Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


martes, 16 de mayo de 2017

UN MISIONERO DE LA CONSOLATA SE ORDENÓ DE DIÁCONO EN BUENAVENTURA.

El día 13 de mayo, fiesta de nuestra señora de Fátima, siempre será recordado tanto para la Iglesia particular de Buenaventura como para los misioneros de la Consolata en la región Colombia-Ecuador. Fue el día en el que se ordenó de diacono el misionero de la Consolata Leovilgildo Carlos Ussene Capiale. Es importante notar que, el diacono Leovilgildo es oriundo de Mozambique quien llegó a Colombia en 2013 después de su primera profesión religiosa. Actualmente, desempeña su apostolado misionero en la misión de san Martín de Porres (Buenaventura), y así compartiendo la fe entre el pueblo afrodescendiente del lugar mencionado.

La ordenación diaconal fue antecedida por la profesión perpetua el 12 de mayo del año presente. La misa de la profesión perpetua fue presidida por el obispo de Buenaventura, monseñor Héctor Epalza Quintero en compañía de varios misioneros de la Consolata bajo la cabeza del padre Armando Olaya, superior regional de Colombia-Ecuador. Además, estuvieron presentes varios sacerdotes diocesanos, religiosos y religiosas. En su homilía, tanto en la profesión perpetua como en la ordenación diaconal, monseñor Héctor agradeció al  nuevo diacono por haber respondido afirmativamente al llamado misionero de Jesús con generosidad y entrega. Le recordó que la fidelidad y la santidad son las claves imprescindibles para seguir respondiendo positivamente a la vocación diaconal que el Señor le había confiado. 


El obispo utilizó la misma ocasión de la ordenación para darle públicamente el decreto de permanencia en la diócesis de Buenaventura al movimiento apostólico Lazos de amor mariano. El decreto fue entregado al señor José Rodrigo Jaramillo,  fundador de dicho movimiento. Asimismo, en el marco de la celebración del centenario de las apariciones de Fátima, el ordinario de la diócesis de Buenaventura consagró a toda la diócesis al sagrado corazón de María. En fin, la ordenación del misionero de la Consolata Leovilgildo fue un momento que llenó a muchos de alegría, renovó la fe de muchos y animó a varios cristianos católicos a comprometerse con la misión evangelizadora de la Iglesia universal.

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