Buenaventura es un
municipio que se encuentra en la costa pacífica colombiana. Es un municipio
netamente afro y está caracterizado por la alegría y acogida de su gente. Sin
embargo, a partir de 30 de diciembre de 2020, la situación en Buenaventura
cambió drásticamente. Ese día, se experimentó simultáneamente en todo el casco
urbano el asesinato de 15 personas en su mayoría jóvenes. Desde ese entonces,
las cosas no volvieron a ser iguales en cuanto la convivencia pacífica en los
barrios. En algunos barrios se acabó la vida social, pues muchas personas no volvieron
a reunirse con nadie por el miedo a las bandas criminales que se han adueñado del
control de las calles. Cada vez más la gente se restringe de moverse de un
barrio al otro, sobre todo en la noche. Asi que, la realidad desafiante que se
vive en Buenaventura, se puede entender desde los siguientes aspectos que
describo a continuación:
La violencia
La violencia es el
desafío más grande que aqueja a Buenaventura. La violencia en Buenaventura se
le atribuye a estas razones: la primera razón es la presencia en Buenaventura
del puerto más grande de Colombia y el segundo factor es la proliferación de
las bandas criminales en los barrios. El
puerto de Buenaventura es muy estratégico debido a su cercanía a Panamá, y por
estar ubicado al océano pacifico, es una ruta hacia los puertos de Canadá, Estados
Unidos, Japón, China, entre otros. Eso hace que sea un lugar muy apetecible
para los carteles de narcotráfico que siempre usan la violencia para permitir el
paso de drogas hacia otros destinos.
La violencia tambien
está muy asociada con la presencia de las bandas criminales en la mayoría de
los barrios. Las bandas criminales están auspiciadas por los agentes de narcotráfico
cuyo motivo es infundir el miedo a la población para que las drogas ilícitas puedan
tener acceso al puerto sin ningún impedimento. La violencia ha causado
incontables casos de muerte de muchas personas, sobre todo, a los jóvenes y ha
causado el sufrimiento de numerosas familias por la desaparición de sus
miembros. Solo en este año 2021 que apenas lleva cinco meses, se ha registrado
89 casos de personas asesinadas. Es un número mucho más mayor que el de 2020,
pues en ese año se registraron en Buenaventura 76 casos de personas asesinadas.
Un hecho lamentable es que la mayoría de las víctimas de violencia son jóvenes
y niños entre 10-35 años. Los barrios más afectados de esta realidad son:
Gamboa, Juan XXIII, Urbanización san Buenaventura, san Luis, Cascajal,
Miraflores, La Carmelita, Urbanización san Buenaventura, entre otros. Por la
violencia, en algunos barrios la gente está restringida de pasar de un barrio
al otro por la presencia de fronteras invisibles.
La violencia ha dejado
muchas secuelas negativas en la sociedad bonaverense tales como odios,
rencores, desconfianza y resentimientos. Ha dejado una generación de niños y
jóvenes huérfanos, bien sea por el asesinato de sus padres o por su
desaparición. La violencia ha ahuyentado a los comerciantes y de esa manera
paraliza la lucha contra la pobreza de muchas personas. La violencia ha roto
los valores ancestrales del pueblo como el respecto a los mayores, el trabajo
comunitario, la solidaridad, entre otros.
Efectos del paro nacional
El paro nacional que
empezó como un rechazo de la reforma tributaria, la reforma de salud, y la
reivindicación de varios derechos, se convirtió en una pesadilla para el pueblo
de Buenaventura y todo el pacifico colombiano. Unos pocos días después de su
inicio, empezaron a escasear los productos de primera necesidad para la sobrevivencia
diaria de las familias. Desde que empezó el paro nacional, se cortó el gas
natural en Buenaventura, y tampoco
pudieron entrar los cilindros de gas desde otras ciudades de Colombia. La gente
fue obligada a cocinar con leña. Asimismo, se escasearon los alimentos por los
bloqueos que se presentaron en diferentes lugares del país que no permitieron
la entrada de comida a Buenaventura. La comida se volvió muy cara y la mayoría de
los pobres les tocó aguantar el hambre por la escasez de alimentos y la exageración
de los precios de comida en los días de paro.
El sector de salud
estuvo muy afectado por el paro. El paro nacional ocasionó la escasez de
medicamentos y oxigeno, y consecuentemente, varios pacientes murieron en el
único hospital de Buenaventura, Luis
Ablanque de la Plata y en las clínicas por la falta de los mismos. La razón de
esas escaseces fue la restricción de la movilidad principalmente por los
constantes bloqueos, tanto de Buenaventura hacia el interior del país, como del
interior del país hacia Buenaventura. Quiere decir, los innumerables bloqueos en la via hicieron imposible salir
de Buenaventura hacia otras ciudades o entrar a Buenaventura desde otros
lugares del país.
