Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


jueves, 18 de noviembre de 2021

Sinodalidad y conversión

La sinodalidad es el camino al que el Papa Francisco invita a la Iglesia universal a abrazar. De hecho, el sumo pontífice ha enfatizado en incontables ocasiones sobre la urgencia de la sinodalidad, pero reiteró esta invitación de forma especial en su discurso durante la conmemoración de los 50 años de la institución del sínodo de los obispos. Dijo que: “El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio” (Discurso del papa Francisco, el 17 de octubre de 2015). Así que al hablar de la sinodalidad es hablar del camino hecho juntos en el quehacer pastoral de la Iglesia. No se trata de caminar juntos con las personas de la misma clase social, tampoco se trata del camino de solo obispos, sacerdotes, religiosos, laicos comprometidos, sino que es un camino que se teje juntos teniendo en cuenta la diversidad que caracteriza a la Iglesia. Por eso, la sinodalidad es un conditio sine qua non para el ser y quehacer de la Iglesia. Asimismo, es una condición de valor inestimable para el éxito de la misión evangelizadora del cuerpo de Cristo.  

Es importante notar que, el camino de la sinodalidad privilegia la escucha, el discernimiento, la participación de todos, la comunión entre todos y la misión evangelizadora con el aporte de los carismas de todos. Sin embargo, para que se dé el camino de la sinodalidad en la Iglesia universal, en las iglesias particulares, en las parroquias, en los institutos de la vida consagrada, etc., hay que tener en cuenta de los impedimentos de ese sueño de caminar juntos como discípulos misioneros de Jesucristo. Por eso, es importante abrazar la conversión a nivel personal, es decir, el cambio de cada bautizado en cuanto a la sinodalidad,  y a nivel eclesial, es decir, el cambio que se requiere en la Iglesia para abrazar del todo la sinodalidad. Sin la conversión es imposible que haya la sinodalidad, sino que, seguirán prevaleciendo las imposiciones de caminos pastorales pensados por unos pocos sin la participación de la mayoría. Las áreas que requieren la conversión en pro de la sinodalidad son las siguientes:

La conversión del yo a nosotros: La sinodalidad es hacer el camino juntos, planear juntos y celebrar juntos. Es decir, la sinodalidad contrapone totalmente todo lo que presupone lo contrario a la comunión. Sin embargo, el desafío de la sinodalidad es pasar de la mentalidad eclesial del yo a nosotros, es decir, la mentalidad comunitaria contra la mentalidad egoísta arraigada en la mayoría de nosotros. La mentalidad eclesial del yo se manifiesta en la costumbre donde unos pocos deciden y el resto ejecuta pastoralmente lo decidido. A veces los que ejecutan los planes pastorales no hacen parte de las reuniones donde los planean, simplemente obedecen los caminos decididos  por pocos y los ponen en práctica. Para ello, la conversión de la mentalidad del yo a la de nosotros implicaría tener una visión comunitaria, una cultura nueva de participación y consenso con el fin de que las ideas de todos como pueblo de Dios estén involucradas y tenidas en cuenta.

Cambio de mentalidad: Es muy importante entender que la sinodalidad es comunión y participación. Asimismo, la sinodalidad es la invitación a tener procesos eclesiales que privilegien la escucha y el discernimiento para involucrar a mayor numero de bautizados en los planes pastorales. Eso implica un cambio de mentalidad. El proceso sinodal requiere un cambio de mentalidad, es decir, una manera diferente de pensar en cuanto a los eventos cotidianos, una manera diferente de relacionarse con los demás y una capacidad de interpretar los signos de los tiempos. Necesitamos cambiar nuestras mentalidades que ennoblecen el egoísmo, el individualismo, la parcialidad, el regionalismo, etc., para poder abrirnos a la sinodalidad que permite vivir juntos, planear juntos, hacer juntos la misión y participar ampliamente en decisiones pastorales en pro de la construcción del reino de Dios.

Conversión del clericalismo: El clericalismo es una manera desviada de concebir a los sacerdotes y toda la jerarquía de la iglesia como superiores a los demás. Además, es una tendencia a conferirles la superioridad moral. Esta tendencia ha hecho que algunos de ellos se sientan estar por encima de los demás, de tal manera que, fruto de esa concepción se alejan de la gente y de su realidad cotidiana. El clericalismo puede obstaculizar la sinodalidad si no hay un camino de conversión. La conversión es importante para los clérigos que tienen esa mentalidad clerical, igual se aplica a los laicos que están convencidos de que, así se debe considerar a los sacerdotes y toda la jerarquía de la Iglesia. El clericalismo es obstáculo a la sinodalidad porque quienes creen en ello nunca tendrán la apertura a las ideas diferentes, tampoco se asociarían con las ideas de aquellos que perciban inferiores a ellos. La conversión del clericalismo es muy importante, pues permite el dialogo con los demás, el discernimiento comunitario acerca de diversas realidades, la participación diversificada en planes pastorales y de esa manera se construye el camino que conlleva a la comunión pastoral.

Conclusión

No se puede pensar en la sinodalidad sin la conversión. La conversión es necesaria para que se dé el camino sinodal que se requiere tanto para la vida y la misión de la Iglesia en el mundo actual. El camino de conversión debe empezar con cada bautizado, cada obispo, cada sacerdote, cada misionero, cada diócesis, cada parroquia, cada comunidad religiosa, etc. Pues su conversión servirá de base para el éxito de la sinodalidad en la Iglesia.

jueves, 4 de noviembre de 2021

Celebración de la fiesta patronal de san Martín de Porres.

El 03 de cada año, la Iglesia celebra la fiesta de san Martín de Porres. San Martín de Porres era perteneciente a la comunidad religiosa de los Dominicos. Se santificó desde la sencillez, cuidando a los enfermos y los más necesitados. Este santo ha sido representado siempre con la escoba en la mano, símbolo de la humildad y el servicio que le caracterizaban. Entregó su alma a Dios el 03 de noviembre de 1639. Fue beatificado por el papa Gregorio XVI en 1839 y canonizado por el papa Juan XXIII en 1962. 

