos hacer nada, ni mucho ni poco, ¡nada!” (Así los quiero, 104).

El fin del año es momento oportuno para reflexionar sobre las perdidas. Las pérdidas son los desánimos, la falta de crecimiento, los fracasos, entre otros. En fin, son nuestras deficiencias que no hacen que crezcamos en nuestra vocación misionera. Sin embargo, el beato José Allamano aclara que las pérdidas en la vocación misionera no provienen de Dios. Pues de Dios no viene perdida. “Entre las perdidas no hay nada que provenga de Dios, de manera que él podría decir al Instituto, como de cada uno de nosotros: ¿qué más podría haber hecho por mi viña que no le haya hecho? (Cf. Is 5,4)” (Así los quiero, 104). Para rectificar las perdidas hay que tener la buena voluntad para hacer siempre el bien, pues la perfección se adquiere con una voluntad firme que se renueva constantemente en la Eucaristía, en las oraciones personales y comunitarias, en los retiros mensuales y en las fiestas de la comunidad.

ACERCA DEL AÑO NUEVO
Asi como el beato Jose Allamano indica cómo se puede celebrar el fin del año, así tambien nos da pistas acerca de cómo se puede vivir el año nuevo. Aclara que se debe empezar el año nuevo con energía. Es decir, hay que empezarlo con entusiasmo. Para lograr eso, no hay que darle cabida al pensamiento del pasado. Se debe enfocar en el presente: “no pensemos más en el pasado; el presente está en nuestras manos. Todos y todas llenos de buena voluntad” (Así los quiero, 105). Es importante notar que, la voluntad es la capacidad humana para decidir con libertad lo que se desea realizar y luchar con constancia para conseguirlo.

Exhorta el beato José Allamano que en el año nuevo hay que hacer el examen preventivo. El examen preventivo es parecido al examen de consciencia que se hace al inicio de la jornada. El examen preventivo nos conduce a hacer esta pregunta: ¿Qué me sucederá este año? Esa pregunta ayuda a identificarse con la voluntad de Dios y apuntar bien la mira. Acerca de eso está claro el beato José Allamano al afirmar que: “tratemos de pasar este nuevo año lo mejor posible; si habrá debilidades, tratemos de repararlas enseguida; que no haya ningún día inútil…” (Así los quiero, 106). Ahí está la importancia del examen preventivo desde el inicio del año nuevo para vislumbrar bien la trayectoria del año y prever la manera de corregir aquello que habrá que corregir. El examen preventivo es un mecanismo de defensa para pronosticar soluciones para los momentos difíciles a lo largo del año. La razón de todo eso es poder caminar conforme a la voluntad de Dios.  

El beato Jose Allamano termina la recomendación para el año nuevo con un mensaje para los misioneros y las misioneras de la Consolata: “¡Que el nuevo año sea un año con tantas bendiciones para nuestros Institutos, para las misiones, para los misioneros y las misioneras!” (Así los quiero, 107). En el sentido cristiano, la bendición es una invocación de la protección de Dios y su espíritu santificador sobre una persona, un lugar o una cosa. Por eso, la bendición del fundador se dirige primero a los dos Institutos misioneros porque necesitan el acompañamiento del Espíritu Santo para desempeñar la misión evangelizadora que la Iglesia les ha encomendado. Se dirige también a las misiones porque es el campo de batalla de los misioneros y misioneras. Ahí se necesita el acompañamiento de la bendición de Dios para anunciar el evangelio con fidelidad a los pueblos que el Señor les ha encomendado. El fundador dirige su bendición del año nuevo a sus hijos e hijas: los misioneros y las misioneras de la Consolata. Ellos necesitan la bendición de Dios en las misiones, en su apostolado, en su consagración y en las comunidades donde viven. Necesitan la bendición de Dios para dar el testimonio de Jesucristo a los pueblos donde evangelizan.

CONCLUSIÓN
Terminar el año es una gracia que viene de Dios. De igual manera, es gracia de Dios iniciar el año nuevo y navegarlo conforme a la voluntad de Dios. La celebración del fin del año es un momento para darle gracias a Dios por su acompañamiento a las misiones, su benevolencia, su misericordia, y su iluminación para poder responder con firmeza la vocación misionera que nos ha dado. Asimismo, la celebración del año nuevo es otro momento de gracia para encomendarle nuestra vida al Señor para poder ser instrumentos fieles de su Evangelio. Que el beato José Allamano y nuestra Señora La Consolata intercedan por los misioneros y las misioneras de la Consolata en este año nuevo que apenas iniciamos.