El 28 de noviembre de 2015, entró en la memoria
histórica de los ugandeses como día inolvidable, pues el santo padre Francisco
presidió la celebración de los 50 años de la canonización de los mártires de
Uganda. Los santuarios de mártires, quiere decir, el de los católicos y el de los anglicanos,
fueron repletos de fieles para recibir el mensaje de esperanza y alegría de
parte del sumo pontífice. Es importante notar que el motivo fundamental de la
visita del papa Francisco a esta nación fue presidir la gran celebración en
acción de gracias al Señor por los cincuenta años de la canonización de 22
mártires ugandeses. Su martirio inició un nuevo capítulo tanto en Uganda como
en el resto del continente africano.
Esta celebración, prácticamente empezó el 27 de
noviembre en el santuario de Munyonyo, lugar donde se martirizó a san Andrés
Kaggwa, primer mártir que entregó su vida por el amor a Cristo. Desde este
lugar, el santo padre se encontró con los representantes de catequistas y
maestros de todo el país, cuyo patrón es san Andrés Kaggwa. El sumo pontífice
elogió el papel enorme que éstos desempeñan en la formación del pueblo de Dios.
El día siguiente el santo padre presidió la conmemoración del quincuagésimo
aniversario de la canonización de los mártires de Uganda.
En su homilía, el
sumo pontífice señaló que la sangre de los mártires “muestra que hoy los
placeres mundanos y el poder terreno no dan alegría ni paz duradera.” Añadió,
asimismo, que siempre se recordará el heroísmo y el sacrificio de estos
mártires dado que el testimonio de su amor a Cristo y a su Iglesia ha alcanzado
los extremos confines de la tierra. El testimonio de los mártires de Uganda es
de valor inestimable porque buscaron el bien de todos. En este sentido, nos
muestra el camino de entrega y sacrificio en la búsqueda de soluciones a los
problemas que afectan a los demás.
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