En todo el mundo san Martín de Porres es venerado porque es modelo de fe, amor a Dios y al prójimo. En la parroquia de san Martín de Porres de la Diócesis de Buenaventura, la fiesta patronal fue precedida por la novena que inició del 25 de octubre al 02 de noviembre. La celebración eucarística en honor al santo patrono fue presidida por monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de Buenaventura, y concelebrada por los misioneros de la Consolata. En la misma celebración de la fiesta patronal, fueron consagrados los miembros de la nueva Pequeña comunidad llamada san Martín de Porres en honor al santo patrono.

¿Por qué es importante la fiesta de san Martín de Porres?

San Martín de Porres es un santo muy venerado por todo el mundo. Hay muchas parroquias e instituciones religiosas en todo el mundo puestas bajo la intercesión de este santo. Eso se debe a las virtudes heroicas que caracterizaron a este santo humilde. Por eso, es importante la celebración de la fiesta de san Martín de Porres por las siguientes razones:

La fe de san Martín de Porres: San Martín de Porres era un hombre de fe. Pues la fe siempre es la llave para entrar en el reino de Dios. Ella no solo es el conjunto de verdades reveladas, sino es la luz que nos guía en el camino de la vida, el código de nuestras obras, pues la fe sin obras es muerta. San Martín de Porres ponía en práctica su fe en el Señor y en ella se refugia constantemente en tiempos de dificultades. Gracias a su fe en Jesucristo amó al prójimo y lo sirvió con todo el corazón. Su fe inquebrantable en Jesucristo sigue inspirando a muchos a perseverar en el camino de Dios tal como él lo hizo en su tiempo. Para ello, la celebración de la fiesta de este santo tiene que ver con dejarse inspirar por su fe en el  Señor.

La caridad de san Martín de Porres: La caridad es la virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. El ejercicio de todas las virtudes está inspirado por la caridad. La caridad eleva nuestra facultad humana de amar a la perfección sobrenatural del amor divino. San Martín de Porres era un santo muy caritativo. San Martín de Porres amaba a Dios con toda el alma y como siervo fiel del Señor, cumplió en todo el momento la voluntad de Dios aun a costa de los mayores sacrificios.  Durante su vida, amó bastante al prójimo. Utilizó el don de sanación para curar a numerosos enfermos y con la limosna que le llegaba, sació las necesidades básicas de varias personas. Para ello, no se puede celebrar la fiesta de san Martín de Porres sin tener en cuenta la virtud de la caridad que le caracterizaba.

La fortaleza de san Martín de Porres: La fortaleza es una virtud que permite a la persona enfrentar, soportar y vencer los obstáculos que van en contra del bien y de su parte espiritual. La fortaleza permite que las personas sean fuertes, persevantes y vencedores de temores en determinadas situaciones. La fortaleza siempre es fruto de oración y sacrificio. San Martín de Porres era un santo lleno de fortaleza de Dios. Pasaba muchas horas en oración y de ella sacaba su fortaleza para confrontar las contrariedades de la vida. Sufría con mucha paciencia los desprecios de los demás, sus burlas, sus humillaciones y los trabajos más duros que dejaban para él. Por la virtud de la fortaleza que tenia, san Martín de Porres logró confrontar los desafíos de la vida sin rencores y resentimientos.

Obediencia de san Martín de Porres: San Martín de Porres era un santo muy obediente. La obediencia no coarta nuestra libertad, más bien la defiende contra el libertinaje. La obediencia guía nuestra voluntad como el timón guía el barco. Ella nos muestra cual es la voluntad de Dios y nos ennoblece en el servicio a Dios. San Martín de Porres obedecía la voluntad de Dios no por temor, sino por amor a Él. Para él la voluntad de Dios estaba expresada en la de los legítimos superiores, pues sabía que toda autoridad viene de Dios. La obediencia a Dios le permitió servir a los más necesitados, pues en ellos reconocía el rostro sufriente de Jesucristo.

La dedicación de san Martín de Porres a los enfermos: Los amores de Jesús fueron los niños, los pobres, los pecadores y los enfermos. Jesús en su ministerio público curó a muchos enfermos y perdonó sus pecados. San Martín de Porres era un ángel para los enfermos, los trataba con cariño y entrega a ejemplo de Jesús. Lo hacía con mucha dulzura y amor, de tal manera que, ganaba sus corazones y sus almas para Cristo. La entrega y preocupación de san Martín de Porres hacia los enfermos es una inspiración para aquellos que entregan su vida para salvar las vidas en hospitales, clínicas, entre otros. 

Conclusión

Los santos siempre son modelos de fe, caridad y esperanza. Ellos a pesar de ser hombres y mujeres de carne y hueso como todos los humanos, pusieron en práctica las Bienaventuranzas de las cuales Jesús habla en el evangelio (Mt 5, 3-12). San Martín de Porres es modelo de todos los tiempos por su amor a Dios y al prójimo. Que cada día interceda por los evangelizadores para que sigan predicando el evangelio con entusiasmo y valentía.

viernes, 22 de octubre de 2021

Domund y la concientización de la tarea misionera de la iglesia.

La palabra DOMUND es la abreviatura de Domingo Mundial de las Misiones. Es celebrado cada penúltimo domingo del mes de octubre. Es importante notar que, es un domingo como cualquiera en cuanto las celebraciones litúrgicas, pero tiene una especificidad que le hace diferente de otros domingos, por ser el Domingo Mundial de las Misiones. En este domingo, el tema “misión” vuelve a tener un énfasis especial como lo es en todo el mes de octubre porque éste es el mes de las misiones.

¿Qué significado tiene el Domingo de las Misiones?

