Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


sábado, 20 de mayo de 2017

BUENAVENTURA VIVE EL PARO CÍVICO DENTRO DE LA SEMANA DE LA AFROCOLOMBIANIDAD.

Un paro cívico es una acción de carácter político que los movimientos han utilizado a lo largo de la historia como recurso para  manifestar activamente sus demandas y difundir sus  puntos de vista hacia sectores amplios de la población. Es paro porque busca detener la actividad que se realiza cotidianamente para poner en marcha otro tipo de acciones que rompan la rutina de la cotidianidad de un lugar. Es cívico porque se reconoce en la ciudadanía su actor principal. También es político porque lo que pone en evidencia es un momento de disputa de poder entre dos fuerzas claramente diferenciadas: por un lado el estado y sus instituciones de gobierno, incluidas las de ejercicio de la fuerza coercitiva; por el otro, la ciudadanía y sus expresiones organizativas.

Desde el 16 de mayo del año presente, se empezó a llevar a cabo el paro cívico en el municipio de Buenaventura. Se trata de un paro que aglutinó a varias organizaciones sociales y las iglesias para reivindicar al gobierno nacional las soluciones pertinentes acerca de las problemáticas sociales que la sociedad bonaverense ha vivido y sigue viviendo. Es verdad que la realidad de Buenaventura requiere una intervención inmediata de parte del estado. El índice de desempleo es del 62% y el empleo informal llega al 90,3%, el de pobreza es del 91% en la zona rural y el 64% en la zona urbana, el de pobreza multidimensional es del 66%, de los 407.539 habitantes 162.512 son víctimas del conflicto armado (reconocidas por la unidad para las víctimas), el déficit de vivienda es del 54%, las Necesidades Básicas Insatisfechas de personas pobres es de 36%, 3 veces mayor que el de la ciudad de Cali, cero (0) oferta pública en salud de mediana y alta complejidad, un gran porcentaje de las cuencas hidrográficas están contaminadas con mercurio u otros metales por minería y otras actividades, hay programados desalojos territoriales, hay control de la vida comunitaria en el territorio por actores armados ilegales. Vale notar que, Buenaventura ciudad región fue fundada en 1540, más que apoyo, se le ha dado un tratamiento discriminatorio como haber recibido los dos primeros grados de primaria en 1934.

El descontento de los bonaverenses ante el olvido del estado no deja de causar manifestaciones como la única forma para que el estado colombiano escuche el clamor del pueblo. El olvido del que el estado ha sumergido a Buenaventura es la mayor causa del paro cívico y otras manifestaciones que los bonaverenses han venido realizando como manera de oponerse a esa situación. Vale saber que, el paro cívico de mayo de 2017, es el tercero que se ha realizado en Buenaventura. El primero fue realizado en 1972 y el segundo en 1998. Lo curioso es que, el paro cívico de 2017 ha sido realizado dentro de la semana de la afrocolombianidad, semana en la que se celebra la libertad del pueblo negro del yugo de la esclavitud y las contribuciones históricas del pueblo afrocolombiano a la construcción de Colombia y de su identidad. La razón de este paro cívico se basa en torno a los siguientes ejes temáticos estructurales:

(a)  Cobertura en Prevención y atención en salud de baja, media y alta complejidad y medicina tradicional.
(b)    Recuperación y conservación de cuencas y otros ecosistemas estratégicos degradados.
(c)   Cobertura, calidad y pertinencia de la educación básica, media, técnica y universitaria.
(d)   Fortalecimiento y promoción masiva de las prácticas culturales, recreativas y deportivas.
(e)   Saneamiento básico e infraestructura y operación pública y comunitaria de los servicios públicos domiciliarios.
(f)    Acceso a la justicia y reparación a las victimas individuales y colectivas.
(g)   Ordenamiento del territorio, como hábitat para la vida y el bienestar colectivo, con reparación y nuevas viviendas para las familias.
(h)   Fortalecimiento de la producción local y regional y otras medidas económicas, jurídicas y políticas que garanticen la generación de empleos dignos y los ingresos requeridos por las familias.

La realización del paro cívico dentro de la semana de la afrocolombianidad es de sublime importancia. Pues la afrocolombianidad no es otra cosa que la extraordinaria contribución del pueblo afrocolombiano desde 1510 hasta hoy, al proceso de fundación, construcción y protagonismo de la nacionalidad y todas las esferas de la sociedad colombiana. Dicho de otro modo, es el conjunto de aportes – materiales, espirituales y políticos – de los ancestros africanos y de los afrocolombianos al desarrollo y evolución de la colombianidad. Desde 2001, el congreso de la república de Colombia durante la presidencia de Andrés Pastrana estableció la afrocolombianidad con el decreto 725. Desde ahí se ha venido celebrando este acontecimiento a nivel nacional, sobre todo, en los municipios, ciudades y lugares donde hay mayor presencia de los afrocolombianos. Sin embargo, el día crucial es el 21 de mayo en el cual se conmemora de manera especial la abolición legal de la esclavitud en Colombia. Se trata de una fecha importantísima porque se celebra la libertad del pueblo negro y su lucha por conseguirlo.

