El mes de octubre está
caracterizado en la Iglesia Católica entre otras razones por el impulso renovado
a la actividad misionera. Comienza con la memoria litúrgica de Santa Teresita
del Niño Jesús, quien es Patrona de las Misiones y termina con la celebración
de la Jornada Mundial de las Misiones el tercer domingo del mes. Se ha venido
celebrando octubre como mes de misiones desde el año 1927 durante el
pontificado de Pio XI, el papa de las misiones. Se celebró por primera vez en
la historia de la Iglesia el Día Mundial de las Misiones popularmente llamado
DOMUND, el penúltimo domingo de octubre.
La iglesia, como
sacramento de salvación, se preocupa por la misión de propagar la fe y la salvación
de Jesucristo (AG 5). No hay lugar a dudas que “la actividad misional fluye
íntimamente de la naturaleza misma de la iglesia cuya fe salvífica propaga” (AG
6). Es deber de cada bautizado, además, contribuir a la misión evangelizadora
de la Iglesia. La misión no tiene excepción; ella “exige a todos los bautizados
reunirse en una sola grey, para poder dar, de esta forma, testimonio unánime de
Cristo, su Señor, delante de todas las gentes” (AG 6).
Hay
que despertar la consciencia sobre el deber evangelizador de los bautizados. El
mes de octubre tiene como finalidad concientizar que la misión de Jesucristo, que le confió a la
Iglesia, todavía está aún lejos de cumplirse (RM 1). Hay que desarrollar la
consciencia sobre los destinatarios de la misión de hoy. Los primeros son los
fieles cristianos comprometidos con Cristo y la Iglesia. La Evangelización
dirigida a éstos pretende ayudarlos a que crezcan más en su compromiso de fe. Las
Iglesias locales en muchas veces en sus programas pastorales se han enfocada en
este primer grupo, a veces olvidándose de los otros. El segundo grupo de
destinatarios de la misión de la Iglesia son los cristianos que, por diferentes
motivos abandonaron su fe cristiana y dejaron de reconocerse como cristianos
católicos o decidieron vincularse a otras confesiones, cristianas y no
cristianas. La evangelización dirigida a ellos se llama la Nueva Evangelización,
requiere nueva expresión de fe, nuevos métodos y metodologías de llevar a ellos
la Buena Nueva, y el testimonio de vida. Para que se aproxime a ellos, se pide
una transición de los métodos caducos a otra forma de expresar y transmitir el
mensaje evangélico. El tercer grupo de destinatarios son los no cristianos.
Éstos son personas y pueblos que nunca habían recibido el Evangelio de Cristo y
la Evangelización para ellos es el primer anuncio, esto es, el Kerygma.
Cada
circunscripción eclesial tiene por lo menos dos de dichos destinatarios. ¿Cómo será posible llegar a ellos? ¿Cómo es
posible saber que existen? ¿Cómo convencerles de hacer parte de la iglesia? ¿Cómo
llevarles el amor de Dios? El Octubre Misionero es propicio para desarrollar
esa pasión por la misión, por salir
de los esquemas conservadores de hacer la misión, hacia los planes pastorales
que propicien el encuentro con los destinatarios. El mes de octubre también es
propicio para desarrollar el amor a la misión Ad Gentes. La pasión por esta
misión implica dos cosas: primero, ir directamente a los destinatarios que
necesitan el primer anuncio, que necesitan
que se les anuncien el amor y misericordia de Dios, que necesitan conocer al
Dios de Jesucristo. Segundo, cooperar con los misioneros y las misioneras quienes
desempeñan directamente la labor en el campo de la misión. Se coopera con los
enviados a través de oración, ofertas financieras, cooperación voluntaria, entre
otros. Se busca que la misión de Cristo pueda conocerse en todos los rincones.
El Octubre
Misionero, en síntesis, llama a todos los cristianos a revisar su compromiso
misionero; todos lo recibieron en el bautismo.
Cristo nos mandó a todos y cada uno a pregonar su amor, su misericordia
a los demás. A todos nos llama a salir de nuestras comodidades y derrumbar los esquemas
sociales y mentales que nos impiden salir al encuentro con los de la otra
orilla (Lc 8, 22; Mc 4, 35). Ellos son los que necesitan que se les predique
que Cristo está vivo entre todos. Esta tarea nos compete a todos: hombres,
mujeres, jóvenes, adultos, niños, obispos, sacerdotes, y laicos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario