Ssimbwa Lawrence es presbítero misionero de la Consolata; actualmente trabaja en Colombia.  


viernes, 9 de enero de 2015

COMPRENDER EL BEATO JOSÉ ALLAMANO DESDE LA COSMOVISIÓN AFRICANA



Actualmente en nuestro instituto, se ha trabajado mucho sobre la inculturación del carisma como forma explícita que nos ayudaría a comprender y conocer más a nuestro fundador el beato José Allamano sin olvidar la diversidad cultural que caracteriza a cada misionero y misionera de la Consolata. Pues sí, nadie puede negar que hace falta la inculturación del carisma, pero asimismo es preciso la inculturación de la persona del fundador para que sea comprendido perfectamente por todos: primero, por los misioneros y misioneros que provienen de diferentes trasfondos culturales, y segundo, por la gente que ha recibido la consolación de Dios gracias al carisma del instituto. Es evidente que, de ningún modo, se puede comprender el carisma de un instituto sin tener en cuenta el dador de él, ya que es una idea primigenia que viene del fundador gracias a la inspiración del Espíritu Santo. Para ello, la inculturación del fundador no significa otra cosa que darse a conocer al contexto particular donde se realiza la misión. Somos una comunidad religiosa internacional, multicultural, pluriétnica, pluri-tribal, e intercultural. Esta heterogeneidad que caracteriza a los hijos e hijas de Allamano nos interpela a que conozcamos a nuestro fundador desde las cosmovisiones e idiosincrasias nuestras.

De este punto de vista, nos acercamos al asunto importantísimo de cómo el beato José Allamano puede ser comprendido desde la cosmovisión africana. Es importante notar que, una cosmovisión es la manera de ver e interpretar al mundo. Se trata del conjunto de creencias que permiten analizar y reconocer la realidad a partir de la propia existencia. Para ello, se puede hablar de la cosmovisión de una persona, una cultura, una época, una tribu, un continente, entre otros. A raíz de esta lógica de la inculturación, para un misionero africano no se detendría en preguntar cómo el beato José Allamano puede ser comprendido perfectamente desde el contexto propiamente africano. Dicho de otro modo, ¿Cómo el beato José Allamano puede ser percibido por los africanos?  O si fuera un africano, ¿cómo lo llamarían?

Pues, desde nuestra cosmovisión africana se puede colegir que el beato José Allamano puede ser  comprendido como:

PADRE: En varios dialectos africanos, se nota la suma importancia de ser padre por el respeto que le tiene a él. Un padre puede ser de la familia nuclear (aunque esto sea un aspecto que fue introducido por el cristianismo), o de familia extensa que es propia de la cosmovisión africana. Conviene notar que, no hay algo tan especial en el contexto africano como ser padre. Las expresiones como “taata” (en idioma luganda de Uganda), “baba” (en kiswahili), entre otros, muestran explícitamente el valor de un padre de familia. Un padre de familia es importante en la medida en que engendra hijos e hijas y cuando son muchos, son signos de abundantes bendiciones de Dios. Los hijos engendrados son signos de bendición de Dios, son signos de la resurrección porque de esta forma se supera la muerte, y se eterniza la familia, clan, tribu y la humanidad en general.

Por eso, en la cosmovisión africana, el fundador no puede tener una expresión  mejor que ser llamado padre por haber fundado los dos institutos misioneros que han propagado la fe en las tierras africanas. Él es padre de los misioneros y misioneras de la Consolata y a través de ellos, ha engendrado varios hijos e hijas africanos en la fe. En este sentido, es padre de la fe de los africanos sobre todo en aquellos lugares donde se recibió la Buena Nueva a través de los misioneros y misioneras de la Consolata. Para ello, para el africano el fundador es un padre por excelencia por poseer una familia extensa signo de inmensas bendiciones de Dios.

ANCESTRO: Fuera de ser padre, el beato José Allamano es un ancestro. En la cosmovisión africana, el ancestro durante su estadía en el mundo era una persona significativa para la comunidad, una persona que se entregó totalmente para el bien de la comunidad, una persona de valores impresionantes, una persona que pudo interpretar  los signos de los tiempos en pro de su pueblo. Algunos ancestros lucharon a brazo partido hasta derramar su sangre para el bien de sus comunidades. Por  haber servido bien a su comunidad y por haber vivido buena vida, siempre son recordados y las comunidades les tienen respeto porque son el punto de referencia en varias dimensiones de la vida. Por eso, en el contexto africano, antes de empezar cualquier trabajo, se invocan a los ancestros pidiendo su bendición y acompañamiento.

Teniendo claro la importancia de los ancestros en la cosmovisión africana,  no hay duda alguna que  el beato José Allamano sea un ancestro. Vale decir que el ancestro es aquel del cual se desciende. Él puede ser tanto el que inició la línea de la descendencia en la cual aparecemos nosotros como también la persona directamente anterior a nosotros. Es alguien que está desde antes que nosotros con la cual mantenemos un vínculo genético y social de la unión indestructible. Eso significa que él puede ser el antepasado común de muchas familias que van ramificándose con el tiempo.

