“Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mt 23:
39). Esa frase de la Sagrada Escritura
resumía la alegría de la gente de Buenaventura al recibir el nuevo obispo en la
persona de monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya. Es importante notar que,
tras la renuncia canónica de monseñor Héctor Epalza Quintero después de haber
cumplido 77 años de edad, el papa Francisco nombró a monseñor Rubén Darío para
la diócesis de Buenaventura. Fue consagrado como obispo el 29 de julio en la
catedral de Pereira y se posesionó el 12 de agosto del año presente en la
catedral san Buenaventura. La ceremonia de posesión fue presidida por el Nuncio
Apostólico en Colombia, monseñor Ettore Balestrero.
El Nuncio animó al nuevo obispo a que siempre se
apoyara en Jesucristo, Pastor Supremo para el pastoreo del pueblo de Dios que
peregrina en Buenaventura. En su alocución, monseñor Rubén Darío afirmó que no
vino para ser servido sino a servir. Y dio a conocer que el Sistema Integral de
la Nueva Evangelización (SINE) será la ruta evangelizadora de la diócesis.
La ceremonia vio la presencia de la feligresía desde
varias parroquias que comprenden la diócesis de Buenaventura. Hubo la presencia
masiva del clero tanto diocesano como religioso, los religiosos y religiosas, y
la presencia significativa de obispos de Cali, Buga, Palmira, Cartago, Pereira,
Guapi, Quibdó, entre otros.
Vale notar que el nuevo obispo llegó el 11 de agosto a
Buenaventura. Varios fieles y autoridades civiles se congregaron en el bulevar del centro
para darle la bienvenida calorosa a la ciudad y a la costa pacífica colombiana.
Lo recibieron con música y danza propias del pueblo afrobonaverense. Fue en la
misma ocasión en la que el alcalde de distrito especial de Buenaventura, licenciado
Eliecer Arboleda le entregó las llaves de la ciudad como símbolo de que, desde
ya el municipio de Buenaventura es su nueva casa.
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