¿Qué nos exhorta San José Allamano sobre
el mes de mayo?
En la vida de todos los santos, la virgen
Maria ha tenido siempre un lugar privilegiado. En ella se encuentran todas las
virtudes teologales: fe, esperanza y caridad (cfr. 1 Cor 13, 13). De igual
manera, San José Allamano era un devoto ferviente de la santísima virgen
Consolata. Se consagró a Ella y le encomendó también a los dos Institutos
misioneros fundados por él. Por ser mariano por excelencia, el mes de mayo era
muy importante para el Fundador de los misioneros de la Consolata. A ellos les
transmitió el valor sublime del mes de María, tal como se describe a
continuación:
El
mes de mayo es para crecer en amor hacia la virgen Maria:
Afirma san José Allamano: “Si todos deberían ser afectuosos con María, con más
razón los misioneros y las misioneras. Por lo tanto, tratemos de santificar
este mes honrándola y creciendo cada vez más en el amor hacia ella” (Asi los
quiero, p. 234). En el mes de mayo es fundamental crecer en amor mariano a
través del rezo del rosario, rezo de Ángelus o Reina del Cielo y otras
invocaciones marianas que resaltan la veneración de la Madre de
Dios. Es un deseo de san José Allamano que la Virgen María esté contenta de los
misioneros y misioneras de la Consolata especialmente en el mes dedicado a Ella
(Cfr. Así los quiero, p. 234).
Mayo es un mes
para imitar las virtudes de la Virgen Maria: Las
virtudes son las características de un individuo que son deseadas por la
sociedad. Acerca de ello subraya san José Allamano. “Por
lo tanto, tratemos de vivir este mes de gracias particulares, esforzándonos por
crecer en la virtud que la virgen nos surgiera” (Asi los quiero, p. 234).
Las virtudes de la virgen Maria que cada misionero y discípulo de Jesucristo
debe imitar son: amor ardiente a Dios, la humildad, fe y aceptación de la
Palabra de Dios, obediencia generosa, caridad solicita, sabiduría, piedad,
paciencia y fortaleza en el dolor, pobreza y confianza en el Señor, esperanza,
entre otras. Nos recuerda José Allamano que “hacer sacrificios en honor de
María está bien, pero vale más la imitación de sus virtudes” (Así los quiero,
p. 234).
La
devoción de María debe distinguirse en todo el año:
Mayo es un mes especial para que se resalte la veneración y la devoción a la
virgen María. Sin embargo, para los misioneros de la Consolata la devoción a
María no debe limitarse solo al mes de mayo, sino que debe destacarse en todo
el año. Acerca de ello, dice San José Allamano: “¡Que
bella y plena es la vida cuando se es devoto de Maria! Quiero que para ustedes
sea “mes de Maria” todo el año, porque deben estar como enamorados de la
Virgen” (Asi los quiero, 235). San José Allamano insiste que la devoción
a la Madre del Señor debe ser parte de la espiritualidad que identifica el ser
y quehacer del misionero de la Consolata. La Virgen María bajo la advocación de
la Consolata es la Patrona de los Institutos fundados por San José Allamano, y
por eso, su imagen debe estar en cada misión donde estén los misioneros y las
misioneras de la Consolata.
En
conclusión:
Los
misioneros de la Consolata son marianos por excelencia. La devoción mariana es
un legado que heredaron de su santo Fundador. San José Allamano era muy devoto
a la Consolata. Para ello, exhortó constantemente a los misioneros de la
Consolata a enaltecer a la Virgen Maria en todo el año. Que la Virgen Consolata,
Madre de los misioneros siempre interceda por su obra evangelizadora en las
misiones que se les han confiado.
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