Tal vez la persona que no esté involucrada en asuntos de la Iglesia se preguntaría acerca del significado que tiene el Domingo mundial de las misiones. Su importancia se radica en las siguientes razones:

Es un recordatorio de la tarea misionera-evangelizadora de todos los bautizados: El Domingo de las misiones es un recordatorio para todos los bautizados a tomar la conciencia de la dimensión misionera de la Iglesia y la urgencia de la misión. Es decir, el énfasis del mensaje del Domund tiene como motivo despertar la responsabilidad evangelizadora de todos los bautizados. La misión es la tarea maestra de la Iglesia y esa responsabilidad de anunciar a Jesucristo les incumbe a todos los bautizados. No es una responsabilidad únicamente del papa, los obispos, sacerdotes, diáconos, catequistas, laicos comprometidos, sino una tarea para todos los discípulos misioneros de Jesucristo.

Es una concientización de la identidad misionera de la Iglesia: El Domingo mundial de las misiones es una plataforma para dar énfasis sobre la tarea misionera de la Iglesia. No hay lugar a dudas de que la Iglesia existe para evangelizar. La evangelización es la razón de su ser y quehacer. Para ello, por medio de Domund siempre se concientiza a los fieles acerca de la tarea misionera de la Iglesia, pues ella existe para anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Asimismo, el Domund es un espacio para iluminar acerca de la misión Ad gentes por medio de la cual, la Iglesia evangeliza a los que todavía no conocen a Cristo a través del envío de misioneros y misioneras a los territorios donde se encuentran. De igual manera, el Domingo Mundial de las Misiones hace hincapié en la urgencia de la Nueva Evangelización dirigida siempre a los fieles flojos en la fe y aquellos, por una razón u otra, abandonaron la fe en Jesucristo y la Iglesia. Para poder dar resultados, la nueva evangelización siempre requiere nuevos métodos y nuevo ardor sin desmeritar la realidad de las personas que se evangelizan.

Es una jornada para colaborar económicamente a las misiones de la Iglesia. La jornada mundial de las misiones es una plataforma para  concientizar a los fieles de todas las parroquias y Diocesis del mundo con el fin de colaborar económicamente a la obra evangelizadora de la Iglesia universal. Para ello, durante el domingo mundial de las misiones se realiza la colecta para apoyar la obra evangelizadora que la Iglesia realiza en todo el mundo. A través de la colaboración económica de Domund, el santo padre ha apoyado la evangelización en todo el mundo, ha apoyado el trabajo misionero de varias comunidades religiosas, Diócesis y vicariatos, y ha apoyado las iniciativas evangelizadoras en pro de la promoción humana en todo el mundo.

Es un momento para la animación misionera-vocacional. La misión requiere siempre la entrega de hombres y mujeres dispuestos a anunciar a Jesucristo a los demás. Para ello, el Domund ofrece un espacio propicio para la animación vocacional tanto para la vida religiosa, sacerdotal como la laical. La misión siempre necesita sacerdotes, religiosos y laicos para anunciar y testimoniar a Jesucristo a la gente de cada lugar. La animación misionera tiene como finalidad concientizar a todo el pueblo de Dios para que cada uno según la propia vocación pueda sentirse responsable de la evangelización Adgentes y la nueva evangelización. Hoy más que nunca, son muy necesarias las vocaciones misioneras para la misión Adgentes y la nueva evangelización. Se necesitan misioneros para los lugares donde todavía Jesucristo no está conocido, así como en los lugares con la tradición cristiana para que a través de la nueva evangelización, se fortalezca la fe de las comunidades ya evangelizadas. Por eso, es muy importante la animación misionera-vocacional durante la Jornada Mundial de las Misiones.

Conclusión

La iglesia a través del Domingo mundial de las misiones concientiza a los fieles católicos en todo el mundo sobre su responsabilidad en la tarea de anunciar a Jesucristo. Por el bautismo, todos somos misioneros y cada uno colabora a la misión evangelizadora de la Iglesia con sus capacidades y dones. Para ello, cada uno es necesario porque la tarea de anunciar el evangelio es para todos los discípulos-misioneros de Jesucristo.

 

 

sábado, 2 de octubre de 2021

Octubre, mes dedicado a la tarea misionera.

Octubre es un mes comúnmente llamado el mes de las misiones. Pues es un mes dedicado a la tarea evangelizadora de la Iglesia. Es importante notar que, la Iglesia existe para evangelizar y la evangelización es la razón de su ser. Todas sus actividades tienen como fin anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Para ello, el mes de octubre es para fortalecer la actividad misionera de la Iglesia y despertar la conciencia misionera de los fieles.

¿Por qué es importante el mes de octubre?

Sin lugar a dudas, el mes de octubre es muy importante en cuanto la tarea evangelizadora de la Iglesia. El tema de la misión hace que el mes de octubre sea diferente de otros meses del año. El hecho de que es el mes de las misiones, eso hace que tenga mucha importancia por las siguientes razones:

El mes de octubre ofrece la oportunidad para aprender de Jesús, el Misionero del Padre por excelencia. No hay ningún discípulo-misionero que no aprenda de la escuela misionera de Jesucristo para poder ser un misionero autentico. Asimismo, no hay ninguno en el mundo que haya misionado como Jesucristo. Jesús vivió todo su ministerio público apasionado por la misión de Dios con el fin de manifestar su Reino de justicia, verdad y paz. Como misionero fiel del Padre, en todo su ministerio público, estuvo muy apasionado por la salvación del ser humano, y de esa manera mostró el rostro misericordioso de Dios a la humanidad. Como Enviado de Dios Padre, es un ejemplo de la salida misionera porque salía con frecuencia de una orilla a la otra, de una aldea a la otra, de una ciudad a la otra, predicando el mensaje de salvación. Por eso, como discípulos-misioneros de Jesucristo, el mes de octubre nos ofrece la oportunidad de aprender de Él acerca de cómo se puede verdaderamente anunciar el Reino de Dios, motivo por el cual la Iglesia evangeliza en cada momento y dedica el mes de octubre para tal fin.

