Una mirada a la realidad del mundo.
Es un hecho de que el mundo de hoy está flagelado por
conflictos, guerras, represalias, migraciones y divisiones. El anhelo por la
paz está evidente casi en todos los rincones del orbe. Cada vez hay aumento de conflictos
en varias partes del mundo que han generado la perdida de la vida de millones
de personas, han causado desplazamientos incontrolables, y han generado mucho
sufrimiento especialmente de los pobres y las personas vulnerables de la
sociedad. En muchos países, se evidencia la presencia de conflictos internos,
desapariciones de personas, violación de derechos humanos, entre otros,
fenómenos que contribuyen más a la desestabilización y pérdida de paz en esos
lugares. Nos urge la pregunta: ¿Qué significado tendría la celebración de la
Semana Santa en realidades así? A mi juicio, la Semana Santa es una oportunidad
para construir la paz, pues Ella como tal, es la celebración del misterio de la
salvación, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, fuente
inagotable de paz y reconciliación del mundo. Por eso, la Semana Santa es una
oportunidad para construir la paz debido a las siguientes razones:
Jesucristo
es el Príncipe de la paz: La
celebración de la Semana Santa se gira alrededor del Misterio de la Salvación
traída por Jesucristo. Es la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de
Jesucristo, misterio que es la fuente de la paz del mundo. En la profecía
mesiánica del profeta Isaías, el Mesías es el príncipe de la paz (Is 9,6) y san
Pablo tambien lo afirma diciendo que “Él mismo es nuestra paz (Ef 2,14). En
muchas apariciones de Jesús después de la Resurrección, saludó a sus discípulos
con el saludo de paz: “Al atardecer de aquel primer día de la semana,
estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se
encontraban los discípulos, se presento Jesús en medio de ellos y les dijo
" la paz esté con ustedes" (Lc 24, 35-48). Es importante
notar que, la paz que Jesucristo da es diferente a la que da el mundo: “Mi paz
les dejo, mi paz les doy. No la doy como la da el mundo” (Jn 14, 27). Para
ello, Jesucristo es nuestra paz que vino al mundo para anunciar el Evangelio de
la paz (Hch 10, 36) con el fin de iluminar los pasos de la humanidad por el
camino de la paz (Lc 1, 79), y vivir en plenitud del Reino de Dios que es un
reino de paz, justicia y gozo (Rm 14, 27).
La paz
es un bien: Se define el bien como
todo aquello que es apto para satisfacer, directa o indirectamente una
necesidad humana o las necesidades humanas. El bien más requerido que otros es
la paz. La paz es un bien muy importante sin la cual es difícil conseguir otros
bienes y sostenerlos. Por eso, es un bien que todos deseamos. Sin la paz no se
puede tener la felicidad, sin la paz no puede haber desarrollo requerido, sin
la paz no se puede construir una sociedad igualitaria; en fin, la paz es el
fundamento del buen vivir de cada sociedad. Debemos tener la paz de conciencia,
es decir, la paz con uno mismo y con Dios, y como consecuencia de eso es la paz
religiosa, familiar, laboral, social, política, etc. Por lo tanto, es muy
importante que en la Semana Santa se acentúe en la importancia de la paz como
un bien y un regalo que Dios da gratuitamente al mundo.
El mensaje
de paz en el Triduo Pascual: El Triduo
Pascual es el tiempo más importante de la Semana Santa. La atención del Jueves
Santo, se centra en la celebración de la Última Cena del Señor en el cual el mismo
Señor instituye el sacerdocio y hace mucho énfasis en el mandamiento de amor al
prójimo a través del Lavatorio de los pies de sus discípulos. En el Viernes Santo,
la atención se gira alrededor de la Pasión y muerte del Señor, misterio a
través del cual el Señor derrama su sangre por la salvación de la humanidad. En
la tarde del Sábado Santo y el Domingo de Resurrección, celebramos el triunfo
de Jesucristo sobre la muerte y la vida nueva traída por el mismo Señor a
través de su gloriosa Resurrección. Toda la liturgia pascual está llena del
mensaje alusivo a la paz que nos ayuda siempre a consolidarla en nosotros
mismos y a construirla con los demás.
El
testimonio de paz de los fieles: Después
de la celebración de la Eucaristía, el sacerdote siempre despide a los fieles
con el mensaje de paz: “la misa ha terminado, pueden ir en paz”. Es un envío a
ser testigos de Dios y a transmitir la paz que se recibe de Él. En un mundo
caracterizado por discordias y conflictos, los cristianos están llamados a ser
artífices de la paz a ejemplo de Jesucristo. El testimonio de los cristianos en
pro de la paz es fruto de la fidelidad al Señor. No hay quien pueda inspirar
mejor que Jesucristo en cuanto la construcción de la paz, el perdón y la reconciliación.
El mensaje de Jesucristo es muy claro en cuanto a eso: “La paz les dejo, mi paz
les doy; yo no se la doy como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga
miedo” (Jn 14, 26-27);… “Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si
alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. A
cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo
reclames. Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con
ustedes” (Lc 6, 29-31). Varios santos y santas han dado el testimonio de la paz
de Jesucristo en medio de los acontecimientos difíciles. Tenemos el ejemplo de
san Martín de Porres, san Maximiliano María Kolbe, los mártires de Uganda, san
Lorenzo ,santa Teresa de Calcuta, san Juan Pablo II, san Oscar Arnulfo Romero,
entre otros. El testimonio de su vida es la manifestación de que el seguimiento
de Jesucristo y la adhesión total a Él, es la fuente segura para la
construcción de paz, perdón y reconciliación.
Conclusión
La
Semana Santa es el mejor momento para la construcción de la paz en todo el
mundo. Pues es la celebración del misterio de nuestra salvación: Pasión, Muerte
y Resurrección de Jesucristo, único Salvador del mundo. El misterio de la
Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo es la fuente interminable de paz,
perdón y reconciliación. Jesucristo es el Príncipe de la paz para todas las
edades, décadas y generaciones. Es el inspirador por excelencia de los que
luchan por la paz y la reconciliación de la gente y los pueblos. Que el Señor Jesús siempre nos
inspire a ser artífices de paz para el bien del presente y el futuro de la
sociedad humana.