Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


sábado, 25 de febrero de 2023

Beato José Allamano, ancestro de misioneros y misioneras de la Consolata.

Cada familia tiene su cabeza, cada obra tiene su inspirador o inspiradora. Para la familia misionera de la Consolata su Fundador, Padre e Inspirador es el beato José Allamano. Él es su ancestro. Él es el dador del carisma que identifica en la Iglesia a los misioneros y las misioneras de la Consolata. Gracias al Carisma Ad gentes heredado de José Allamano, los misioneros y las misioneras de la Consolata han contribuido enormemente a la propagación de la fe en el mundo. Por lo tanto, José Allamano es su ancestro y raíz desde donde surge todo lo que tiene que ver con el pasado, el presente y el futuro de los misioneros y las misioneras de la Consolata.

Definición de la palabra ancestro y ancestralidad.

La palabra ancestro hace referencia a los antecesores de una persona, familia, pueblo. El ancestro es un antepasado que ha legado alguna identidad genética y cultural. El culto a los ancestros ha sido practicado desde épocas muy antiguas, con la creencia de que necesitan de ciertos rituales para poder continuar su existencia en otro mundo. Actualmente, se rinde culto a los ancestros en varios pueblos y culturas de África, Asia, América Latina, etc.

Asimismo, la ancestralidad comprende un conjunto de valores propios de una comunidad que se afirma y consolidan con el transcurso del tiempo, con el actuar de los antepasados y sus formas, lo que les permite tener vigencia en la actualidad.

 José Allamano, Padre y ancestro de misioneros y misioneras de la Consolata.

Como dijimos anteriormente, el ancestro es el antecesor de una persona, familia o pueblo. La característica de un ancestro es que la historia de la persona, familia, o pueblo empieza con él. El beato José Allamano es un ancestro, pues la familia misionera de la Consolata fue fundada por él y su historia directamente empezó con él. El Instituto de los misioneros lo fundó el 29 de enero de 1901, y el de las hermanas de la Consolata lo fundó en 1910. De él empezaron las raíces de los dos Institutos misioneros de la Consolata. Así que, no se puede hablar de los misioneros y las misioneras de la Consolata sin aludir al beato José Allamano. Para ello, se puede entender a José Allamano como ancestro de las siguientes formas:

1.    José Allamano, Fundador de misioneros y misioneras de la Consolata. La ancestralidad de José Allamano empieza con la fundación de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Es decir, es el Padre de la familia misionera de la Consolata. Es importante notar que después de la curación milagrosa que tuvo en enero de 1900, el beato José Allamano pudo realizar oficialmente el sueño de la fundación de un Instituto misionero. Se trata del 29 de enero de 1900, fecha en la que nació el Instituto Misiones Consolata. La motivación de esta fundación fue, por un lado, el deseo de continuar con la obra misionera del cardenal Guillermo Massaia quien había sido expulsado de Etiopia, y por otro lado, el espíritu misionero de algunos sacerdotes en su diócesis natal. Para ello, después de la fundación del Instituto misionero de la Consolata, el 08 de mayo de 1902, los primeros cuatro misioneros de la Consolata, partieron para Kenia. Después de nueve años de la existencia de los misioneros de la Consolata, el 19 de enero de 1910, el beato José Allamano fundó el Instituto de las Misioneras de la Consolata. Las motivaciones de su fundación fueron explícitamente la insistencia de monseñor Filipo Perlo quien estaba en el terreno de la misión en Kenia, el cardenal Jerónimo Gotti, el entonces Prefecto de la Propaganda Fide, y la intervención del Papa Pio X. Acerca de la intervención del Papa, dijo José Allamano: “Es el Papa Pío X quien quiso que las fundara; él me dio la vocación para formar misioneras” (Así los quiero, p. 18).

2.     José Allamano, dador del Carisma Ad gentes de misioneros y misioneras de la Consolata: El carisma es una gracia especial que el Espíritu Santo dona para el bien de la Iglesia. Los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo. (cfr. LG 12). La misión Ad gentes es el carisma que el beato José Allamano recibió del Espíritu Santo para los misioneros y las misioneras de la Consolata. Por eso, la evangelización de los pueblos es el fin que les caracteriza en la Iglesia y por el cual existen los Institutos misioneros de la Consolata: “el fin característico y la esencia del Instituto y por el cual existe: nosotros somos para los que todavía no Lo conocen” (Conf. I, 625-626). Desde 1901 hasta hoy, los misioneros de la Consolata han estado en los lugares donde muchos no quieren ir, han acompañado a diversos pueblos con los que muchos no se quieren identificar, han defendido las minorías étnicas, han hecho nacer varias iglesias locales, han inspirado a varias diócesis y congregaciones en cuanto la evangelización de los pueblos, etc. Por la misión Ad gentes, los misioneros de la Consolata están en África, América, Asia y Europa anunciando a Jesucristo, único Salvador del mundo. Y por la misión Ad gentes, son considerados expertos en la evangelización de los pueblos.