El mes de octubre nos hace renovar nuestra vocación cristiano-misionera que adquirimos desde el bautismo. Dicho de otra manera, octubre misionero despierta y renueva la consciencia misionera de cada bautizado. Vale notar que todos los bautizados son misioneros de Jesucristo y el ser misionero es un compromiso bautismal. Así que, ser misionero no es patrimonio de unos pocos, tampoco es únicamente responsabilidad de la jerarquía de la Iglesia, sino que, es una tarea de todos los bautizados. Inclusive el mandato misionero de Jesucristo está dirigido a todos los discípulos:Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 18-20). Ese mandato misionero del Señor nos hace entender que la tarea de anunciar a Jesucristo es un compromiso de todos sus discípulos, camino que se empieza desde el día del bautismo.

Octubre misionero nos da la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la misión en la Iglesia. La misión es la tarea permanente de la  Iglesia y ella no puede existir sin la misión. La iglesia vive para evangelizar, pues la misión es su razón de ser. La misión es importante porque "renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!"(Redemptoris Missio, n. 2). La misión ofrece la extraordinaria oportunidad de rejuvenecer y embellecer a la Iglesia y, al mismo tiempo, nos hace experimentar una fe que renueva y fortalece la vida cristiana. Por eso, la misión de la Iglesia es permanente y es una tarea de todos los discípulos-misioneros de Jesucristo.

El mes de octubre es una oportunidad para la auto-evangelización. La auto-evangelización es un proceso continuo para todos los discípulos de Jesucristo con el fin de dejarse iluminar incesantemente por el evangelio. Dicho de otra forma, la auto-evangelización significa dejarse siempre guiar por Jesucristo a través de su evangelio. La auto-evangelización es la tarea propia de los discípulos-misioneros y  debe aplicarse a los agentes de la misión de la Iglesia: la jerarquía, los religiosos, los laicos comprometidos, entre otros. Aunque estemos conscientes de nuestros compromisos bautismales, las consecuencias del pecado nos alejan del camino del Señor. La misión que es el motivo principal del mes de octubre es un momento propicio para crecer en la fe y renovar nuestra adhesión al Señor. Sin la presencia verdadera de Jesucristo, es difícil ser un misionero verdadero, pues el misionero anuncia a Jesucristo, habla en nombre de Él y es enviado en nombre de Él a través de la Iglesia. Para ello, el mes misionero de octubre nos ofrece la oportunidad para la conversión, es decir, de ser conscientes de situaciones que nos desvían de Dios y de saber que sin Él es imposible evangelizar auténticamente a los demás.

Octubre misionero es para promover la salida misionera. No hay misión sin salida. Hay que salir a manera de Jesús. Siempre la misión evangelizadora de la Iglesia está caracterizada por la salida misionera. Sin embargo, la salida del misionero o del evangelizador debe empezar con él mismo o ella misma. Para poder salir hacia los demás y las periferias, debe haber una salida de nuestras zonas de confort, una salida de nuestro orgullo, una salida de nuestras mentalidades mezquinas, una salida de encerramientos, miedos, etc. La salida de uno mismo le permite salir hacia las periferias, hacia las fronteras, hacia las personas para compartirles la Buena Nueva, Jesucristo, único Salvador del mundo. La salida misionera es la invitación que hace siempre el papa Francisco a los fieles: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG n. 20).

Octubre misionero es un mes para callejear la fe. La razón para callejear la fe viene del mandato misionero de Jesucristo: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” (Mt 28, 18-20). Callejear la fe significa salir en nombre de Jesús para evangelizar, significa dar la fe de Jesucristo a los demás, significa hablar en nombre del Señor. Es encontrarse con otras personas con el motivo de anunciarles a Jesucristo, fuente de vida nueva para la humanidad de cada época. Por lo tanto, callejear la fe es la manifestación del compromiso misionero a manera de Jesucristo.

El mes de octubre es para el santo Rosario. De hecho, octubre es también llamado el mes del rosario y es el único mes en el año dedicado al rosario. El rosario es la oración preferida de la santísima Virgen Maria e instrumento efectivo para la evangelización. El rosario hace contemplar a la virgen Maria como estrella de la evangelización. Ella es estrella de la evangelización porque toda su vida, por la voluntad de Dios, forma parte del evangelio. Su unión con Cristo por la voluntad del Padre es la razón por tenerla como autentica evangelizadora. La virgen Maria evangeliza irradiando las mismas virtudes que Jesucristo irradia. Cristo es la fuente de todas las virtudes y perfecciones, así que, la santísima Virgen Maria por ser su Madre, es también espejo de las virtudes de su divino Hijo. Los títulos, las advocaciones y la devoción popular que los fieles dirigen a la madre de Dios muestran a Ella como evangelizadora. Son expresiones que revelan a Ella como reflejo de las perfecciones divinas. Al imitarlas y contemplarlas es recibir una enseñanza evangelizadora.

Conclusión

El mes de octubre es para ayudarnos a entender que ser misionero es la vocación propia del cristiano, y evangelizar es una responsabilidad de cada bautizado. Esa responsabilidad de anunciar a Jesucristo requiere entusiasmo, requiere arroparnos de la fe en Jesucristo, prototipo de la misión, requiere la salida misionera, requiere la conversión y el cambio de mentalidad. Que en este mes de octubre, el Señor nos regale a todos la gracia de crecer en amor a la misión.

 

 

jueves, 9 de septiembre de 2021

La visita Canónica a la zona Pacifico

Del 02 al 06 de septiembre, el Superior General de los misioneros de la Consolata, padre Stefano Camerlengo, y el Consejero Continental para América, padre Jaime Patias visitaron a los misioneros de la Consolata que trabajan en la zona Pacifico. Es importante notar que la zona Pacifico está compuesta por las comunidades: Buenaventura, Cali, La Unión-Valle y Toribio-Cauca. Durante la visita canónica a la zona, el Superior General y el Consejero Continental, fueron acompañados por el padre Armando Olaya, superior Regional de Colombia.

