Desde que empezó
la pandemia de covid-19, el mundo se
encuentra decepcionado, paralizado y embolatado. Todo ha cambiado. La pandemia
ha causado efectos desastrosos en cada rincón del mundo. Hay cambios en las
relaciones humanas y desconfianza del uno con el otro por el miedo de
contagiarse. Las familias se encuentran afectadas por el aumento de violencia y
problemas de convivencia intrafamiliares. La iglesia también se encuentra
afectada, pues los templos en la mayoría de los países están cerrados y las
actividades pastorales están paralizadas. Vivimos un tiempo de sinsabores.
Muchos adultos mayores han perdido la vida inclusive religiosos, sacerdotes y
prelados. Se experimentan con frecuencia el colapso del sistema de salud en la
mayoría de los países. En fin, la pandemia de coronavirus está causando daños
desastrosos a la humanidad. Sin embargo, nuestro auxilio viene en el nombre del
Señor. Dios nunca ha abandonado a su pueblo. Su presencia entre nosotros es la
garantía de que saldremos victoriosos de esta situación.
¿Qué sería el mensaje de beato José
Allamano a los misioneros de la Consolata?
Es importante
preguntarnos, ante esta realidad de covid-19, ¿qué mensaje daría el beato José
Allamano a sus misioneros y misioneras de la Consolata? El fundador siempre ha
animado a los misioneros de la Consolata en las malas y las buenas. Donde había
dificultades en la misión les solía dirigir palabras de aliento. Cuando notaba
entusiasmo en los misioneros también los animaba a seguir adelante con el mismo
entusiasmo. En situación como ésta que estamos viviendo, seguramente el beato
José Allamano dirigiría a sus misioneros las palabras paternales para animarlos
a continuar con firmeza a pesar de las dificultades que la pandemia ha
ocasionada en las misiones. Pues la realidad de covid-19 está afectando tanto a
los misioneros como las misiones. Los misioneros son testigos del sufrimiento
de la gente causado por el coronavirus. A ellos les toca luchar para alimentar
a los hambrientos, sanar a los enfermos, transportar a los desamparados, etc. Teniendo
en cuenta toda esta realidad, el beato Jose Allamano se preocuparía bastante de
los misioneros de la Consolata, y creemos que lo siguiente seria su mensaje en
este momento de la historia humana:
CORAJE Y ADELANTE: En incontables ocasiones, el beato José Allamano
solía decirles a los misioneros de la Consolata la frase “coraggio in domino”, es decir, coraje en el Señor. Es una expresión
de ánimo que el fundador les repetía en las misiones especialmente en tiempos
de pruebas. El coraje es la capacidad de confrontar momentos difíciles de la
vida. La realidad de covid-19, ha desilusionado a muchos misioneros, pues se han
cancelado los planes pastorales, se han detenido los movimientos pastorales, se
han cerrado los templos, etc. Lo peor de todo, varios misioneros han perdido la
vida a raíz de la pandemia. La pandemia de coronavirus ha hecho que tuviéramos
miedo de encontrarnos y transitarnos de un lugar al otro. No se puede salir con
libertad. Todos estamos asustados, andamos con miedo y al salir de la casa nos
toca utilizar tapabocas, y cuando llegamos al destino o regresar de ello,
estamos obligados a lavarnos completamente las manos y utilizar alcohol para
protegernos del virus. La vida social está desintegrada, pues debemos estar en
distanciamiento total del uno con el otro. No se puede realizar visitas
pastorales a familias por el miedo de contagio. Se ha perdido el calor humano
en las misiones por la ausencia del encuentro físico entre los misioneros y los
fieles. A raíz de la pandemia, los misioneros son testigos de la muerte descontrolada
de varios fieles en las misiones. Lo que se vive y experimenta es desolación
total.
Frente a esta
realidad melancólica, el beato José Allamano volvería a decirles a los
misioneros de la Consolata “¡Coraggio e avanti in Domino!”. Estas palabras propias del fundador nos las dice en este
momento de la historia humana. En este contexto de la pandemia de covid-19, el
fundador nos anima a tener coraje en la misión. Nos anima a seguir a delante
guiados por el Señor de la mies. Nos anima a continuar sin rendirnos. Nos anima
a auto-cuidarnos para poder cuidar a los demás. Nos anima a no dejarnos invadir
por el miedo, sino que seguir en oración continua para que Dios de la
misericordia libere al mundo de esta pandemia.
