Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


sábado, 2 de octubre de 2021

Octubre, mes dedicado a la tarea misionera.

Octubre es un mes comúnmente llamado el mes de las misiones. Pues es un mes dedicado a la tarea evangelizadora de la Iglesia. Es importante notar que, la Iglesia existe para evangelizar y la evangelización es la razón de su ser. Todas sus actividades tienen como fin anunciar a Jesucristo, único Salvador del mundo. Para ello, el mes de octubre es para fortalecer la actividad misionera de la Iglesia y despertar la conciencia misionera de los fieles.

¿Por qué es importante el mes de octubre?

Sin lugar a dudas, el mes de octubre es muy importante en cuanto la tarea evangelizadora de la Iglesia. El tema de la misión hace que el mes de octubre sea diferente de otros meses del año. El hecho de que es el mes de las misiones, eso hace que tenga mucha importancia por las siguientes razones:

El mes de octubre ofrece la oportunidad para aprender de Jesús, el Misionero del Padre por excelencia. No hay ningún discípulo-misionero que no aprenda de la escuela misionera de Jesucristo para poder ser un misionero autentico. Asimismo, no hay ninguno en el mundo que haya misionado como Jesucristo. Jesús vivió todo su ministerio público apasionado por la misión de Dios con el fin de manifestar su Reino de justicia, verdad y paz. Como misionero fiel del Padre, en todo su ministerio público, estuvo muy apasionado por la salvación del ser humano, y de esa manera mostró el rostro misericordioso de Dios a la humanidad. Como Enviado de Dios Padre, es un ejemplo de la salida misionera porque salía con frecuencia de una orilla a la otra, de una aldea a la otra, de una ciudad a la otra, predicando el mensaje de salvación. Por eso, como discípulos-misioneros de Jesucristo, el mes de octubre nos ofrece la oportunidad de aprender de Él acerca de cómo se puede verdaderamente anunciar el Reino de Dios, motivo por el cual la Iglesia evangeliza en cada momento y dedica el mes de octubre para tal fin.

El mes de octubre nos hace renovar nuestra vocación cristiano-misionera que adquirimos desde el bautismo. Dicho de otra manera, octubre misionero despierta y renueva la consciencia misionera de cada bautizado. Vale notar que todos los bautizados son misioneros de Jesucristo y el ser misionero es un compromiso bautismal. Así que, ser misionero no es patrimonio de unos pocos, tampoco es únicamente responsabilidad de la jerarquía de la Iglesia, sino que, es una tarea de todos los bautizados. Inclusive el mandato misionero de Jesucristo está dirigido a todos los discípulos:Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 18-20). Ese mandato misionero del Señor nos hace entender que la tarea de anunciar a Jesucristo es un compromiso de todos sus discípulos, camino que se empieza desde el día del bautismo.

Octubre misionero nos da la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la misión en la Iglesia. La misión es la tarea permanente de la  Iglesia y ella no puede existir sin la misión. La iglesia vive para evangelizar, pues la misión es su razón de ser. La misión es importante porque "renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!"(Redemptoris Missio, n. 2). La misión ofrece la extraordinaria oportunidad de rejuvenecer y embellecer a la Iglesia y, al mismo tiempo, nos hace experimentar una fe que renueva y fortalece la vida cristiana. Por eso, la misión de la Iglesia es permanente y es una tarea de todos los discípulos-misioneros de Jesucristo.

El mes de octubre es una oportunidad para la auto-evangelización. La auto-evangelización es un proceso continuo para todos los discípulos de Jesucristo con el fin de dejarse iluminar incesantemente por el evangelio. Dicho de otra forma, la auto-evangelización significa dejarse siempre guiar por Jesucristo a través de su evangelio. La auto-evangelización es la tarea propia de los discípulos-misioneros y  debe aplicarse a los agentes de la misión de la Iglesia: la jerarquía, los religiosos, los laicos comprometidos, entre otros. Aunque estemos conscientes de nuestros compromisos bautismales, las consecuencias del pecado nos alejan del camino del Señor. La misión que es el motivo principal del mes de octubre es un momento propicio para crecer en la fe y renovar nuestra adhesión al Señor. Sin la presencia verdadera de Jesucristo, es difícil ser un misionero verdadero, pues el misionero anuncia a Jesucristo, habla en nombre de Él y es enviado en nombre de Él a través de la Iglesia. Para ello, el mes misionero de octubre nos ofrece la oportunidad para la conversión, es decir, de ser conscientes de situaciones que nos desvían de Dios y de saber que sin Él es imposible evangelizar auténticamente a los demás.

Octubre misionero es para promover la salida misionera. No hay misión sin salida. Hay que salir a manera de Jesús. Siempre la misión evangelizadora de la Iglesia está caracterizada por la salida misionera. Sin embargo, la salida del misionero o del evangelizador debe empezar con él mismo o ella misma. Para poder salir hacia los demás y las periferias, debe haber una salida de nuestras zonas de confort, una salida de nuestro orgullo, una salida de nuestras mentalidades mezquinas, una salida de encerramientos, miedos, etc. La salida de uno mismo le permite salir hacia las periferias, hacia las fronteras, hacia las personas para compartirles la Buena Nueva, Jesucristo, único Salvador del mundo. La salida misionera es la invitación que hace siempre el papa Francisco a los fieles: “todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG n. 20).

Octubre misionero es un mes para callejear la fe. La razón para callejear la fe viene del mandato misionero de Jesucristo: “Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado” (Mt 28, 18-20). Callejear la fe significa salir en nombre de Jesús para evangelizar, significa dar la fe de Jesucristo a los demás, significa hablar en nombre del Señor. Es encontrarse con otras personas con el motivo de anunciarles a Jesucristo, fuente de vida nueva para la humanidad de cada época. Por lo tanto, callejear la fe es la manifestación del compromiso misionero a manera de Jesucristo.

El mes de octubre es para el santo Rosario. De hecho, octubre es también llamado el mes del rosario y es el único mes en el año dedicado al rosario. El rosario es la oración preferida de la santísima Virgen Maria e instrumento efectivo para la evangelización. El rosario hace contemplar a la virgen Maria como estrella de la evangelización. Ella es estrella de la evangelización porque toda su vida, por la voluntad de Dios, forma parte del evangelio. Su unión con Cristo por la voluntad del Padre es la razón por tenerla como autentica evangelizadora. La virgen Maria evangeliza irradiando las mismas virtudes que Jesucristo irradia. Cristo es la fuente de todas las virtudes y perfecciones, así que, la santísima Virgen Maria por ser su Madre, es también espejo de las virtudes de su divino Hijo. Los títulos, las advocaciones y la devoción popular que los fieles dirigen a la madre de Dios muestran a Ella como evangelizadora. Son expresiones que revelan a Ella como reflejo de las perfecciones divinas. Al imitarlas y contemplarlas es recibir una enseñanza evangelizadora.

Conclusión

El mes de octubre es para ayudarnos a entender que ser misionero es la vocación propia del cristiano, y evangelizar es una responsabilidad de cada bautizado. Esa responsabilidad de anunciar a Jesucristo requiere entusiasmo, requiere arroparnos de la fe en Jesucristo, prototipo de la misión, requiere la salida misionera, requiere la conversión y el cambio de mentalidad. Que en este mes de octubre, el Señor nos regale a todos la gracia de crecer en amor a la misión.

 

 

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