En esos días, los misioneros de la zona se reunieron en Cali desde donde se encontraron con el Superior General y el Consejero continental para América con el fin de evaluarse y evaluar el trabajo misionero que realizan en diferentes comunidades. Generalmente, la visita canónica se enfocó en los siguientes aspectos:

El análisis del contexto de la zona: Los misioneros compartieron la realidad general de la zona y los contextos particulares de cada comunidad local. Analizar los contextos donde se trabaja ayuda siempre a evaluarse para mejorar y proyectar el qué hacer misionero.  

El encuentro y dialogo personal con el Superior General y Consejero General para América: Cada misionero de la zona tuvo el encuentro personal con el Superior General y después con el Consejero Continental para América. El encuentro personal con ellos tenía el motivo de que cada misionero pudiera dialogar personalmente acerca de su vida, vocación y misión que realiza.

El encuentro con cada comunidad local: Cada comunidad local tuvo el encuentro con el Superior General y el Consejero Continental para América. El encuentro con cada comunidad tuvo como objetivo presentar el trabajo misionero que se realiza en cada comunidad local en comunión con el Carisma del Instituto y el plan pastoral diocesano de las iglesias particulares. Cada comunidad también compartió los gozos y desafíos que experimentan los misioneros.

La proyección pastoral en la zona: Los misioneros trazaron una ruta pastoral que servirá de brújula para guiar el qué hacer misionero en la zona. Tres ejes pastorales identificarán la zona Pacifico: la pastoral afro, la pastoral indígena y la animación misionera juvenil vocacional (AMJV). 

Las celebraciones fraternales: Se realizaron varias celebraciones fraternales que mostraron la identidad familiar de los misioneros de la Consolata. Los misioneros de la Consolata viven siempre en familia y las celebraciones eucarísticas y el compartir fraternal durante la visita canónica en la zona, tenían como objetivo, fortalecer el sentido de familia y comunión que caracterizan a los misioneros de la Consolata.

Visita a algunas comunidades locales: El Superior General y el Consejero General para América junto con el superior Regional de Colombia,  tuvieron el contacto con algunas comunidades locales de la zona. Junto con varios misioneros, celebraron las eucaristías en la comunidad parroquial de Cristo Maestro y la capilla de Charco Azul en el oriente de Cali donde está presente fuertemente la pastoral afrocolombiana. También visitaron a la parroquia de san Martín de Porres en la Diócesis de Buenaventura desde donde compartieron con diferentes comunidades.

Visita a los obispos de algunas iglesia particulares: El superior General, el Consejero continental para América, el Superior Regional de Colombia en compañía de algunos misioneros de la zona Pacifico, visitaron al arzobispo de Cali, monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía y al obispo de Buenaventura, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya. El objetivo de la visita a los obispos fue para agradecerles por el apoyo que brindan a los misioneros y para fortalecer la comunión del Instituto con esas iglesias particulares donde trabajan los misioneros de la Consolata.

En conclusión, la visita canónica en la zona Pacifico fue un momento de gracia que sirvió mucho para fortalecer la familiaridad, la hermandad, la proyección de la ruta misionera a través de las opciones pastorales y la comunión de todo el Instituto con los misioneros y las Iglesias particulares donde éstos trabajan.


miércoles, 25 de agosto de 2021

La importancia de amistad para la evangelización

La evangelización es el anuncio de Jesucristo, Salvador del mundo, a los demás, sobre todo, a los que todavía no lo conocen (misión Ad gentes), y a los que abandonaron la fe y la Iglesia (nueva evangelización). Tanto para los que no conocen a Cristo como para los que abandonaron la fe, ambos casos requieren el anuncio del Evangelio. En este caso, es muy importante que el evangelizador entable un acercamiento amistoso con las personas que evangeliza, porque la amistad derrumba siempre los muros y crea confianza. Asi que, la amistad es una herramienta importante y efectiva para que Jesucristo sea conocido y amado por los que todavía no lo conocen y por aquellos que, por una razón u otra, perdieron la fe en Dios y en la Iglesia. 

Significado de amistad.

Al hablar de amistad, es entrar en un término que se utiliza con frecuencia y se practica por muchas personas. No existe ninguna persona sin amigos. Todos somos beneficiarios de la amistad de alguien. Generalmente, la amistad se puede entender como una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más individuos, que se basa en los valores fundamentales como el amor, la lealtad, la solidaridad, la sinceridad y el compromiso, y que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo. Varios santos y santas han reflexionado acerca del significado de la amistad. Santo Tomás asocia la amistad con la caridad. Según él, la caridad es la amistad entre Dios y el hombre. San Agustín es claro al decir que “no se puede conocer a nadie, excepto por medio de los amigos que tiene”. San Jerónimo enseña que “el querer lo que el amigo quiere y el no querer lo que no quiere, es un signo de verdadera amistad”. Por lo tanto, la amistad es fundamental en el crecimiento de la vida personal, familiar, social y eclesial.

La amistad, herramienta efectiva para el anuncio del evangelio

 

La evangelización es el anuncio de Jesucristo, Salvador del mundo, a los demás, sobre todo, a los que no lo conocen y a los que perdieron la fe en Él. Es anunciar a Jesucristo, prototipo de amor, y por eso, la evangelización está muy relacionada con la amistad. Quien anuncia a Jesucristo entabla siempre relaciones amistosas con las personas a las que evangelizan a través de encuentros personales, familiares y comunitarios. A lo largo de la historia de la Iglesia, comenzando con el propio Señor, el cristianismo se ha difundido principalmente a través de encuentros individuales que han contribuido al crecimiento de la fe.

En la Sagrada Escritura está muy evidente el tema de la amistad. En el Antiguo Testamento es importante tomar como ejemplo la amistad de David y Jonatán, el hijo de Saúl que era enemigo de David. El primer libro de Samuel (18:5) nos narra que después que David fue presentado a Saúl: "cuando había terminado de hablar con Saúl, el espíritu de Jonatán se unió al espíritu de David, y llegó a quererlo como a sí mismo". Después que Jonatán murió durante la batalla que le permitió a David reclamar el reino, David exclamó: "angustiado estoy por ti, Jonatán hermano mío! Con cuánta dulzura me trataste! Para mí tu cariño superó al amor de las mujeres"! (2 Sam 1:26).