Por encima de todo, nos anima a tener coraje para confrontar con fe cada
día la pandemia.
TENGAN FE: No hay lugar a dudas de que el beato José Allamano
diría a los misioneros de la Consolata que simplemente mantuvieran la fe en el
Señor. Su vida, su ser y quehacer son manifestación de fe en Dios. Vale notar
que la fe es la confianza en la misericordia de Dios. Es la capacidad del ser
humano de abandonarse completamente en la presencia de Dios. La fe permite que
el creyente abandone a las manos del Todopoderoso todo aquello que le pareciera
imposible. La fe permite vislumbrar una tierra nueva y un cielo nuevo. No
podemos hablar de modelos de fe sin mencionar al beato José Allamano. Él es
modelo de fe. Hacía todo con una fe firme en Dios y confianza en la intercesión
maternal de la santísima virgen Consolata. El ejemplo de su fe se muestra en la
fundación de los dos institutos misioneros que han evangelizado en varios
lugares del planeta más de 100 años, la formación de los misioneros y el sostenimiento
de las misiones con gran confianza en la providencia divina.
Por eso, no se
puede dudar que en este tiempo de la pandemia de coronavirus, el beato José
Allamano exhortaría firmemente a sus misioneros a que tengan fe en el Señor. Seguramente
les diría que “con el espíritu de fe nunca nos sentiremos abandonados. Todos
pueden abandonarnos, pero Dios no. Si uno vive de la fe, hasta el peso de la
responsabilidad misionera desaparece, porque si solos no podemos hacer nada,
con Dios lo podemos todo” (José Allamano, Así lo quiero, p. 133). Es verdad que
la palabra fuerte que el beato José Allamano hablaría a los misioneros de la
Consolata es la fe. Pues la fe de los misioneros es el apoyo fuerte de los
fieles en las misiones. La fe de los misioneros de la Consolata es la manera
segura de salir adelante en esta situación de la pandemia. Por lo tanto, es
obligación de los misioneros de la Consolata dejarse iluminar por las palabras
del beato José Allamano: “que todos nuestros pensamientos estén iluminados por
la fe” (José Allamano, Así los quiero, p. 134).
NO PIERDAN LA ESPERANZA: El beato José Allamano nos hablaría de tener esperanza. La esperanza es un estado de
ánimo optimista en el cual aquello que deseamos o aspiramos nos parece posible.
La confianza
es un ánimo de que se puede realizar algo que se desea. En este tiempo de la pandemia, hay mucha desesperanza. Mucha gente está
desalentada, sin ánimo y entusiasmo. Se han registrado mucha perdida de la vida
a causa de covid-19, se ha aumentado el desempleo y pobreza en los feligreses
que pastoreamos, y se nota mucho sufrimiento de la gente que servimos. Los
misioneros de la Consolata tambien se encuentran en la barca de la pandemia, pues
unos perdieron la vida a causa de la misma. Esta situación ha causado
desesperación en el mundo y en la iglesia. Para ello, el beato José Allamano
diría a los misioneros de la Consolata que a pesar de todo, no deben sentirse
abandonados y derrotados, sino abrir el corazon a la esperanza. Categóricamente
nos reiteraría que “abramos el corazon a una esperanza viva. No debemos sólo
esperar, sino súper esperar, esperar contra toda esperanza” (José Allamano, Asi
los quiero, p. 137).
Abrir el corazon a una
esperanza viva, es tener esperanza que en un futuro inmediato habrá un ambiente
mejor, es tener certeza de que el Señor comprende nuestras debilidades y se
compadece de nosotros, es tener la confianza para no desanimarnos en la misión.
Acerca de esto dice el beato José Allamano: “esta confianza les será necesaria
tambien en las misiones. Se desanimarán por los errores cometidos, por el poco
fruto de su apostolado, por la soledad, etc. Animo, animo, coraje. (…) si no
tendrán la suficiente confianza, una reserva de confianza, en las misiones
vivirá tristes” (José Allamano, Así los quiero, p. 141). La esperanza es “conditio sine qua non” para superar aquello que pareciera imposible. Asimismo, es condición para
ser feliz y hacer el bien, pues “un misionero o una misionera sin esperanza, no
pueden hacer el bien, es más, son un tormento para ellos y para los demás” (José
Allamano, Asi los quiero, p. 141). Asi que, el beato José Allamano no dejaría
de exhortarnos a no perder la esperanza de que, las cosas serán mejor que
ahora, que superaremos esta situación que nos agobia y que en un futuro
inmediato volveremos victoriosos.
