Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


viernes, 22 de julio de 2022

Beato José Allamano y la espiritualidad de los misioneros de la Consolata.

 

Los misioneros y las misioneras de la Consolata tienen siempre su inspiración en el beato José Allamano. Se puede decir que, sin él es imposible hablar de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Él es la fuente del carisma que los identifica  en la Iglesia y es el fundador de dos institutos misioneros de la Consolata que han contribuido enormemente a la propagación de la fe en varios lugares del mundo. La espiritualidad que caracteriza a los misioneros y las misioneras de la Consolata tiene su fuente en el beato José Allamano. Su identidad en la Iglesia es la evangelización de los pueblos cuya espiritualidad se basa en las siguientes características descritas a continuación:

La misión Ad Gentes: La Misión ad gentes es la característica fundamental de cada misionero de la Consolata. La misión ad gentes es el carisma de los misioneros de la Consolata. De hecho, está bien claro en las Constituciones: “el Instituto es una familia de consagrados para la misión ad gentes por toda la vida” (Constituciones, No. 4). Las Constituciones del Instituto subrayan que “el fin que nos caracteriza en la Iglesia es la evangelización de los pueblos…este fin debe impregnar nuestra espiritualidad, guiar las opciones, cualificar la formación y las actividades apostólicas, orientar totalmente la existencia” (Constituciones, No. 5). La misión ad gentes es la identidad de los misioneros de la Consolata. Por la misión ad gentes, los misioneros de la Consolata están evangelizando en Africa, América, Asia y Europa, y siempre en los lugares donde pocos quieren estar. Asimismo, trabajan con grupos étnicos, emigrantes, y las situaciones existenciales con las cuales pocos quieren identificarse. La salida misionera es una característica de los misioneros de la Consolata muy unida a la misión ad gentes.  Por eso son enviados fuera de su país, continente e Iglesia de origen con el fin de anunciar a Cristo más allá de su propia frontera de origen.  

La espiritualidad eucarística: Según Lumen Gentium 11, la Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana".  Es importante notar que, "los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (Presbyterorum Ordinis no. 5). Los misioneros de la Consolata son eucarísticos por excelencia. La espiritualidad eucarística de los misioneros de la Consolata está heredada del beato José Allamano. En sus exhortaciones, el Fundador recomienda a los misioneros de la Consolata a celebrar con frecuencia la Eucaristía, y estar frecuentemente en la presencia del Santísimo Sacramento del Altar. La vida del misionero de la Consolata es “una vida eucarística” (Constituciones, No. 12). Solía decirles a los misioneros que “la misa es el tiempo más bello de nuestra vida; una sola bastaría para hacer feliz a quien llegue a celebrarla. Aunque tuviéramos que prepararnos durante quince o veinte años para celebrar una misa, ¡qué felices seriamos!” (Así los quiero, p. 210). Así que, la eucaristía es la fuente y vértice de la evangelización, es el centro al cual tiende toda la vida espiritual del misionero y de las comunidades y como consecuencia la razón profunda para vivir continuamente en acción de gracias.

La vida comunitaria-familiar: La vida comunitaria es una característica de los misioneros y misioneras de la Consolata. De hecho, el beato José Allamano lo decía claramente que el Instituto es una familia, es decir, los misioneros de la Consolata es una familia: “recuerden que el Instituto no es un colegio, tampoco un seminario, sino una familia. Son todos hermanos; deben vivir juntos, preparase juntos, para luego trabajar juntos durante toda la vida” (Así los quiero, p. 192). Las Constituciones del Instituto estipulan que “en el Instituto, familia reunida en el nombre del Señor, todos se sienten y se acogen como hermanos, se interesan los unos por los otros, viven la misión en unidad de intentos, hacen propias las alegrías, sufrimientos y esperanzas del Instituto, en cualquier parte donde éste esté y trabaje” (Constituciones, no. 15). Por el espíritu de familia del Instituto de la Consolata, los misioneros viven en comunidad, oran juntos, trabajan juntos y planean juntos las actividades pastorales para la evangelización de las comunidades. La vida comunitaria-familiar es la fuente de comunión fraterna y una característica que idéntica a los misioneros de la Consolata. Es tambien el aspecto central de la vida consagrada. La vida comunitaria es un valor primario para los misioneros de la Consolata, pues ella conlleva que los misioneros compartan los bienes espirituales, morales y temporales, igual participar en compromisos y observar las mismas normas de la vida.

La espiritualidad mariana: Los misioneros de la Consolata son marianos por excelencia. Ante todo, el Instituto lleva el nombre de la Virgen Consolata Madre de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Ella es la Patrona del Instituto, y por eso, “tenemos que estar felices de tenerla como Protectora y estar santamente orgullosos de que nuestro Instituto se llame La Consolata” (Así los quiero, pg 223). Para los misioneros de la Consolata la Virgen María es modelo de consagración a Dios, de escucha y oración. Para ello, los misioneros expresan su devoción en la celebración fervorosa de las fiestas marianas, en el rezo del rosario y en las demás formas de piedad mariana. Siempre a la Virgen Maria bajo la advocación de La Consolata los misioneros confían su apostolado.

Conclusión

El beato José Allamano es el padre de los misioneros y las misioneras de la Consolata. De él viene el carisma que los identifica en la Iglesia, es decir, la evangelización de los pueblos. La espiritualidad que identifica el ser y quehacer de los misioneros la definió el beato José Allamano. Así que, es importante conocer al beato José Allamano para entender el ser de los misioneros y las misioneras de la Consolata. Así que, el beato José Allamano es el tronco de los misioneros y las misioneras de la Consolata.

 

 

 

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