Son incontables las evidencias de amistad en el ministerio salvífico de Jesús. De hecho, ninguno amó, ama y amará más que Él. Cuando inició su vida pública, llamó a los doce apóstoles (Marcos 3, 13-19), quienes fueron no sólo sus discípulos más cercanos sino también sus amigos, con quienes a pesar de que naturalmente tenían defectos, compartió al máximo posible en esta vida. Nuestro Señor mostró un amor incondicional por sus apóstoles, igual al que sentimos nosotros por nuestros propios amigos. A los tres más cercanos: Pedro, Santiago y Juan les permitió presenciar tanto su momento más glorioso durante la Transfiguración. Asimismo, el Señor brindó  la amistad a Marta, Maria y Lázaro. Inclusive, al enterarse de que Lázaro había muerto, le lloró y los judíos que estaban allí dijeron: “miren como lo amaba (Juan 11:36). La resurrección de Lázaro fue fruto de amor que le tenía.

Entre los Apóstoles vemos también muestras de amistad. Cuando reciben el llamado, desean ardientemente compartirlo con sus amigos. Andrés lleva a Pedro hacia Jesús. Felipe lleva a su amigo Nataniel y probablemente Juan lleva a su hermano Santiago. En este sentido, la amistad de uno con el otro se volvió un canal para que se encontraran con el Señor quien los escogió para ser sus apóstoles y discípulos.

La amistad en el apostolado

La iglesia es misionera por naturaleza y todos los bautizados están ontológicamente enviados para evangelizar. Para ello, la amistad es una clave para la nueva evangelización. No se puede hablar de una nueva evangelización sin tener en cuenta la importancia de la amistad en el anuncio de Jesucristo. La amistad del evangelizador empieza con el Señor y después con las personas. Ninguno puede ser evangelizador autentico sin la amistad con Jesucristo quien envía en su nombre a los misioneros de cada época. Quien evangeliza va en nombre del Señor, habla en nombre de Él y anuncia al Señor Jesús, la Buena Nueva para la humanidad. Por eso, no se puede anunciar a Jesús que no se conoce. Hay que conocerlo y siempre enamorarse de él para poder anunciarlo a los demás. Hoy más que nunca, los espacios vitales que requiere la amistad del evangelizador son los siguientes:

1.    Las personas alejadas de Dios y de la fe: Son los sujetos de la nueva evangelización. La amistad con ellos siempre ayuda a disipar las dudas que tienen acerca de Jesucristo y la Iglesia. El acercamiento de Jesucristo a Mateo el cobrador de impuestos siempre nos da la luz de cómo se puede acercar a los alejados de la fe (Mt 9,9-13). Jesús se acercó a él en la mesa de recaudación de impuestos, entró en su casa, y lo llamó para seguirle. El amor de Jesús a Mateo a pesar de su pasado tenebroso y pecaminoso, fue la razón de por qué lo llamó a seguirle. Asimismo la amistad con los alejados de la fe ayuda a que vuelvan a tener la confianza en la Iglesia, a sentir amados por Dios y eso ayuda a disipar las dudas que tal vez tenían sobre Dios y la Iglesia.

2.    La familia: La familia es otro areópago de la misión. La familia siempre es el núcleo de la sociedad y la Iglesia domestica. Es el núcleo de la sociedad porque de ella depende los nuevos ciudadanos que construirá la nueva sociedad y nueva patria deseadas por todos. La familia es la primera escuela del ser humano. Pues, de ningún lugar se puede recibir la mejor enseñanza que edifica a la persona integralmente que la familia. La crisis de la familia afecta a la sociedad y a la Iglesia. Asimismo, la familia es la Iglesia domestica, pues de ella depende el crecimiento de la fe de la Iglesia tanto particular como universal. Ella es la escuela de la fe porque tiene la misión de llevar la Buena Nueva, en primer lugar a sus hijos y a sus miembros, luego a los que están en su entorno e inclusive ir más allá de sus fronteras. La familia evangelizada es una luz en la sociedad porque sus miembros son ejemplos en la vivencia de los valores cristianos y así contribuyen a la construcción de una sociedad con mentalidad evangélica. Por eso, es muy significativo que el evangelizador tenga como prioridad la amistad pastoral con las familias, porque no se puede construir una comunidad de fe sin familias. La crisis de fe en las familias afecta la fe de las parroquias, diócesis y la Iglesia universal por general. Igualmente, la ausencia de valores en las familias afecta el presente y provenir de cualquier sociedad, pues ésta está construida sobre la familia como su fundamento.

3.   

La juventud y niñez: La amistad pastoral debe también tener como prioridad a los niños y jóvenes. Muchos niños y jóvenes vienen de familias fracturadas por la separación de sus padres. Algunos jóvenes y niños están inmersos en la mentalidad posmoderna que subraya siempre el ateísmo, el individualismo, la indiferencia, el relativismo y la liquidez de los valores. Eso ha causado la ausencia de valores cristianos sólidos en su crianza y ausencia de la fe en su crecimiento integral. La amistad con ellos sería una ocasión propicia para evangelizarlos, es decir, darles una propuesta diferente a su vida, que es Jesucristo, la Buena Nueva siempre para el hombre y la mujer de cada época.

4.    Amor a la periferia. Jesús en su ministerio publico solía decirles a sus apóstoles: “pasemos a la otra orilla” (Marcos 4, 35-41). La periferia en muchas veces es el lugar donde menos la gente quiere ir porque en ella vive en su mayoría los pobres y en ella es donde se encuentran realidades indeseables como drogadicción, prostitución, delincuencia, violencia, entre otros. La amistad con la periferia simboliza desprendimiento, amor a los pobres, amor a los lugares donde no se quiere ir, capacidad de romper las mentalidades excluyentes, entre otros. Jesús es el ejemplo de amor a la periferia. Ningún evangelizador puede amar a la periferia sin tener como ejemplo a Jesucristo. Él tuvo la opción preferencial por la periferia y ejerció su ministerio publico-evangelizador en lugares periféricos.