RECEN CON CONSTANCIA: En este tiempo de la pandemia, seguramente el
fundador exhortaría muchísimo a sus hijos queridos a rezar sin desanimarse. Solía
decir “que cada una de nuestras acciones, espiritual o material, empiece en
Dios y termine tambien en Él. Este es el espíritu que debe acompañarnos cada
día y todos los días; sólo así nuestra vida será toda del Señor” (José
Allamano, Así los quiero, p. 241). La oración es la forma de mantener la unión
con Dios. La oración es el medio eficaz por medio del cual se comunica con
Dios. La oración es un deber de cada misionero porque “¿qué pueden hacer
quienes no conocen ni siquiera el medio que los ayuda a estar unido con Dios?
¿Cómo podemos hacer el bien si no estamos unidos a él?” (José Allamano, Asi los
quiero, 242). En este tiempo de la pandemia la unión con Dios es un valor
inestimable. La constancia en la oración debe ser la primera obligación de cada
misionero. Muchos dirían que en este tiempo de coronavirus se necesita más
acción que oración. Pero el beato José Allamano nos diría que en este tiempo
urge más la oración: “no creer que el tiempo dedicado a la oración es tiempo
perdido. Alguien dice: ¡en estos tiempos se necesita acción, acción! Sí, sí,
trabajar; pero hay más necesidad de la oración que de otras cosas. Necesitamos
del Espíritu de Dios” (José Allamano, Así los quiero, p. 243).
El beato José
Allamano nos recuerda que la oración más excelente y potente de todas es la
santa eucaristía. Pues la santa eucaristía es el sacrificio redentor de
Jesucristo para la humanidad; es la presencia real, verdadera y sustancial de
Jesucristo y por eso hacia ella, confluyen todas las otras oraciones. Subrayaría
tambien en la importancia de la adoración al Santísimo Sacramento: “apóyense
siempre en la presencia permanente de Jesús Sacramentado en ustedes y en el
santo sagrario. Especialmente en las misiones, que Jesús Sacramentado sea para
ustedes consejero, consuelo, ayuda. Cuando exista alguna miseria, inclusive
algún pecado, recurran al Santísimo Sacramento” (José Allamano, Asi los quiero,
p. 218). Es decir, que no podemos hacer nada sin tener la unión permanente con
Jesucristo. No podremos entender el sufrimiento causado por la pandemia sin
contemplar a Jesucristo crucificado en la cruz. Contemplar la cruz nos ayuda a
entender el sufrimiento de la humanidad causado por el coronavirus.
INTENSIFIQUEN EL ESPÍRITU DE FAMILIA: El
espíritu familia es una característica de los misioneros de la Consolata. Somos
misioneros con espíritu de familia. Sin embargo, hay que reconocer que uno de
los daños que el covid-19 ha causado es la destrucción del espíritu familiar y
espíritu de compañerismo. Ahora no se puede realizar encuentros y reuniones por
miedo al contagio. En las casas religiosas tampoco se puede transitar de una
comunidad a la otra por miedo de contagiarse o contagiar a los demás. De esta
manera, se opaca el espíritu familiar que siempre caracteriza la vida
consagrada. Teniendo en cuenta esta situación, no cabe duda alguna que el beato
José Allamano invitaría a sus misioneros a intensificar el espíritu de familia.
El espíritu de familia es una característica peculiar de los misioneros de la
Consolata. Con el espíritu de familia, los misioneros muestran el amor mutuo
entre si y se apoyan en las dificultades. La mayor muestra del espíritu de
familia es amarse como hermanos y hermanas. Y eso es lo que recomendaría el
beato José Allamano a sus misioneros en este tiempo de la pandemia: “quiero que
vivan la caridad intensamente. No podrán amar al prójimo lejano si desde ahora
no tienen caridad hacia aquellos con los que tratan todos los días” (José
Allamano, Así los quiero, p. 186). El espíritu de familia es un remedio eficaz
para superar el desafío de la pandemia de coronavirus, sobre todo, en nuestras
comunidades donde vivimos en la misión.