La celebración de la Afrocolombianidad convoca al pueblo negro en Colombia a hacer un recorrido por el pasado, presente y futuro de las culturas afrocolombianas, sus historias, sus luchas, las injusticias de que han sido víctimas, el estado de sus derechos humanos y étnicos, sus diversidades culturales, sus procesos organizativos reivindicatorios y sus proyectos de empoderamiento ciudadano y político. La Afrocolombianidad es un espacio educativo para enaltecer la reflexión ciudadana y política sobre la realidad de las comunidades, y la reivindicación de los derechos humanos y étnicos del pueblo afrocolombiano. No debe ser convertida en un carnaval donde las personas afros reproduzcan el estereotipo de folclóricos y rumberos. Es un espacio para reivindicar activamente el derecho a la vida con dignidad, el derecho a la paz y la no violencia y el derecho a la superación de la marginación y olvido de los cuales tienen sumergido y marginalizado al pueblo afrocolombiano.

Así que, cuando en Buenaventura se realiza el paro cívico con el lema “vivir con dignidad y en paz en el territorio” se está viviendo las aspiraciones de la afrocolombianidad: la lucha por la libertad, la vida digna y el derecho del pueblo afro-bonaverense. El paro cívico de Buenaventura exige al gobierno nacional agilizar los mecanismos necesarios que permitan que haya un cambio sustancial acerca de la realidad indigna que vive la mayoría de la población bonaverense.

 La postura de la Iglesia frente al paro cívico en Buenaventura.

La Iglesia siempre ha estado apoyando al pueblo afrodescendiente de Buenaventura. Desde el tiempo de monseñor Geraldo Valencia Cano, primer vicario apostólico de Buenaventura hasta el día de hoy, la Iglesia nunca ha abandonado al pueblo de Dios que peregrina en Buenaventura en materia de derechos humanos, la lucha por la vida digna y la paz en el territorio. Monseñor Valencia Cano solía decir: “no se puede afirmar que se ama a Dios, si no se ama a la persona humana en su situación concreta.” Actualmente, la Iglesia particular de Buenaventura bajo el episcopado de monseñor Héctor Epalza Quintero ha acompañado al pueblo en sus luchas, sus angustias, sus penas y sus alegrías. La iglesia siempre ha luchado por los derechos humanos de todos los bonaverenses y ha denunciado con constancia las atrocidades que han sufrido los bonaverenses. El paro cívico, por ser una plataforma a través de la cual se está reclamando una vida digna, la justicia y el respeto por los derechos humanos, la Iglesia abiertamente ha apoyado a la gente en este paro cívico que se ha realizado pacíficamente.

La postura de la iglesia particular de Buenaventura contempla lo que dice la Constitución pastoral del Concilio Vaticano II en relación con la Iglesia-mundo: “Los gozos y las esperanzas, las lágrimas y angustias del hombre de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos son también gozo y esperanza, lágrimas y angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay de verdaderamente humano que tenga resonancia en su corazón.”(GS 1). Asimismo afirma: “La Iglesia, que en razón de su misión y de su competencia, no se confunde de manera alguna con la sociedad civil, ni está ligada a ningún sistema político determinado, es, a la vez, señal y salvaguardia del carácter transcendente de la persona humana.” (GS 76).

Para ello, en varias ocasiones el pueblo de Dios ha estado acompañado por el clero, los religiosos y las religiosas en las marchas, en los plantones y con frecuencia éstos  iniciaban la jornada con oraciones y en algunos puntos con la eucaristía. Todo ello, con el motivo de alentar al pueblo de Dios protestar en paz y tranquilidad. A raíz de ese acompañamiento de la iglesia, el pueblo entero al inicio realizó la marcha sin ningún disturbio alguno. Posteriormente, se presentaron los casos de violencia y vandalismo cuando empezaron las confrontaciones entre la fuerza pública y la población civil. Sin embargo, el anhelo de todos los bonaverenses es que haya una solución convincente y contundente de parte del gobierno nacional para los problemas de Buenaventura en materia de salud, educación, agua potable, infraestructura y vida digna.


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