CONCLUSIÓN

La amistad es el tesoro más grande que tenemos como personas. La amistad rompe barreras de cada índole. Sin embargo, vivimos en un mundo donde se evidencian con frecuencia casos de odios, indiferencia entre familias, pueblos y naciones. El remedio de ello es la restauración de amistad tanto personal como social. Una amistad verdadera y sincera siempre restaura la confianza y convivencia pacífica entre personas, pueblos y naciones. Y más aún, es una herramienta efectiva para el anuncio del evangelio a cualquier generación, pues quien ama es confiada y se le abre la puerta para entrar.

 

 

 

 


domingo, 18 de julio de 2021

Ordenación diaconal del misionero de la Consolata en Buenaventura


El beato José Allamano, fundador de misioneros y misioneras de la Consolata solía decir: “la vocación misionera, un don de Dios” (Allamano, Así los quiero, p. 61). Es un don que el Señor regala a todos los bautizados, pero a cada uno le corresponde responder con libertad el llamado de Dios. Una de las maneras en que se manifiesta esa predilección de Dios es la ordenación tanto diaconal como sacerdotal, y la consagración religiosa. 

Para ello, el sábado, 17 de julio de 2021 fue un día especial tanto para la familia Consolata como para la Iglesia universal, pues se ordenó de diacono en la catedral de Buenaventura, Elías Dominick Libanda, un misionero de la Consolata oriundo de Tanzania, África. El diacono Elías Dominick llegó a la comunidad IMC de san Martín de Porres a finales del mes de enero del presente año, con el fin de insertarse en el contexto misionero de Buenaventura y para terminar sus estudios teológicos. Después fue destinado a Buenaventura desde donde recibió el diaconado por la imposición de las manos de monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, obispo de dicha Diocesis. El diacono Elías se ordenó junto con otros dos, es decir, el diacono Erlin Jesús Garces Angulo y el presbítero Jaminton Javier García Anizares, ambos de la Diocesis de Buenaventura. En su homilía, el obispo pidió a los neo-ordenados a que sean siempre misioneros con celo apostólico y características propias de Jesucristo: la predilección por los pobres y necesitados.

En la ceremonia de ordenación, participaron varios misioneros de la Consolata bajo la cabeza del padre Armando Olaya, superior de la Región Colombia. Después los misioneros de la Consolata junto con el nuevo diacono, fueron invitados al compartir en la parroquia san Martín de Porres, comunidad parroquial desde donde el Instituto hace presencia en la Diócesis de Buenaventura. En la parroquia san Martín de Porres, las pequeñas comunidades, los ministerios laicales, la pastoral afro de la Diócesis de Buenaventura, y los jóvenes recibieron al nuevo diacono con alegría y entusiasmo. 

Es importante notar que los misioneros de la Consolata llevan cuatro años en la Diócesis de Buenaventura. Son ellos quienes se encargan de la animación de la pastoral afro y la inculturación del Evangelio en la Diócesis, y del pastoreo de la parroquia de san Martín de Porres.

Al celebrar la ordenación del diacono Elías Dominick es un motivo para agradecerle al Señor por el don de la vocación misionera en la Iglesia. Por lo tanto, encomendamos al Señor su ministerio diaconal para que lo pueda ejercer con fidelidad al carisma Ad gentes que caracteriza siempre a los misioneros de la Consolata.

viernes, 9 de julio de 2021

Beato José Allamano y la Divina Providencia

La Divina Providencia es el cuidado que Dios consagra a toda la creación. Asimismo, se puede entenderla como las intervenciones divinas a través de las cuales las criaturas están guiadas a su fin. Eso significa que todo lo que Dios ha creado lo conserva y gobierna mediante su Providencia.

El tema de la Divina Providencia es muy evidente en la espiritualidad del beato José Allamano. No se puede hablar de él sin relacionarlo con la Divina Providencia. Él fue un ejemplo de la confianza total en la Divina Providencia porque ponía todo en las manos de Dios. Exhortaba con frecuencia a los misioneros y las misioneras de la Consolata a confiar totalmente en la Providencia del Señor. De esa manera hace entender que Dios acompaña a cada momento de nuestra vida y hace todo para el bien de la humanidad. Para ello, “no pongamos nuestra confianza en los medios humanos que poseemos: talento, fuerzas, virtudes, etc., o en los de los demás. Hagamos siempre lo que podamos de nuestra parte, después dejemos todo en las manos del Señor, sin temor” (Allamano, Así los quiero, p. 142).

La Confianza en Dios es conditio sine qua non para poder entender su Divina Providencia. Según el beato José Allamano, la confianza es  saber que Dios  acompaña siempre el proyecto diario del ser humano. Es saber que la vida no solo depende de nuestros esfuerzos humanos, capacidades intelectuales, riquezas adquiridas, entre otros, sino que, en gran parte, depende del cuidado amoroso de Dios quien hace llover a justos e injustos (Mateo 5,45). Por eso, la  confianza es “una confianza en la Divina Providencia, que nos acompaña en cada momento de nuestra vida” (Así los quiero, p. 142). Nuestro compromiso es hacer lo que nos corresponde como discípulos misioneros de Jesucristo y dejar el resto en las manos del Señor sin ningún temor.

La misión, lugar de la Divina Providencia

La misión siempre es de Dios y Él es su principal protagonista. En toda su vida, el beato José Allamano hizo entender que la misión es obra magnífica de Dios, y depende totalmente de su Divina Providencia. Los discípulos misioneros del Señor son simples colaboradores quienes actúan de acuerdo a su santa voluntad. El beato José Allamano en calidad de padre y fundador de misioneros y misioneras de la Consolata, tenía que mantener los dos institutos misioneros empezando con la formación de sus miembros, hasta el sostenimiento material de misioneros y misioneras en lugares de misión. Sin embargo, nunca se inquietó de nada por esa gran responsabilidad, porque ponía toda su confianza puesta en la Divina Providencia. Al respecto afirmaba: “Yo no dudo de la Providencia. Sin esta confianza no podríamos seguir adelante. A veces llegamos a la noche y nos falta el dinero para pagar una factura que se vence. Y bien, al día siguiente el dinero llega y salda la deuda. Les aseguro que nunca dejé de dormir tranquilamente por este fastidio” (Allamano, Así los quiero, 142).