Los efectos del paro
nacional no únicamente afectaron a la población bonaverense, sino el resto del
pacifico colombiano. Lo que le pasa a Buenaventura, afecta a Tumaco, Guapi,
López de Micay, Puerto Merizalde, Timbiqui, Quibdó, Istmina, Yurumanqui, entre
otros, pues Buenaventura es considerada la capital de todo el pacifico
colombiano. La gran mayoría de los pueblos del pacifico hacen sus compras y
ventas en Buenaventura y reciben los servicios médicos en la misma ciudad. Asi
que, el dolor de Buenaventura se siente en el resto del pacifico colombiano por
la relación ancestral que hay entre esos pueblos.
La pobreza
La pobreza es una
realidad que ha golpeado enormemente a Buenaventura. Ha desfigurado bastante la
imagen de la belleza de los pobladores del bello puerto del mar. Según el
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), existe en
Buenaventura la tasa de desempleo de 62% y el 68 de la población es pobre. Eso
quiere decir, que la mayoría de la gente de Buenaventura vive en condiciones de
pobreza.
Varias son las razones
que contribuyen a la pobreza extrema en Buenaventura. Muchos economistas, académicos,
agentes de derechos humanos, entre otros, reconocen que el abandono estatal es
la causa principal de la pobreza en Buenaventura. El estado colombiano
históricamente no ha prestado mucha atención a la gente de Buenaventura y a la
población afro de la costa pacífica. El estado no ha invertido mucho en el
desarrollo humano y social de la población bonaverense. Son pocas las personas
con empleo digno, pues la gran mayoría sobrevive de rebusque con empleos
informales. La población alrededor de los ríos y océano pacifico se alimenta y
sobrevive con la pesca. Son muchas las personas que no tienen casas dignas. De
hecho, muchas familias se albergan en palafitos llenos de condiciones
infrahumanas. Varios jóvenes no han tenido la oportunidad de ingresarse a la
formación universitaria. De hecho, la tasa de analfabetismo en Buenaventura es de
14%.
La violencia es otro
causante de la pobreza en Buenaventura. Casi en todos los barrios de
Buenaventura, se registra la presencia de bandas criminales que son los agentes
de la extorsión de comerciantes y de micro-trafico de drogas hacia el resto del
pacifico colombiano. Las bandas criminales siempre han ocasionado el
desplazamiento de las personas y han hecho que los micro-negocios se quebraran,
especialmente de aquellos que resisten de pagar la vacuna (extorsión) que ellos
imponen a cada negocio.
La iglesia ante la realidad de Buenaventura
La iglesia siempre ha
sido la voz del pueblo de Buenaventura, igual para todo el pacifico colombiano.
Todos los obispos que han servido en Buenaventura, desde monseñor Gerardo
Valencia hasta el actual obispo, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montoya, han
sido voces proféticas a favor del pueblo bonaverense. La iglesia ha denunciado fuertemente
las injusticias, asesinatos, robos, desplazamiento forzoso, corrupción,
abandono estatal, entre otros. A raíz de eso, casi todos los obispos han sido
víctimas de amenazas de muerte. Por ejemplo, el primer obispo de la Diócesis,
monseñor Gerardo Valencia fue víctima de fuertes amenazas contra su vida, igual
a monseñor Hector Epalza Quintero y el actual obispo Rubén Darío Jaramillo
Montoya. La mayoría de las amenazas vienen de las bandas criminales y los
agentes de narcotráfico. Siempre amenazan la voz de quienes hablan en nombre
del pueblo especialmente los pobres y oprimidos.
A través de la obra
evangelizadora de sacerdotes y religiosos, la iglesia siempre está presente en los
barrios y lugares donde tal vez ninguna otra institución del estado tiene
presencia. De esa manera, ofrece a la gente el acompañamiento y la consolación
a través del proceso evangelizador.
Conclusión
Aunque hay muchos
desafíos en Buenaventura relacionados con la
violencia, pobreza, salud, movilidad, paro nacional, entre otros, hay
también mucha esperanza de un mundo mejor. La esperanza se manifiesta a diario
a través de acciones concretas de hombres y mujeres que sueñan para que todo se
mejore. Últimamente muchos jóvenes han salido a las calles a protestar y
reivindicar sus propios derechos y los de su pueblo. Asimismo, en incontables
ocasiones la comunidad general a través del paro cívico ha salido a las calles
a protestar y rechazar el olvido histórico al que el estado le ha sometido. La
iglesia desde su misión profética no ha cesado de denunciar todas las
injusticias que se experimentan en Buenaventura. El Gobierno Nacional a través
del Ministerio del Interior ha firmado varios acuerdos con el paro cívico de
Buenaventura y la alcaldía distrital con el fin de mejorar la realidad de
Buenaventura. Todo eso da esperanza de un futuro mejor para Buenaventura y todo
el pacifico colombiano.