3.    José Allamano, punto de referencia en la vivencia de la vocación misionera: El beato José Allamano, aunque nunca pisó la tierra de misión en África por los problemas de salud, fue un misionero ad gentes por excelencia. Ensanchó su mirada misionera más allá de las fronteras de su Iglesia local de Turín, más allá de su continente Europa y más allá del santuario de la Consolata donde era rector por muchos años. Su pensamiento misionero es una clara manifestación de su convicción en la salida misionera, especialmente hacia los que todavía no conocían a Jesucristo. José Allamano era muy claro en cuanto la identidad de la vocación misionera adgentes. Para él, “la vocación misionera no es otra cosa que un mayor amor a nuestro Señor Jesucristo, por el que uno se siente incitado, animado a darlo a conocer y amar a cuantos no lo conocen y no lo aman todavía. Es un mayor y más vivo espíritu de fe y de caridad, por el que se viene a compadecer de tantos pobres que no lo conocen y en consecuencia de moverse vivamente en su ayuda” (Conf. I, 651).

Para el beato José Allamano la vocación misionera tiene como exigencia la santidad y ciencia. El primer pilar de la vocación misionera es la santidad. Hace hincapié en que los misioneros tienen que ser santos y después misioneros: “Especialmente nos es necesaria la santidad como misioneros. Es necesario que el misionero hable no solo con la palabra, sino tambien penetre en los corazones endurecidos con la santidad eminente de toda su vida. El misionero debe ser santo para ser ante Dios un digno intercesor. La santidad de los misioneros tiene que ser especial” (Conf. I, 619). La ciencia es otro pilar de la vocación misionera. José Allamano se preocupó por la preparación intelectual y profesional de los misioneros. Por eso su famoso frase: “El sacerdote y misionero ignorante es un autentico ídolo de tristeza y amargura” (Conf. I, 165). “Es necesario para el bien del Instituto que haya estudiosos y preparados en los varios campos de la ciencia” (Conf. I, 347). “Para los misioneros (la santidad) no es suficiente; también es necesaria la ciencia y ésta según nuestra finalidad” (Conf. II, 89). Así que, en incontables ocasiones, José Allamano enfatizó en la importancia de la ciencia tanto para sacerdotes, hermanos como para las hermanas misioneras de la Consolata.

4.    José Allamano, Inspirador perenne de cada misionero y misionera de la Consolata: Jesucristo es el Misionero por excelencia de Dios Padre. Es el que envió a la Iglesia a evangelizar a cada rincón de la tierra (Mt 28:19). Todos los evangelizadores tienen como su inspirador principal a Jesucristo. El beato José Allamano como discípulo fiel de Jesús, se dejó inspirar por el mismo Señor. Para ello, es un gran ejemplo e inspirador para los misioneros y las misioneras de la Consolata. Él inspira de las siguientes maneras:

-       José Allamano, inspirador en ensanchar la mirada más allá de propias fronteras eclesiales: José Allamano supo ensanchar su mirada hacia Africa. Entendió que como seguidor fiel de Jesucristo, le competía a él contribuir a la propagación de la fe más allá de las fronteras de su país, continente e iglesia local. Para ello, en 1902 envió a los misioneros en nombre de la Iglesia a Kenia, en 1913 a Etiopia, en 1919 a Tanzania, en 1924 a Somalia, en 1925 a Mozambique, entre otros. Los institutos misioneros que él fundó siguen poniendo en práctica el carisma heredado de él. Por eso, los misioneros de la Consolata actualmente están dispersos en cuatro continentes y en 26 países en todo el mundo, anunciando a Jesucristo, la Buena Noticia del ser humano de cada época y cada generación.

-       José Allamano, inspirador en cuanto la evangelización de pueblos y culturas: José Allamano desde temprana edad quiso ser misionero para anunciar a Jesucristo a pueblos y culturas más allá de su propia frontera. A ejemplo de Jesús, ensanchó la mirada hacia la otra orilla para evangelizar a las personas que se encontraban allá. Aunque no salió de su propia diócesis, pudo enviar a los misioneros a evangelizar en Kenia, Etiopia, Tanzania, Mozambique, etc. Se preocupó por el anuncio de Jesucristo a los pueblos y culturas que en ese entonces no lo conocía. Es una inspiración en cuanto la salida misionera que todos los evangelizadores deben tener como método eficaz para el anuncio del evangelio.

-        José Allamano, inspirador de la vida de cada misionero de la Consolata. Cada misionero de la Consolata tiene unas características que le distinguen de los misioneros de otras congregaciones. Son características que definió el beato José Allamano. Ellas son: vida familiar, es decir, los misioneros viven en familia y el Instituto de la Consolata para las misiones es una familia; la santidad, es decir, la razón primordial de su ser y quehacer es la búsqueda de la santidad; el carisma ad gentes, es decir, el misionero de la Consolata es para la evangelización de los pueblos; la devoción mariana, el amor a la eucaristía y la liturgia; la laboriosidad para la promoción humana y  la ciencia para la preparación de los misioneros en las profesiones que ayudan a cualificar la misión. 

                           Conclusión

El ancestro prácticamente da el origen a la línea familiar y su descendencia continua con los valores de la familia. José Allamano es el ancestro de la familia misionera de la Consolata. En este sentido, son los misioneros y las misioneras de la Consolata quienes llevan adelante el carisma heredado de su Fundador. El estilo de la misión de los misioneros y las misioneras de la Consolata es la manifestación de la presencia del espíritu allamaniano en todo el mundo.