Así como tenía toda su confianza puesta completamente en el Señor, tambien el beato José Allamano confiaba en la poderosa intercesión de la virgen Consolata. Tenía claro que la Virgen Consolata era la verdadera Fundadora de los dos institutos y él simplemente era un instrumento que Dios puso para hacer realidad la fundación de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Por esa convicción atribuía varias cosas a la obra del Señor gracias a la intercesión de la Consolata.  En incontables ocasiones hablaba de amor maternal de la Consolata al Instituto: “nuestra Madre muy tierna, que nos ama como la pupila de sus ojos, que pensó en nuestro Instituto, lo sostuvo en todos estos años material y espiritualmente, y siempre está lista para responder a nuestras necesidades” (Allamano, Así los quiero, 222).

Como cada madre cuida a sus hijos e hijas, así tambien La Consolata ha sostenido a los institutos fundados por el beato José Allamano. Decía él con respecto a eso: “todo lo que se hizo es obra de la Santísima Consolata. Ella hizo por este Instituto milagros cotidianos; hizo hablar a las piedras, llover dinero. En los momentos dolorosos, la Virgen intervino siempre de forma extraordinaria. (…) Por no hablar de las gracias que nos ha concedido a lo largo del año, incluso de orden temporal como el pan cotidiano. Si hasta eso le encargo a la Virgen” (Allamano, Así los quiero, 223).

El fundador de los misioneros y las misioneras de la Consolata confía bastante en la intercesión maternal de la virgen Consolata, de tal manera que, todo lo ponía bajo su cuidado. Sabía que Ella nunca dejaría de interceder por los misioneros y las misioneras de la Consolata, quienes anuncian con fervor el evangelio de su Divino Hijo, Jesucristo, nuestro Salvador. Por esa confianza en Ella, en varias ocasiones afirmaba: “nunca he perdido ni el sueño ni el apetito por los gastos enormes del Instituto y de las misiones. Digo a la Santísima Consolata: “¡ocúpate tú! ¡Si haces buena figura, eres tú!” (Así los quiero, 223).

Conclusión

“Quisiera que nuestros institutos en general, y ustedes en particular, tuvieran siempre esta gran confianza en Dios” (Así los quiero, 223). Esa es la gran exhortación del beato José Allamano a los misioneros y las misioneras de la Consolata. Con esto, nos ayuda a entender que la misión es obra de Dios y totalmente depende de su protagonismo y Divina Providencia. Sin embargo, nos recuerda que, aunque, Dios es el protagonista principal de la misión, a nosotros nos compete pensar y trabajar a favor de ella sin dejar de poner toda nuestra confianza en su Divina Providencia.

 

 

 

 

miércoles, 23 de junio de 2021

Celebración de la fiesta de La Consolata en Buenaventura

Cada vez que celebramos la fiesta de nuestra Señora de la Consolata tal vez el beato José Allamano diría a los misioneros y las misioneras de la Consolata este mensaje: “Para nosotros, hijos e hijas predilectos de la Consolata, ¿es importante esta fiesta? ¡Es todo! No, no quiero decirles que deben prepararse; estoy seguro de que todos están bien dispuestos para (…) celebrar con entusiasmo la fiesta. ¡El corazón nos dice lo que hay que hacer por una madre! Por lo tanto, pongamos empeño para rendirle honor!” (Así los quiero, p. 224).  

Para los misioneros y las misioneras de la Consolata, el 20 de junio es un día especial, pues es la celebración de la fiesta más importante del Instituto, es decir, la fiesta de la Consolata, patrona de misioneros y misioneras de la Consolata. En la comunidad local de Buenaventura, la fiesta fue preparada espiritualmente con la novena animada por las pequeñas comunidades de la parroquia san Martín de Porres. En la novena se reflexionó mucho sobre los rostros sufrientes de la Consolación, debido a las situaciones difíciles que actualmente le atraviesan a Colombia y al mundo entero. Colombia se encuentra en un momento difícil de la pandemia de covid-19 y al mismo tiempo, el país todavía se recupera de los efectos causados por el paro nacional. En la parroquia de san Martín de Porres, la novena fue un momento importante para orar por la salud de los enfermos de covid-19, la paz de Buenaventura y de todo el Pacifico colombiano debido a la violencia que últimamente se ha experimentado.

Como dice el beato Jose Allamano: “si celebramos con intensidad de amor todas las fiestas de la Virgen, con cuanta más razón ésta que es nuestra fiesta, es decir nos pertenece de modo particular” (Así los quiero, p. 224). Es decir, la fiesta de la Consolata debe celebrarse con más dignad que cualquiera.  Para ello, en la parroquia de san Martín de Porres la fiesta de la Consolata fue celebrada al estilo afro. Se celebró la misa inculturada para resaltar el dialogo entre la fe y la cultura afrocolombiana. Participaron las pequeñas comunidades, los ministerios parroquiales y la feligresía en general. La misa fue celebrada por el padre Leovilgildo Carlos Ussene IMC, quien resaltó el papel de la Virgen Consolata en el anuncio de Jesucristo a la humanidad.  

Es importante notar que los misioneros de la Consolata ya llevan cuatro años en Buenaventura. La comunidad local de la parroquia de san Martín de Porres está compuesta por tres misioneros: dos sacerdotes y un seminarista. Nuestra misión consoladora en Buenaventura es la animación de la pastoral afrocolombiana de la Diócesis y la misión Ad Gentes en la parroquia san Martín de Porres. Que nuestra Señora de la Consolata siga consolando a Buenaventura y al resto del Pacifico colombiano.