ACUDAN A LA INTERCESIÓN DE LA VIRGEN
CONSOLATA: Es obvio que el
beato José Allamano exhortaría a los misioneros acudir a la intercesión de la
virgen Consolata para el fin de esta pandemia. El beato José Allamano era un
hijo apasionado de la madre del Señor. Encomendaba todo a la intercesión
maternal de la virgen Consolata. Para ello, la devoción mariana es otro brazo
espiritual de los misioneros de la Consolata. La devoción a la Consolata es un
legado que recibimos del beato José Allamano. Él dio buen testimonio de la
devoción a la Consolata. A ella le atribuyó la fundación de los dos institutos
misioneros, a ella le atribuyó el sostenimiento y bienestar de los institutos
fundados por él. Nada hizo el fundador sin contar con la intercesión de la
Consolata.
Eso explica por
qué el beato José Allamano encomendaría a los misioneros acudir a la
intercesión de la santísima virgen Maria. Pues ha estado pendiente de nosotros
inclusive “en los momentos dolorosos, la virgen intervino siempre de forma
extraordinario” (José Allamano, Asi los quiero, p. 222). Ella es la reina de
los misioneros y misioneras, y por medio de ella se llega a Jesucristo. Ella es fuente de gracia y canal porque todas
las gracias pasan por ella. Los misioneros de la Consolata somos pupila de sus
ojos y siempre piensa en el bienestar de los misioneros y de todo el instituto.
Ella responde a las necesidades del Instituto. Si generalmente la Consolata se
ha encargado del bienestar de los misioneros y del instituto, con mucha razón
intercedería por el fin de la pandemia que afecta a los misioneros y las
misiones.
Hay que tener en
cuenta que la virgen Consolata es nuestra madre y “tenemos que estar felices de
tenerla como nuestra protectora” (José Allamano, Así los quiero, p. 223). Ella siempre
protege a los misioneros. Les ha protegido desde el inicio de la misión hasta
el día de hoy. Inclusive en este momento de la pandemia, la Consolata, madre
del instituto nunca abandonará a sus hijos: los misioneros de la Consolata
dispersos por los rincones del mundo.
SIGAN CON VALENTÍA LA MISIÓN: El beato José Allamano no estaría contento que las
actividades en pro de la evangelización estén paralizadas en las misiones. Pues
el ser y quehacer de los misioneros de la Consolata es la misión, sobre todo,
la Ad Gentes. Dicho de otra manera,
somos lo que somos por la misión. La pandemia ha paralizado muchas actividades
en las misiones y ha causado tambien muchas preocupaciones entre los
misioneros. Teniendo en cuenta la situación de covid-19 que atraviesa las misiones,
el fundador invitaría a los misioneros a seguir con audacia la misión. La
misión siempre requiere coraje. Se necesita coraje para aprender nuevo idioma,
se necesita coraje para asimilarse a la nueva cultura de la gente. Se necesita
coraje para acompañar el sufrimiento de los feligreses. Podemos decir que el
coraje acompaña siempre al misionero de la Consolata. Nuestro ser como
misioneros de la Consolata es la evangelización de los pueblos y nuestra
vocación es la misionera. En este tiempo de la pandemia donde muchos misioneros
han perdido el sabor de la misión, el beato José Allamano les diría: “esto es
lo que quisiera de ustedes: buena voluntad, esfuerzo generoso y constante para
asimilar el espíritu del Instituto” (José Allamano, Así los quiero, p. 77).
Requiere una voluntad y esfuerzo enormes hacer la misión en este tiempo de
coronavirus. Puede ser que se haga la misión de forma virtual, pero se requiere
un cambio de mentalidad y una capacidad evangélica de leer los signos de los
tiempos. La misión no se puede descuidar porque es el corazón del Instituto.
CONCLUSIÓN
El beato José
Allamano es y siempre será el punto inspirador de los misioneros y las
misioneras de la Consolata. Sus palabras siempre anima el ser y quehacer
misionero de sus hijos e hijas. Inclusive en este tiempo de la pandemia
acudimos a sus palabras cargadas de fe y sabiduría para orientarnos en la
superación de los efectos nefastos de la pandemia de coronavirus. ¿Diría algo a
los misioneros de la Consolata en esta situación de la pandemia? Seguramente
que sí. Desde la eternidad intercede por sus hijos, por las misiones y por el
fin de la pandemia. Seguramente pide a los misioneros de la Consolata mantener
la fe en el Señor, seguir con coraje la misión y no perder la esperanza de un
mañana mejor.