Ahora bien, si el ancestro es alguien del cual descendemos ¿Quién negaría considerarle al fundador como nuestro ancestro? Sin lugar a dudas, Allamano es un ancestro puesto que es el árbol genealógico de la familia Consolata y tronco sobre el cual el instituto se afianza su quehacer misionero. Asimismo, es ancestro para los africanos por haber mandado a los misioneros y misioneras de la Consolata quienes les transmitieron la consolación de Dios gracias al carisma ad gentes de beato José Allamano. Alimentándose y guiándose por el espíritu del fundador, nacieron muchas comunidades cristianas y muchas obras caritativas fueron introducidas a fin de promover integralmente al hombre desde el encuentro con la persona de Jesucristo. Por lo tanto, el beato José Allamano es nuestro ancestro en la fe.

HERMANO MAYOR: En la cosmovisión africana el hermano mayor es muy importante. El hermano mayor desempeña funciones importantes en el hogar. Es el segundo en importancia después de los padres y es el heredero después de que fallezca el papa. Él debe ser ejemplar, disciplinado, laborioso, entre otros. Para ello, el beato José Allamano es nuestro hermano mayor ya que de él recibimos el carisma que le transmitió Dios. Él es modelo de santidad y ejemplo perfecto para seguir en la realización de la misión evangelizadora de la Iglesia. Por ende, es nuestro hermano mayor en todas las dimensiones: espiritual, formativa, misionera, y humana.

ABUELO: En la sociedad narcista en la que vivimos, se valora mucho la eficacia y da culto a lo joven, a lo bello y a lo hermoso porque la vejez es un contravalor y no se estima la sabiduría del corazón que representa los años. Sin embargo, en la cosmovisión africana los abuelos son las personas más respetadas porque ellos son los custodios de la memoria colectiva de la comunidad. Son los garantes del afecto y la ternura que todo el ser humano necesita dar y recibir. Son los tesoros que ninguna comunidad quiere que desaparezcan. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias. El respeto cae sobre el abuelo o abuela por ser progenitor de alguien. Conviene apuntar que, en África la muerte de un anciano significa la desaparición de una biblioteca. Para ello, Allamano es abuelo de muchas comunidades cristianas tanto en África como en otras latitudes del mundo, porque de él descendieron los padres y madres que las fundaron. 

SABIO: En la cosmovisión africana, el sabio es aquel individuo que posee la sabiduría entendida como conocimiento profundo que se adquiere gracias a la experiencia de vida. La sabiduría es una habilidad que se desarrolla y consiste en la aplicación de la inteligencia en la experiencia para poder obtener conclusiones que permitan comprender mejor las cosas y determinar cuando algo es bueno o no es bueno. Por la experiencia de vida, los sabios tienen la capacidad de vislumbrar el futuro para sus comunidades, organizan a sus comunidades internamente en contra de cualquier agresión que provenga de otros lados. Para ello, son visionarios puesto que han tenido la capacidad de entrever el futuro para el bien de sus comunidades y de la generación futura.  Es importante notar que, en África los sabios son personas que han tenido la experiencia de vida que les permita tener la capacidad de evaluar el pasado y el presente con el fin de proyectar mejor la certeza del futuro para su pueblo. 

Teniendo eso en cuenta, nadie negaría que el beato José Allamano fuera un sabio, debido a que supo leer los signos de los tiempos. Pudo ojear desde Italia la realidad del mundo africano para inquirir sobre la necesidad y posibilidad de llevarles a Jesucristo, único Salvador del mundo. El fundador pudo otear la necesidad de la evangelización del África que en aquel momento era un campo enorme y casi vacío de la evangelización. Ese sueño que inició en 1902 con la despedida de los primeros misioneros a Kenia, se convirtió en una realidad de tal manera que, hoy los misioneros y  misioneras de la Consolata se encuentran en más de diez países africanos llevando la Consolación de Dios. La sabiduría que caracterizaba al fundador le permitió tener la capacidad de ver con pasión, atención y amplitud las necesidades de los hombres y mujeres africanos, y gracias a su mirada misionera, pudo percibir desde lejos los horizontes africanos donde descubrió ese “vacío de apostolicidad[1]”.

En este sentido, la sabiduría del fundador se refleja en su capacidad de ensanchar los horizontes misioneros en pro de la evangelización de los pueblos africanos. Todo eso fue posible porque empleó la sabiduría que Dios le otorgó para poder trascender su ser de sacerdote diocesano a fin de trabajar por la extensión del Reino de Dios a otras tierras fuera de su ambiente local. Así que, la sabiduría del fundador es la base de todos los quehaceres misioneros de nuestro instituto, de todas las aperturas misioneras, de todos los sueños que el instituto sigue realizando porque él es la columna vertebral alrededor de la cual centramos nuestras proyecciones pastorales y misioneras.

Que el beato José Allamano nos siga bendiciendo a todos para seguir adelante proclamando con fervor el proyecto de Dios tomando a María Consolata como nuestro modelo. Amén.




[1] CASTRO, Quiroga, Padre y Maestro de misioneros, pg. 33.