La
misión Ad Gentes: La Misión ad gentes
es la característica fundamental de cada misionero de la Consolata. La misión ad gentes es el carisma de los
misioneros de la Consolata. De hecho, está bien claro en las Constituciones: “el
Instituto es una familia de consagrados para la misión ad gentes por toda la vida” (Constituciones, No. 4). Las
Constituciones del Instituto subrayan que “el fin que nos caracteriza en la
Iglesia es la evangelización de los pueblos…este fin debe impregnar nuestra
espiritualidad, guiar las opciones, cualificar la formación y las actividades apostólicas,
orientar totalmente la existencia” (Constituciones, No. 5). La misión ad gentes es la identidad de los misioneros
de la Consolata. Por la misión ad gentes,
los misioneros de la Consolata están evangelizando en Africa, América, Asia y
Europa, y siempre en los lugares donde pocos quieren estar. Asimismo, trabajan con
grupos étnicos, emigrantes, y las situaciones existenciales con las cuales
pocos quieren identificarse. La salida misionera es una característica de los
misioneros de la Consolata muy unida a la misión ad gentes. Por eso son
enviados fuera de su país, continente e Iglesia de origen con el fin de anunciar
a Cristo más allá de su propia frontera de origen.
La espiritualidad
eucarística: Según Lumen Gentium
11, la Eucaristía es "fuente y culmen de toda la
vida cristiana". Es importante
notar que, "los demás sacramentos, como también todos los ministerios
eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se
ordenan. La Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (Presbyterorum Ordinis
no. 5).
La vida
comunitaria-familiar: La vida
comunitaria es una característica de los misioneros y misioneras de la
Consolata. De hecho, el beato José Allamano lo decía claramente que el
Instituto es una familia, es decir, los misioneros de la Consolata es una
familia: “recuerden que el Instituto no es un colegio, tampoco un seminario,
sino una familia. Son todos hermanos; deben vivir juntos, preparase juntos,
para luego trabajar juntos durante toda la vida” (Así los quiero, p. 192). Las
Constituciones del Instituto estipulan que “en el Instituto, familia reunida en
el nombre del Señor, todos se sienten y se acogen como hermanos, se interesan
los unos por los otros, viven la misión en unidad de intentos, hacen propias
las alegrías, sufrimientos y esperanzas del Instituto, en cualquier parte donde
éste esté y trabaje” (Constituciones, no. 15). Por el espíritu de familia del
Instituto de la Consolata, los misioneros viven en comunidad, oran juntos, trabajan
juntos y planean juntos las actividades pastorales para la evangelización de
las comunidades. La vida comunitaria-familiar es la fuente de comunión fraterna
y una característica que idéntica a los misioneros de la Consolata. Es tambien el
aspecto central de la vida consagrada. La vida comunitaria es un valor primario
para los misioneros de la Consolata, pues ella conlleva que los misioneros
compartan los bienes espirituales, morales y temporales, igual participar en
compromisos y observar las mismas normas de la vida.
La espiritualidad
mariana: Los misioneros de la
Consolata son marianos por excelencia. Ante todo, el Instituto lleva el nombre
de la Virgen Consolata Madre de los misioneros y las misioneras de la
Consolata. Ella es la Patrona del Instituto, y por eso, “tenemos que estar
felices de tenerla como Protectora y estar santamente orgullosos de que nuestro
Instituto se llame La Consolata” (Así los quiero, pg 223). Para los misioneros
de la Consolata la Virgen María es modelo de consagración a Dios, de escucha y
oración. Para ello, los misioneros expresan su devoción en la celebración
fervorosa de las fiestas marianas, en el rezo del rosario y en las demás formas
de piedad mariana. Siempre a la Virgen Maria bajo la advocación de La Consolata
los misioneros confían su apostolado.
Conclusión
El beato José Allamano es el padre de los misioneros y las
misioneras de la Consolata. De él viene el carisma que los identifica en la
Iglesia, es decir, la evangelización de los pueblos. La espiritualidad que
identifica el ser y quehacer de los misioneros la definió el beato José Allamano.
Así que, es importante conocer al beato José Allamano para entender el ser de
los misioneros y las misioneras de la Consolata. Así que, el beato José
Allamano es el tronco de los misioneros y las misioneras de la Consolata.
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